El oscuro velo de la noche envolvía la ciudad mientras Aida caminaba por las solitarias calles después de su encuentro con Liam. Habían pasado horas revisando la habitación de Jackson en busca de pistas que los acercaran a la verdad sobre la muerte de Paulina. Aida se sentía agotada, pero la determinación ardía en su interior.
Decidió detenerse en su cafetería favorita, un acogedor rincón que había sido su refugio durante los últimos dos años. El aroma del café recién molido llenó el aire mientras Aida pedía su bebida de siempre. Observaba a través de los grandes ventanales, absorta en sus pensamientos y preguntándose qué nuevos secretos descubrirían en su búsqueda.
Finalmente, con su café en mano, Aida llegó a su hogar. El silencio abrazaba cada rincón mientras subía las escaleras hacia su habitación. Se dejó caer en su cama, exhausta, mientras las emociones y las imágenes de la noche la envolvían. La curiosidad y el miedo danzaban en su mente, alimentando su sed de respuestas.
El sueño la atrapó, pero solo por un breve momento. Despertó de repente, sintiendo una sed intensa que solo el agua podía saciar. Bajó las escaleras en silencio, dejando un rastro de sombras en su camino. La cocina estaba sumida en la oscuridad, solo la luz tenue de la luna se filtraba por la ventana.
Cuando Aida abrió la puerta de la cocina, su corazón se detuvo por un instante. La figura ensangrentada de Paulina se encontraba allí, su cabello desaliñado y lleno de hojas, su mirada fija y penetrante. A su lado, yacía otro cuerpo desconocido, un chico cuya cara no reconocía.
El terror se apoderó de Aida, su voz quedó atrapada en su garganta mientras observaba la macabra escena frente a ella. Su mente luchaba por procesar lo que veían sus ojos. El miedo se adueñaba de cada poro de su ser, paralizándola en el umbral de la cocina
- Aida... - susurró la imagen de Paulina, su voz cargada de dolor y acusación - Tú me mataste, Aida.
Aida sintió cómo su corazón se desgarraba ante las palabras de Paulina.
- No... no puedo ser... Yo no te maté - balbuceó, con lágrimas llenando sus ojos.
- ¡Mientes! - gritó Paulina, su figura etérea se convulsionaba con ira - Tú estabas celosa, Aida. Celosa de lo que tenía con Jackson. ¿Acaso no podías soportar que él me amara a mí y no a ti?
Aida se tambaleó hacia atrás, la culpa y el miedo amenazando con devorarla. Las palabras de Paulina la penetraban como cuchillos afilados.
- No... no es cierto - murmuró, tratando de negar las acusaciones.
La figura ensangrentada de Paulina tomo un cuchillo la encimera de la cocina. Antes de que Aida pudiera reaccionar, Paulina se lanzó hacia ella.
El grito desesperado de Aida se elevó en el aire, llenando la cocina con su terror. Pero en el momento en que el cuchillo estaba a punto de atravesarla, la imagen de Paulina se desvaneció en el aire. Aida se encontró sola, con el pulso acelerado y la respiración entrecortada.
Sus padres, alertados por sus gritos, irrumpieron en la cocina, encontrando a Aida en un estado de conmoción y confusión. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras les relataba lo que había presenciado. Pero al buscar rastros de lo sucedido, solo encontraron una cocina vacía, sin signos de la figura ensangrentada ni del cuerpo desconocido.
A la mañana siguiente el sol se alzó en el cielo, iluminando el camino de Aida hacia la escuela. Aunque su rostro reflejaba el agotamiento de la noche anterior, estaba decidida a seguir adelante con sus clases. Sin embargo, apenas ingreso al edificio todo mundo notó de inmediato que algo no estaba bien en ella.
La gente empezó a susurrar, el rumor de que ella se encontraba así por lo sucedido con Jackson se extendió por cada rincón de Eden Hells.
- Mira a Aida, se ve completamente agotada - comentó Louis mientras observaban a Aida acercarse a su asiento junto a Eva.
Lara y Tony a su lado asintieron en silencio, conscientes de que algo había sucedido. A medida que las horas pasaban, para Aida la tensión se podía palpar en el ambiente.
Durante la clase Liam les escribió a todos para encontrarse en las gradas durante el almuerzo.
Finalmente, cuando llegó el momento de la reunión. Aida, aún con la mirada cansada pero determinada, se unió a los demás en las gradas del campo de la escuela.
- Bueno... ¿Qué encontraron en la habitación de Jackson? - preguntó Tony, rompiendo el silencio. Su voz reflejaba la preocupación y el anhelo de respuestas.
Aida suspiró profundamente y comenzó a relatar los detalles que habían descubierto. Mencionó el labial con la tonalidad del que habían usado para escribir en su espejo durante el partido de fútbol, las fotos de Jackson y Paulina dónde veían realmente felices y la USB que aún no habían revisado.
El grupo escuchaba con atención, asimilando cada palabra y procesando la magnitud de la situación.
- Espera ¿Encontraron una USB y no la han revisado? - Liam y Aida se miraron mutuamente nerviosos.
- Creímos que sería mejor revisarla todos juntos - Dijo Liam con su voz serena pero llena de determinación.
- ¿Pues, que esperamos? Tenemos que verla - Dijo Tony con un entusiasmo forzado mientras sacaba su computadora de su mochila.
Con cautela, Liam sacó la memoria USB y la insertó en la computadora portátil de Liam. Los corazones de todos latían con anticipación mientras las imágenes aparecían en la pantalla.
El primer video al que Tony le dió click mostraba a Paulina leyendo un libro en la habitación de Jackson. Su sonrisa era radiante y su risa llenaba el ambiente. Era evidente que ambos estaban sumergidos en un amor y una felicidad genuina.
El siguiente video los mostraba a ambos en un picnic, Jackson sostenia la cámara mientras se grababa a sí mismo y a Paulina. Se podía sentir la alegría y la complicidad entre ellos mientras compartían risas y miradas llenas de cariño.
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Editado: 22.11.2023