Francisco resultó ser un hombre de lo más amable y profesional.
Emma se encontraba tan entusiasmada con la obra, que hacía que me contagiara de su actitud tan positiva y alegre.
Después de pedirle absoluta discreción al gran arquitecto, comenzamos a hablar de todo lo concerniente al proyecto, tratamos de bajar todas nuestras ideas a tierra y darle forma a aquel magnifico lugar.
Al quedarnos solos en la oficina, Emma se apresuró a alistarse para la importante reunión, aunque me comentó que había tomado una decisión.
Si no aprobaban su proyecto con la nueva compañía textil, iba a realizarlo ella misma, sin la colaboración de su madre.
Nunca se le cruzó por la mente el hacer algo por su cuenta, sin que tuviese que ver con las empresas de su familia, pero quería hacerlo, aunque esto le sumase más responsabilidad.
Había pensado en contratar a Sam, para que fuese su mano derecha en aquel proyecto, esto me alegro tanto o más que la obra de la biblioteca, esta mujer era una caja de sorpresas, parecía irreal, si era un sueño de verdad que no quería despertar.
Al quedarme solo, no pude evitar pensar en el vuelco que había dado mi vida en este último tiempo, gran parte de todos estos cambios fueron producto de haber aceptado, aquella mañana, el puesto como chofer de una hermosa pelirroja que puso mi mundo patas arriba.
Sentía una gran conexión con ella, pero sabía que no conocía al verdadero Daimon, si quería comenzar algo duradero, debía de confesarle muchas cosas que llevaba guardadas en lo más profundo de mí… si después de aquello ella seguía permaneciendo a mi lado, aceptándome con todo y mis demonios, lo intentaría con todo mi ser.
Luego de llevarla a la universidad, me quedó gran parte de la tarde libre, ya que ella estaría un par de horas dentro del edificio, aproveché a hacer algunas diligencias y a la hora acordada me encontraba fuera de la universidad esperando a Emma.
Me sorprendí ver a Sam salir junto a ella, venían riendo y hablando animadamente, era la primera vez desde que trabajo para Emma que las veía así y eso me alegraba, no se me había olvidado aún que las chicas tenían secretos muy bien guardados, pero ya tendría tiempo de preguntarles sobre eso.
-Diiii.
Gritó Sam, mientras se tiraba a mis brazos.
-Pequeña que alegría verte.
Emma se acercó a mi tímidamente, la tomé de la cintura, bajo la atenta mirada de mucho de los estudiantes y la besé, dejándola algo aturdida.
-¿Que tal el día bonita?
Pregunté al separarme un poco de ella.
-Woou Creo que necesito saber que sucede aquí Emm!!
Habló Sam con sorpresa.
Emma la miró y le sonrió, para luego mirarme a mí al hablar.
-¿Muy bien... y el tuyo Ángel?
¿Había dicho ya, que me encantaba que me llamara de esa manera?
-Aburrido sin ti alrededor… Suban.
Agregué, mientras le abría la puerta de atras del auto a Sam, para luego rodearlo y abrirle a Emma para que se sentara a mí lado.
-Vamos a tu casa, tengo una larga charla con Sam, sobre el nuevo proyecto, pero primero me gustaría pasar a ver cómo va la demolición en el terreno de la biblioteca.
Estaba muy emocionada y sin más salimos rumbo al barrio.
Pasamos un rato con Titi, mientras Emma hablaba con el capataz de la obra para pedirle detalles de los avances, era increíble lo rápido que trabajaba aquella gente, había más de cuarenta personas dentro del terreno de aquí para allá.
-Di…
Sabia por la voz de Sam, que lo que se venía era claramente una advertencia.
-Lo se Sam, lo estamos intentando.
-Sabes que Emma se merece lo mejor…
La mire mal por aquel comentario, sabía que no era lo mejor, pero escucharlo de la boca de mi hermana hirió mi orgullo.
Ella comenzó a reír alegremente por mi expresión.
-No estoy diciendo que tu no lo seas, basta ver como se le iluminan los ojos al verte, para saber que eres lo mejor para ella, solo te pido que no la hagas sufrir, es alguien muy especial…es extraño verte con esta expresión en el rostro.
-¿Qué expresión?
-Esa de tonto enamorado que tienes al verla.
Dijo con gracia mientras se burlaba de mí.
¿Enamorado? Creo que es muy pronto para decir algo así, aunque siendo sincero nunca estuve enamorado en mi vida, no sabría con que compararlo para saberlo a ciencia cierta.
No pude contestar ya que Emma venia caminando hacia nosotros, con una bella y gran sonrisa.
-Ya esta chicos, ¿nos vamos?
-Claro, saludemos a Titi que está dentro y seguimos.
Nos despedimos, prometiendo que volveríamos en estos días.
Al llegar a casa, los chicos salieron corriendo a recibirnos, Emma les contó que pronto tendríamos una gran sorpresa que darles, dejándolos eufóricos y felices.
Al estar ya en casa, traté de darles su espacio a las chicas, mientras me daba una ducha para cambiarme el uniforme por algo más cómodo.
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Editado: 12.03.2020