¿quién eres? - Hipótesis

Capítulo 9.

A mitad de semana, Romi fue al departamento de su primo por un asunto meramente familiar, y se encontró con Facho.

 

—¿Y mi hermanita?

—Supongo que en su…

—Pensé que vendría contigo.

—No, ella tenía que hacer algo.

—¿Qué es ese algo? —preguntó algo inquieto.

—No estoy autorizada en decírtelo si no eres su mejor amigo, ¡no me volverás a engañarme otra vez!

 

Si él lo quería saber, tendría que recurrir a otra estrategia.

 

—Para tu información somos tan cercanos que hasta tiene las llaves de mi departamento.

—Solo tratas de engañarme, ¡ya lo sé!

—Sino me crees es cosa de que veas un llavero con un oso de felpa —y se fue fingiendo no estar frustrado por su negativa.

 

Romi quedó intrigada con el asunto, por lo que trató los días siguientes de conversar con Pitu quien parecía desconocer a qué se refería exactamente, y cuando estaba sintiéndose orgullosa por no haber caído en otro engaño de Facho, divisó en el bolso de su amiga un llavero como el que él le había descrito.

 

Por otro lado, Adam quien aún estaba convaleciente, y se estaba poniendo al corriente con las tareas escolares, no tuvo más remedio que asistir al reforzamiento escolar del voluntariado, porque Facho lo tenía entre ceja y ceja por tener calificaciones bajas en la asignatura de Historia. Fuera de eso, lo animó la idea de que su hermano mayor hubiera accedido a la sugerencia de Pitu sobre que su amiga le enseñara, fue así que Romi pasó primero a recogerlo y luego a su amiga al otro voluntariado.

 

—No me imaginé que Pitu vendría tan cansada de su voluntariado —comentó Adam al bajarse del automóvil.

 

Romi lo miró en silencio, consideró que cualquier cosa podría ser peor.

 

—Pitu me comentó que estás con las notas bajas en historia.

—No se me da esa asignatura —dijo Adam con cara de mártir.

—Mi amiga es la mejor —la abrazó entusiasmada al bajarse del automóvil, disimulando su pesar interno—, estudiando con ella vas a subir todas esas malas notas.

—Quien más se lo agradecería sería mi hermano, porque me sermonea todos los trimestres con lo mismo.

 

Pitu rodó los ojos cuando Romi le levantó la ceja mostrándose totalmente ganadora como si el hecho hiciera que estuviera a un paso más cerca de Facho.

 

Adam apenas entró a la casa de Romi al mismo tiempo que se preparaba mentalmente para una tarde tortuosa repasando historia, se encontró con un panorama totalmente diferente al que estaba acostumbrado. Ellas habían comprado suficientes golosinas para el estudio, Romi le explicaba de forma paciente a él quien de pronto, se vio viajando a Grecia con varios vídeos que le mostraba para que interiorizara mejor los contenidos, y sus preguntas ya eran formuladas por alguien que se sentía entusiasmado por saber más.

 

En tanto, Pitu los miraba de reojo sintiendo que la ayuda de su amiga había sido la decisión correcta y la sonrisa de Adam así lo demostraba. Al término del estudio, las chicas lo atendieron como un príncipe pues lo llenaron de comida y atenciones, rieron y compartieron un momento grato antes de que se regresaran a sus hogares.

 

—No me molesta ir a dejarlo, ¿estás segura, Pitu?

—Sí, tú sabes que yo vivo cerca de ellos, paso a dejarlo y…

—Bien, bien, yo ahora debo ir a cenar con mi familia.

—Muchas gracias, Romi —agradeció Adam sintiéndose contento.

—De nada, espero haber sido de ayuda, ah, y me avisas cómo te fue en la prueba.

—Claro, claro, no te preocupes.

 

Se despidieron de Romi y se fueron caminando hacia el departamento de Facho que era la primera parada para Pitu.

 

—Facho no me creía mucho que iría a estudiar, pero cuando tu amiga pasó por mí al voluntariado, su cara fue monumental —lanzó una carcajada al recordar a su hermano mayor desencajado.

—Pero él sabía que era Romi quien te enseñaría historia.

—Sí, pero no me creyó hasta que le dije que tú estarías, y así fue cómo que se convenció.

—¡Pffff!, ¡hombre de poca fe! —exclamó ella.

—Tengo una idea, ¿por qué no pasas al departamento un rato? ¿o tienes cosas que hacer?

—La verdad no tengo nada que hacer por ahora, digo, quizás podríamos aprovechar de comprar algo de comida china para cenar.

—¡Sí! —celebró Adam levantando los brazos—, ¿sabías que eres la mejor y única hermanita de mi hermano?

—¿Única?, pensé que…




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