«¿Cuán importante es un apellido? ¿Esto influye en nuestro entorno y nuestras amistades?»
A s t r i d
Lunes 28 de abril del 2021
En definitiva, aprender a tomar decisiones era complicado, pero más aún tener que acoplarse a las decisiones de otros, eso era un reto diario, vivir con Olivia; aquella mujer arrogante y temperamental la cual llamaba madre, con la que ya no tendría la desdicha de convivir.
Pasó una semana desde nuestra eufórica discusión, hoy era ese día que muchos odiaban.
Mi primer día de clases en Nashville.
Ayer me mudé y hoy tenía que ir a la escuela, vaya ironía. Suelo decir en voz alta que no creo en el destino, pero en mis pensamientos algo me dice que sí existe y que nada de lo que pasa es casualidad, todo está fríamente calculado a nuestro alrededor, no importa de qué categoría social seamos o si tenemos relevancia en el mundo o no; nuestros destinos están planeados.
Aun no veo a mi padre, cuando llegué me dijeron que estaba de viaje y vendría lo antes posible para recibirme, en estos días Alicia me ha estado "cuidando", es la anciana que cuida la casa (jefa de las demás sirvientas) y ahora a mí, era agradable, pero me daba algo de miedo el hecho de que se paseara por toda la casa a oscuras, además de que por las noches en mi recamara se refleja las hojas de un árbol.
Realmente aterrador.
Me veo en el espejo, tenía el uniforme puesto, nunca había usado uniforme ya que mi antigua escuela no se utilizaba, más bien ibas vestido como te venía en gana. Me sentía algo extraña teniendo que ponerme este atuendo extraño; era una camisa blanca con corbata de rayas negras y rojas, una falda y medias del mismo diseño, también portaba un abrigo y boina, pero era opcional ocuparlo.
Peino mi cabello un momento, pensando en los próximos pasos que daría en este semestre —el cual afortunadamente era el último— . Mi tía me propuso vivir con ella luego de irme de aquí, si me esforzaba lo lograría, no era complicado sacar notas excelentes, hace unos años era la mejor de la clase y puedo volver a serlo, para mí la astucia es la clave de la inteligencia y eso me sobra.
—Señorita Phoenix, en cinco minutos su chofer pasará a por usted para irse a la escuela, le traje su desayuno —avisa la extraña anciana de largos cabellos blancos, ella mantenía una distancia prudente mientras sostenía la bandeja.
Le indico que lo deje sobre la mesa y eso hace para después marcharse, solo que se detiene un momento.
Pinto mis labios con un labial carmesí, mirando a la anciana por el espejo con cara de "¿se te perdió algo?"
»—Por cierto, más tarde llegarán las demás mucamas, tu padre les avisó que vinieran a quedarse para que estuviera más cómoda —baja la mirada cuando me vuelvo a su dirección —, su padre llegará en la noche.
Asiento sacándole una rebanada de jamón del sándwich sobre la mesa, introduzco todo en mi boca mascando rápido y me tomo todo el zumo de piña, esto me costaría horas de ejercicio. Bajo rápido las escaleras de la gran mansión Phoenix. Era realmente un castillo medieval, tan inmensa y hermosa, me pregunto si también habrá pasajes secretos.
...
En menos de lo que esperé llegamos a la famosa escuela secundaria de la que mamá tanto hablaba, era una escuela exclusiva para personas de una categoría sociales/económica alta, además de que los estudiantes eran todos unos frikis.
El chófer iba a abrir la puerta para mí, pero bajé antes y me quedo estática admirando lo grande que era el campus escolar, incluso parecía una universidad. Desde afuera se veía la magnífica arquitectura parecida a un castillo, las paredes externas eran de ladrillos y piedras, había un gran letrero rojo separado en letras cursivas con el nombre de la escuela.
En realidad todas las casas u/o lugares que vi hasta ahora tenían diseños parecidos, pocos eran actuales.
El chófer me guía hasta las enormes rejas que separaban la calle con la escuela, le indica a una mujer uniformada para que me guíe y luego se va.
—Bienvenida señorita Phoenix, mi nombre es Catniu Holmer, soy una de las principales supervisoras de Nashville High School.
«La gran pregunta sería "¿Quién le preguntó, señora?"» me pellizco para no rodar los ojos.
La mujer era delgada, plana y alta, parecía uno de esos muñecos de madera que solían hacer en tiempos antiguos, me río a lo bajo para no llamar su atención.
Ella camina delante de mí mostrándome algunos lugares como la biblioteca, la sala de juntas estudiantil, el aula de música, artes, entre otros. Me avisó que no me expondría todo porque tendría mucho que recorrer, aunque aún era temprano y casi no había nadie en los inmensos pasillos.
Por dentro era todo mucho más moderno, sueños de mosaico blancl, paredes azules y casilleros rojos, incluso al fondo había una estatua de un cuervo.
—Y bien, esta es la llave y número de tu recamara.
—¿Recamara? —frunzo la frente, en ningún momento me dijeron que esto era un internado.
—Si, el edificio que está al lado es exclusivamente para personas de tu categoría, en los días nevados o lluviosos los estudiantes correspondientes tienen reservada una habitación compartida para más comodidad, algunos que no residen oficialmente en Nashville viven ahí hasta graduarse —explica con cierta lentitud exasperante, lo peor de todo es que habla como si estuviera computada, eso se me hacía perturbador.
¿Ya mencioné que esta mujer es incómodamente fastidiosa?
Asiento para que continuara, pero más que eso solo me dio dos llaves; una para mí recamara la cual me dijo que cuidara con mi vida y la de mi casillero.
Era reconfortante saber que solo tendría que pasar literalmente la mitad del año escolar aquí, pero me baja ánimos saber todo el esfuerzo que tenía que poner para mejorar mis calificaciones pasadas.
Voy hasta mi casillero para ordenar mis útiles y de paso tomar mi horario, justamente lo encontré en la puerta.