Capítulo 2. Beso de ángel.
—No, no, no, ¡No! —Grito Lana. Al darse cuenta que sus manos estaban atadas con alguna especie de cadena, que sólo le dejaba acceder a unos dos metros de distancia. Con sus ojos pequeñas busco algo que ayudara a romper.
Solo deseaba que el olor a moho y húmedo se fuera.
Pero no captaba nada, la luz estaba muy escasa. Estaba casi a obscuras y esa luz escasa se colaba por las rejas de la madera.
Escuchaba en ruido de algún animal que andaba por donde estaba ella y solo tuvo que respirar tres veces para no entrar mas en pánico. No se podía dejar que le diera un ataque de ansiedad.
Saltos.
Ese animal daba saltos, y estaba muy cerca.
Cerro sus ojos miel al sentir la luz chocar con ellos, abrió poco los ojos y se tardo unos segundos en acostumbrarse. Antes de que la puerta se cerrara pudo apreciar las copas de los pinos, estaba totalmente perdida, estaba prácticamente en la nada.
En el maldito bosque se tenía que encontrar, y no estaba cerca del pueblo.
Su corazón latía con fuerza, que sentía que se le iba a salir del pecho, trago fuerte, su garganta estaba totalmente seca que dolía.
Se fijo que la silueta de la persona se agachaba y le daba algo a... A su mascota Flan: ese conejo café con negro estaba con ella.
—H-h-ho-la —dijo algo fallida. La silueta volteo hacía ella y miro que le extendía una botella.
—Debes tener sed y hambre, ¿No? —Ella asintió con la mirada rogando la gota de agua. —¿Ah?
—S-s-sí.
Se sentía patética al responder de esa forma. Pero su garganta pedía a gritos una gota de agua y su estómago un poco de comida.
—¿Tan poco valen los sentimientos que los demás te otorgan? —pregunta la persona. Esa pregunta le toma por sorpresa y solo se queda callada.
¿Cuanto tiempo llevaba en ese lugar? Además, de estar inconsciente.
El chico destapo la botella y le puso la botella en sus labios para ingerir el contenido, abrió sus ojos al ver el color avellana frente a los suyos. Le cuales le vieron con dolor cuando le terminaron, y desde entonces no supo nada desde esa noche... Hasta ahora.
Trago el agua algo torpe y se limito a hacerse para atrás para ingerir lo que veía, y su garganta se humedecerá.
—A-An-Ancel. —Dijo con la voz vacilante, el chico sonrió con soberbia. —Yo, yo lo s-siento.
—¿Qué sientes? —Iba a responder cualquiera cosa con total de salir de ese encierro. —Tu misma dijiste, que para un día para otro, no se puede plantar un sentimiento. Querida Lana.
—Nunca, nunca supe el daño que te había causado —Indica.
Sabía que esas palabras no iban a convencer a Ancel, más que nadie ella sabía que el conocía la debilidad de las personas con solo observarles y ahora, ella estaba diciendo una total falacia. Ella sabia en daño que le había ocasionado.
—De nadie ¡jamás! Supiste —Dice Ancel con voz dura. Ella sabia que él no hablaba enserio. —Pero ahora le sabrás.
Frunció el ceño y se hizo hasta atrás para no ver el brillo que se instalaba en los ojos de Ancel, su último novio. Sintió la dura madera en su espalda y húmeda.
—Toma el agua si no quieres morir —Le ordena. Ella estira su mano y la cadena suena en la madera, tomando así la botella que aun tenia la mitad.
—¿Qué quieres de mí? —pregunta con voz temblorosa, él sonríe con soberbia para acercase a ella. Choca con la madera y Ancel le dio un soplido en su cuello. —No te me acerques.
—¿Qué quiero de ti? —Repite. Ella con sus manos le empuja a un lado quitando sus labios de su cuello. —Que me pertenezcas.
¿Qué? Ese chico estaba loco. Ella no era ningún objeto, ella no tenía dueño y solo ella era dueña de su persona.
—No soy una maldita hectárea —. Una sonrisa sarcástica salió de la garganta de Ancel. —¿Qué causa gracia?
—Tu adoración, Lanita.
Sintió un escalofrío por su espina dorsal que le dejó los pelos de punta.
Le dio un beso de ángel, a lo que ella le dio un pequeño empujón y abraza sus rodillas hundiendo su rostro en ellas.
Miro los labios de Ancel y espero a que le besara sus labios, pero tan solo sintió los labios en su ojo izquierda.
—¿Qué fue eso, Ancel? —pregunta soltando una sonrisilla algo tonta.
Ancel sonrió apretujándose en su pecho. Y Ancel le rodea con los brazos.
—¿Ancel?
—Es un beso de ángel; es un beso suave que se da en los ojos, y su significado es amor puro y absoluto.
Su corazón dio un vuelvo con las palabras de Ancel, ahora su beso favorito seria ese;
Beso de Ángel.
Sintió en su oído el corazón acelerado de su novio y sonrió para sí, tal parecía que ambos se querían mucho, ella lo quería tanto.
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Editado: 30.07.2020