No hay tipos de amor. El amor es amor. Etiquetarlo lo hace nuestra mente porque no sabe amar y necesita entenderlo.
A lo largo de tu despertar, todo lo concerniente al amor es especialmente hermoso. Al principio tenderemos a separar lo que entendemos por amor de las demás áreas de crecimiento. Con el paso del tiempo nos daremos cuenta que cada vez más seguido terminamos en el mismo lugar amoroso que el de otras situaciones y sintiendo lo mismo. Finalmente comprenderemos que todo nos lleva al amor y por eso todo lo que te ocurra a partir de ahora será tan gratificante.
Una de las premisas que tenemos que tener claras es que no hay diferentes tipos de amor. No hay un amor solo físico, o un amor para las relaciones íntimas, o un amor para tu pareja o un tipo de amor para los amigos o los vecinos. Tampoco hay amor puro o un amor incondicional como si existiera entonces un amor impuro o condicional. Recuerda: El amor es amor y siempre es incondicional. Si alguna vez amas de manera no incondicional, entonces no es amor, es otra cosa. Una especie de acuerdo al que llega tu mente para amar siempre que obtenga algo a cambio o te amen como tú quieres, o mejor dicho, tu mente quiere. ¿Te suena? Eso es amor egoico pero no es amor, porque la mente no ama. Siguiendo con esta premisa, el amor con mayúsculas, puro y absoluto, es Dios, la Inteligencia Cósmica, la fuente o como quieras llamarlo. Tu Dios es una fuente de amor que solo sabe amar sin esperar nada a cambio, incondicionalmente, como el amor mismo que es.
Ahora te será más fácil empezar a sentir amor en muchas más áreas de tu vida. Empezarás a darte cuenta de que las barreras para diferenciar un amor de otro, por ejemplo entre el amor que le das a tu pareja y a un amigo, es un acuerdo mental, porque el amor es el mismo. Diferente es con quién decides acostarte pero eso es todo. Dejando a un lado esa decisión, el amor que das a otra persona procede del mismo amor y dependerá de ti ver que siempre ha tenido la misma intensidad. Tu mente decidirá hasta dónde amas, pero lo harás con el mismo amor, puesto que no hay diferentes amores. ¿Por qué ponemos límites? Porque si amáramos con la misma intensidad a todo el mundo probablemente no podríamos soportarlo con nuestro nivel de conciencia. A medida que tu conciencia vaya ampliándose, te darás cuenta que el círculo de personas a las que amas se va ampliando y que amar a más personas no le quita amor a los demás. Esto supone mostrarse vulnerable ante más personas cada vez. Lo irás haciendo gradualmente, de una manera directamente proporcional a tu capacidad de amar los actos que esperas de ellos, sean cuales sean. El poder amar a las personas independientemente de su respuesta irá haciendo que tu supuesta vulnerabilidad (esa que tanto miedo le da a tu mente) deje de tener sentido, puesto que sus actos ya no pueden hacerte daño. No sé si me he explicado bien. Si tienes un hijo puedes intuir que este tipo de amor existe y que puedes ser capaz de sentirlo por más personas. También puedes ponerte como ejemplo un familiar muy querido. Este familiar tiene más importancia en tu vida que el resto de personas, pero el amor que das tú es el mismo y te aseguro que comenzarás a sentirlo así. El ser capaz de dar amor incondicional, independientemente de la respuesta de los demás, es una maravillosa liberación que te hará sentirte libre y alineado con Dios. Y junto con lo que sientas estará también lo consciente que eres de ello. Mientras más consciente seas de que amas sin miedo, menos vulnerable serás. El amor no tiene miedo. El amor nos vuelve poderosos.