Querida Meghan:
Adam y yo nos dirigimos hasta donde estaba el supuesto Jack. Él estaba de espaldas pero toque su hombro para que volteara su vista hacia nosotros.
El chico volteó y entonces me encontré con los ojos más hermosos. Esos ojos celestes que me habían visto tantas veces y yo a ellos. Jack estaba ahí.
—¡Jack!—lo abracé fuerte y él a mí. Sin embargo, su mirada estaba fija en Adam.
—¿Qué hacen aquí?—preguntó Jack desconcertado.
—Necesitaba saber si estabas bien, leí tu carta.
Él se mantuvo pensativo por unos segundos. Era como si buscara las palabras pero no las encontrara.
—Jess, mis tíos me tienen incomunicado. Ellos están aquí en el aeropuerto así que no tengo mucho tiempo.
Tuve una idea y quise prestarle mi celular para que llamara a sus padres pero me percaté de que no estaba conmigo.
—Aaaggh mi madre tiene mi celular.
—Toma el mio —dijo Adam de la nada — . Llama a tus padres y diles lo que pasa, por mí no hay problema.
Jack dudó unos segundos en sí debía tomar su celular o no.
—Vamos, tómalo, no va a explotar —bromeó Adam.
Jack tomó el celular y comenzó a marcar números.
—Mamá, eemm no sé como decir esto pero...
De pronto una señora y un señor aparecieron detrás de Jack.
—Jack, es tiempo de irnos.
-Jess.