A mitad de la noche, Pitu escuchó algunos ruidos despertándose aun algo somnolienta, para cuando se volteó hacia el costado se encontró a Facho con el ceño fruncido.
—¿Qué pasa? —preguntó ella tratando de despertar con una suave luz que provenía del pasillo.
—Aquí le comentaba a mi hermano, que llego y no lo veo estudiando, me preocupo por él y bueno… —y Adam hizo una pausa que Pitu juraría que se estaba burlando sobre algo—, los encuentro compartiendo cama.
—¡No te atrevas a sacar esa fotografía, enano! —reclamó Facho tratando de levantarse infructuosamente.
Ella sintió que alguien la estaba moviendo, y observó a su alrededor para ver qué era lo que lo causaba.
¡OMG!, exclamó Pitu en su mente.
Facho no podía moverse porque ella estaba literalmente, cruzada de forma diagonal sobre él y toda desarmada, claramente había sido una mala idea en la perspectiva de Pitu.
—Tienes claro, que me muevo y Facho irá por ti.
—¡Pitu! —exclamó Adam riéndose.
—¡Borra esa fotografía, enano!, si no te toca dormir con la hermanita.
—¡Pff!, lo haces sonar como un castigo, Facho.
—¿Te golpeé, Facho? —pregunté ella temiendo que su respuesta fuera afirmativa.
—¿Si me pegaste, hermanita?, antes de que mi hermano apareciera, me desperté sobresaltado por dos manotazos, uno en mi cara y otro en mi oreja, ¡ah! —exclamó él y ella lo intuyó como que se venían más reclamos de su parte—, cómo olvidar que me pegaste unas patadas en mis costillas. Ahora, entiendo por qué nadie duerme contigo cuando estás estresada, hermanita.
—Yo te advertí, Facho.
—No pensé que fuera algo terrible, de hecho, pensé que exagerabas —y él solo le bajó la camiseta que se le había subido a ella dejando al descubierto parte de su estómago—. ¡Deja de estar viendo así a mi hermanita, enano!
—¡No la estoy viendo de ninguna forma en especial, Facho!
—Ya, ya, no se vayan a pelear por una tontería —y Pitu le indicó a Adam seriamente—. ¡Ahora, tú, borra esa fotografía que te dijo Facho!
—¿No han pensado formar un Fan Club?, digo, tienen el mismo genio por las mañanas —y Adam se fue cerrando la puerta.
—¡Más te vale que la borres, enano! —gritó Facho molesto.
—Si la va a borrar —le dijo ella con un tono de voz suave.
—Créeme que recordaré por siempre no volver a dormir contigo cuando estés estresada, hermanita.
—¡Ay, Facho!, perdóname, pero yo te dije que ni Romi dormía conmigo estando yo así.
Realmente, ella se sintió mal por haberlo golpeado mientras él trataba de descansar y por su cara era obvio que no lo había logrado.
—Si sé que no quisiste hacerlo, pero debes ver algo para relajarte, hermanita.
—¿Lo dice quién le pegó una patada a su mochila hace unas horas atrás y se negaba a descansar?
—Ya, bien, es justo tu reclamo, pero si quieres que descanse un poco antes de seguir estudiando —y se puso de pie al lado de la cama—, lo vamos a hacer a mi manera para asegurarme al menos que me golpees menos veces y sigamos durmiendo.
Él se sacó su camiseta deportiva, y Pitu entró en pánico pensando cualquier cosa, causando que de un brinco se quedara sentada sobre la cama, estirando lo más que pudo su camiseta para cubrirse casi hasta las rodillas.
—¿Qué haces, hermanita? —la miró confundido para luego reírse casi a carcajadas.
—¿Qué quieres que piense si me dices algo así tan decidido y te sacas tu camiseta?
—¿Es en serio? —se la quedó viendo mientras se masajeó su mentón—, interesante.
—¡No te rías de mí, Facho! —y se puso de pie sobre la cama para mirarlo molesta por su risa.
—Bueno, lamento herir tu ego —y él acercó su cara hacia ella—, pero no lo tengo considerado dentro de mis planes, solo quiero descansar un rato como tú misma me lo aconsejaste, o ¿ya lo olvidaste, hermanita?
—Considéralo como...
—Ya, se acabaron los reclamos —la interrumpió sin dejar que terminara su idea—, ahora a descansar.
—¡Espera!, ¿de qué lado dormirás?
—Pared y mira que estoy siendo arriesgado considerando que podrías tener en mente acosarme en algún momento.
—¡Pffff!, ¡sigue soñando! —exclamó ella recostándose a su lado nuevamente.
—Solo para asegurarme —y él puso los almohadones entre medio de ambos, sobre todo en la parte baja. Pitu creyó que lo hacía más porque tenía miedo que ella lo golpeara con una patada dormida—, voy a ser precavido con el acoso que tengas en mente.
—¡Eres insoportable!