¿quien es mi polo opuesto y quien mi alma gemela?

Capítulo 9

Las primeras semanas éramos miel sobre hojuelas y creo que quien estaba a nuestro alrededor moría de tanta miel que desbordamos.

Y no, no empezaron las peleas. Con jared no había peleas, todo era un diálogo y acuerdos. Salíamos casi diario aunque fuera solo a caminar. Los problemas eran cuando su hermana nos acompañaba, pues era por de mas incomodo que ella estuviera ahí con su nueva conquista.

Parecía que solo quería causarme celos o bien que Jared se sintiera presionado a superar a mi anterior pareja.

Sabía que no estaba en la postura de decirle algo, al final mi novio era su hermano. La que se estaba poniendo en camisa de once baras era yo, pues mi ex era hermana de mi novio. Para no acabar ahí, era una chica y si las cosas no estaban complicadas así, la cosa es que nadie, excepto los hermanos y yo sabíamos y con los demás debemos de guardar apariencias.

En fin, intentamos llevar las cosas de la mejor manera y aunque la madre de mi novio se la pasaba llevándonos de una fiesta a otra, presumiendo que al fin su hijo tenía una novia, al menos tenía la oportunidad de pasar la mayor cantidad de tiempo libre con Jared.

Los meses pasaron y ya que se acercaba el cumpleaños de mi novio, decidí hacerle una cena sorpresa en su honor.

Sabía que él no era de fiestas ruidosas, así que me puse manos a la obra y reserve una terraza para sus amigos y familia, con un menú que lo volviera loco. Isadora se ofreció a ayudarme con la planeación y ya que Lizzy no tenía trabajo, siempre estaba de nuestra sombra.

- Moyra, creo que el concepto es aburrido. Mi hermano cumple 26 años, no 46, como para que sea una cena la celebración. Porque no alquilarte un antro o ya de perdida un bar.

- A èl no le gustan esas cosas. Eres su hermana, deberias saberlo. - murmurè con desdén

- Bueno es que esto parece más una cena fúnebre que un cumpleaños.

- Que a ti te guste llamar la atención no es nuestra culpa. Jared es seguro de sí mismo y se conforma con una simple cena Elizabeth.

Me di media vuelta, dejando a madre e hija impresionadas. No soy una persona de un carácter fuerte, pero cuando me hacen enfadar, suelo ser muy hiriente y más cuando atacan a una persona a la que amo.

Para evitar más altercados, las lleve a su casa y termine mis asuntos pendientes yo sola.

Mi novio pensaba que le estaba ayudando a su madre a escoger algunas cosas para su nueva casa, así que la fiesta era aun un secreto que tenía guardado para èl.

Además le había comprado un pase para irnos de viaje, a un tour por egipto, pues quería que al menos una vez pudiera dejar llevar por la aventura y yo poder estar a muchos kilómetros de distancia de Lizzy que se estaba convirtiendo en mi fantasma personal.

Llegue a casa y lance todo al sillon, para dejarme caer en el diván a descansar. Cerré los ojos y comencé a dormir plácidamente hasta que oí la puerta. Solté un gruñido antes de levantarme.

La persona que estaba en la puerta era de lo más insistente y solo hacia que mi humor empeorara. Abrí la puerta gritando que esperaran un momento y fui recibida por una bofetada.

- Eres una maldita traidora, de todas las personas con las que pudiste haberte liado, decidiste que fuera con mi hermano.- Liz me empujaba hacia adentro del departamento- eres una idiota.

- ¿yo soy la idiota? yo no me fui sin dar explicación alguna y sabes que, no se que demonios haces aquí. Yo no tengo nada que decirte, solo que amo a tu hermano y que deseo ser feliz con él hasta que el lo decida.

- Moyra yo te amo aun y regrese por ti- de sus ojos comenzaron a resbalar una serie incontable de lágrimas que me dejo algo impactada- resulta que regreso y ya me olvidaste y hasta me odias.

- No voy a caer en tus chantajes, porque quien sufrió fui yo, porque ¿si recuerdas ese maldito correo que me mandaste no? Se supone que estabas saliendo con alguien y ahora vienes y me dice que aun me amas. perdoname si no te creo en lo absoluto.

Me miró con un odio que nunca había visto en sus ojos, aunque las emociones que desató en mí, fueron complejas, pues no sabía si me odiaba por no creerle o por ya no amarla.

- Te amo y te lo voy a demostrar- si más me tomó de la nuca, dándome un prolongado beso.

Al inicio no le respondí, pero conforme pasaron segundos, yo de igual manera la abrace y comencé a responder el beso, profundizando incluso un poco más.

Cuando nos separamos, ambas estábamos agotadas y al menos yo me sentía confundida. 




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