Levi. C
Desde que Amy desapareció siempre supe que jamás podría superarla, jamás podría olvidar nuestro pasado, ella era parte de lo que ahora era, pero desgraciadamente jamás pude decírselo y me quedé con las palabras en la boca, los sentimientos atascados y las ganas de abrazarla una vez más. Levi Connor solo se enamoró de una chica por años, desde la primaria, esa chica con su larga cabellera rubia y sus hermosos ojos como grandes y brillosos diamantes, me cautivó, y no solo el corazón; sino que también los pensamientos.
Nunca fui romántico, pero ella y su pureza sacaban ese lado de mí.
Cuando Sharppey me contó esta mañana fue como vivir otra vez la noche cuando ella misma me dijo que Amy desapareció y me culpó, todos lo hicieron y tenían sus razones, yo la hice enojar y por eso se marchó al bosque.
Escuchar la voz de alguien más decir esas palabras me hacían retroceder al pasado y nublar mi presente, siento como todo mi cuerpo se estremece, la veo y todo su ser se me hacia hermoso, su cabello rubio y esos ojos verdes que alguna vez solo desaparecieron. Ella sostenía mi mano y yo solo la tomó para envolver su cuerpo alrededor del mío.
—No me dejes, Amy, por favor —digo con la voz ronca a punto de deshacerse y solo cuando olí su aroma a cerezas supe que estaba equivocado.
No era Amy. No era ella.
Iba a alejarme de ella, sin embargo apenas sentí que sus manos correspondieron a mi abrazo, cosa que no me esperaba y me dejó impactado. Aprovecho el momento y subo una de mis manos a su cabellera dorada, me alejo un poco de ella cuando sentí que sus manos alivianaban el agarre y analizo su rostro, sus ojos se concentraban en alguna decoración de la camisa de uniforme de la escuela, al parecer mirarme a los ojos no era su objetivo ahora.
Sus labios se entreabren con lentitud para pronunciar alguna frase.
—No soy Amy —masculla apretando sus labios. Esta vez si me mira a los ojos con un brillo opaco que aminoraba su color puro—, pareces decepcionado, Connor.
—No As, lo siento...
—Tranquilo —sonríe ligueramente, se aleja un poco a mi derecha y señala el departamento policial — ¿Qué piensas hacer ahí dentro?
Me quedo unos segundos más perdido y confundido, hasta que me doy cuenta de que mis acciones eran raras.
— ¿Aquí? —La pregunta me sale estropeada y no tengo idea de por qué, si pudiera me diera algunos puñetazos en la cara —, necesito verificar si lo que vieron los chicos fue la ropa que traía Amy la noche que desapareció.
Astrid no me demostró ninguna expresión identificable, parecía tener la mente lejos de aquí y si fuera cualquier persona creería que se concentraba en mis palabras pero soy Levi. Ella limitaba a asentir y acompañarme al interior de la localidad. Había un policía de guardia en el pasillo que llevaba a todos los demás, nos mira con cara de pregunta y se acerca más.
— ¿Qué hacen aquí? —es Zhander, lo conocía porque no era la primera vez que nos veíamos y menos en este lugar. Él nos analiza principalmente por traer el uniforme —. Deberían estar en la escuela.
—Quiero hablar con el detective —explico sin darle muchas vueltas.
Zhander alza las cejas y pasa a mirar a Astrid, pero esta vez curioso. En Nashville todos nos conocemos, es un pueblo pequeño, no hay tanta gente y las pocas son las mismas que vez en las calles, tiendas y la escuela, por eso para muchos ha de ser raro ver a Phoenix.
—No está, ya váyanse a la escuela niños —pide señalando la puerta de salida con sus manos arrugadas, no termino de entender por qué un anciano como él era guardia —, no deberían estar aquí o me veré obligado a llamar a sus maestros o peor aún, a sus padres.
—Escucha Zhander, ya te dije que necesito hablar con él detective ahora, es importante, no me hagas perder el tiempo y déjanos pasar —mis palabras no fueron escuchadas del todo, el viejo solo se acomoda en su silla y se ríe.
—Él detective se ha marchado.
– ¿Qué? ¿De qué hablas?
—Así es, se marchó —una voz bastante familiar habló a nuestra derecha, es una mujer.
Una mujer que a simple vista deja notar una pizca de misterio, era alta, de piel muy pálida y llevaba su cabello rojizo corto hasta debajo de las orejas.
—Y dudo mucho que regrese por el momento —continúa caminado hasta nosotros, me extiende su mano —. Oh, lamento, no me he presentado, soy la detective Ghill la nueva comandante de este departamento.
Yo y Astrid nos miramos confundidos para después volver nuestra atención hacia la mujer, hasta ahora me doy cuenta de que tenía una placa en su cintura. La analizo por completo, un poco más a fondo que la vez anterior; su rostro se me hacia familiar y ese cabello rojo, podría jurar que la conocí antes, no era una mujer muy mayor (por a apariencia, parecía de unos 25).
—Soy Levi y ella es Astrid —la mujer sonríe algo pícara, cosa que me confundió más.
— ¿Se puede saber de que querías tratar con el detective? —Cuestiona cruzando sus brazos alrededor de su pecho.
—Sobre Amy Harris.
Ella se tarda unos minutos pensado, hasta que pareció recordar algo.
—Ah, en ese caso puedes pasar a mi oficina —invita. Asiento y volteo para decirle a Astrid que vayamos, pero la detective Ghil nos detuvo —, solo irá uno.
—Bueno... As, ¿me esperas aquí?
— ¿Tengo otra opción? —ella se notaba molesta, le daba unas miradas raras a Ghill.
Yo y la detective fuimos hasta lo que antes era la oficina del detective. D, estaba algo vacía y sobre las mesas había muchas cajas, la mujer me invita a sentarme detrás del escritorio mientras ella se coloca de frente a mí en su sillón.
—Lamento el desorden, recién me estoy instalando —avisa sin dejar de mirarme directamente.
No suelo sentirme raro de esta forma. No obstante, mi sensación de familiaridad con ella no quedaba atrás y me hacía darle vueltas a ese rostro fino y blanco como el papel. Mis pensamientos no tardaron mucho más en persistir que la conocía cuando ella se colocó sus lentes redondos.