¿quién es él Culpable?

Capitulo 28

Capítulo 28




 

—¿Confías en mí? —claro que lo hacía, pero que lo hiciera no me quitaba los nervios que me invadía por su cercanía, y menos ahora en nuestra nueva relación. 

Estábamos en medio de la noche, en camino, en auto, a algún lado, por mi ventana solo se veía árboles. 

—Sabes que sí — mi respuesta lo hace sonreír — únicamente que estoy nerviosa — íbamos a algún lugar sin toda la gente que siempre está a nuestro alrededor.

—¿Por mí? ¿Te pongo nerviosa? —en ese momento me gustaría darle una bofetada. 

—Solo un día Derek, casi lo cumples… casi duras un día entero sin ser un idiota — miro la hora en mi celular y son las nueve de la noche — te faltaron tres horas, es un avance, supongo que algún día lo lograras. Te tengo fe, por mis hijos, qué tengo fe.

—¿Qué?  No estoy siendo un idiota, al menos esta vez —su cara de ofendido es fascinante — solo que merezco que mi mujer sienta nervios por mí.

Me aturdo con su adjetivo y olvido la cantidad de idioteces que estaba diciendo junta.

—¿Tu mujer? —le pregunto totalmente interesada por su respuesta.

—Bueno… eso eres y eso quiere mi alma que seas, además ¿novia? No te veo como novia, no es que no quisieras que hubieras sido mi novia, lo que quiero decir es que a estas alturas y el hecho que estás embarazada de mí, de vivir juntos, dormir juntos ¿Me explico?

—Eres un tonto… — río — de todos modos yo no te voy a llamar mar…ri…do —la palabra se queda atorada en mi garganta —No lo puedo ni decir — lo miro —tú me puedes llamar como quieras, sobre todo con la señorita Smith —tuerce los ojos.

—Me vas a sacar lágrimas secas si la sigues mencionando — bufa.

—Te lo mereces… — le acusó.

—Tengo la esperanza que cuando tengas setenta años te hayas olvidado de ese ser humano.

 

No le contesto, me quedo pensando en todo el tiempo que él nos ve juntos, y en sencillamente maravilloso, nerviosa, tocó el anillo en mi dedo, mirar atrás y ver hasta dónde hemos llegado juntos, es aterradoramente lindo.

—Llegamos —su voz me saca de mis pensamientos —abajo mi damisela.

—¿Dónde estamos? —le pregunto al notar que estamos en un lugar que no reconozco — ¿De quién es este lugar?

—La alquilé por un par de noches… entremos —era una cabaña de madera, con aspecto rústico, antes de entrar me fijo que alrededor hay muchas —Es una especie de hotel, pero en vez de un edificio con habitaciones son cabañas.

Al estar adentro, el sitio que nos acoge no cambia mucho, la madera es combinada con muebles y adornos blancos.

—Creí que deberíamos estar solos… después de todo lo que ha pasado.

—Tienes razón… nunca estamos solos por completo.

—¿Qué quieres hacer? ¿Podemos ver películas? ¿Pedir la cena? —por alguna razón ahora soy yo la que hace una estupidez al reírse de lo que estás diciendo —¿Por qué te ríes? 

—Perdona — le digo, pero la risa no se detiene.

—No entiendo… —se sienta con los brazos cruzados y el ceño fruncido en medio de la gran cama —¿Nina?

—Lo siento Derek — me detengo y trato de recomponerme — Es que… — alza una ceja —Me estás diciendo que me trajiste aquí, a un hotel a más de dos horas de camino para hacer lo mismo que hacemos en casa, ¿películas? ¿Pedir cena? 

—Déjame decirte que no estás siendo nada amable conmigo, estás ofendiendo mi ego.

—Lo siento, lo siento…  ¿Qué película quieres ver?

—Lo que me gano, estaba tratando de ser considerado y paciente.

—Lo siento… ¿Qué quieres de cenar?

—Ahora nada.

—¿Y antes?

—Ninguna…

—¿Y entonces?

Se pone de pie —Entonces… Quería comportarme adecuadamente, no como un animal que saltara encima de ti. Pero tu Nina no me has dejado y has hecho que me sintiera terriblemente mal.

—¿Fue feo mi comentario?

—Feísimo… es que no sabía cómo decirle a la mujer con la que tengo una relación hace veintidós horas que me estoy muriendo por volver a estar dentro de ella, ¿te gusta así? Que sea directo.

No tengo dudas que mi cara debe estar roja como un tomate —¿Dentro de quien?

Ahora es el turno de él, de reírse - De ti, estar dentro de ti, de tenerte, de sentirte, de unirnos.

—Derek —yo sé que fui yo la que empezó esta conversación cuando él quería hacer todo despacio —Quiero ver una película.

—¿En serio? Pues no maneje dos horas para hacer algo que hacemos siempre en casa. 

—No seas así conmigo —pasa suavemente sus dedos por mi cara —fui imprudente contigo.

—Demasiado… pero ahora no puedo pensar en nada que no sea tú.

Sus ojos me miran fijamente, muevo mi mirada de sus ojos hasta su boca varias veces, hasta que junta nuestras caras, nos estamos besando, pero esta vez es distinto, hay varios sentimientos involucrados, por un unos instantes me dejo hacer, sigo cada uno de sus besos, dejo que la pasión me vaya consumiendo.



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En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 14.11.2022

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