"¡Felicidades Lynna Minamino, ha sido aceptada en la academia de héroes UA!"
Tras escuchar aquellas palabras en el pequeño ordenador que tenía en mi habitación, suspiré de alivio, aunque no de felicidad.
Lo había conseguido.
Ya era alumna de la UA.
Y mi padre era el único contento en ese instante.
- Más te vale aprobar todos los cursos y terminar en el puesto número uno – dijo amenazante.
Ni siquiera me felicitó, solo dijo eso al ver el video que llegó por correo certificado por la UA para después, coger su chaqueta e irse de la casa.
A saber cuándo volvería...aunque tampoco me importaba mucho.
......
Los días pasaron y pronto nos encontrábamos en nuestros primeros días.
Realmente me agradaba el uniforme, me parecía bonito y cómodo. Aunque prefería el de los entrenamientos...esa tela era ideal para practicar deporte o prácticas de héroe.
- Buenos días, soy Aizawa, de aquí en adelante vuestro tutor. – habló un hombre algo greñudo, como si no se cuidara mucho.
A partir de ahí, la rutina de clases, prácticas, compañerismo, peleas...comenzó.
He de decir que, realmente, no me disgustaba del todo estar allí. Y lo mejor era que ¡la chica simpática que conocí en las pruebas estaba en mi clase!
..........
Unos cuantos meses pasaron desde que entré a la UA.
Las cosas en casa, obviamente seguían de la misma manera: palizas por parte de mi padre, él borracho cada vez que le veía, gritos, insultos, me encargaba de la casa a tiempo completo....
En clase, mi "vida escolar", se quedó estancada. Puesto que mi humor cada vez era peor, no me relacionaba con el resto a pesar de que ellos si lo intentaban. La poca motivación que tenía para ir a clase se me había esfumado por completo y me había convertido en la peor alumna para nuestro tutor Aizawa.
- Por lo menos intenta aparentar que te interesa – dijo este enfadado cuando al regañarme por cuarta vez en la misma hora por quedarme dormida.
- Lo siento – dije seria mientras miraba hacia abajo.
- Las disculpas pierden valor cuando las dices tantas veces y con tanta facilidad - su entrecejo estaba bastante arrugado.
Yo no dije nada ante sus palabras, en realidad tenía razón. No se puede pedir perdón tantas veces.
- Mañana, después de clase, ven a mi despacho – habló bastante molesto.
Yo solo suspiré.
Ya me habían castigado.
El resto del día fue como los otros: clases, prácticas, intercambié unas cuantas frases con el resto de alumnos...y poco más. Pronto tuvimos que volver a casa, y la verdad es que no tenía ganas de ello pues eso significaba que el mañana se acerca cada vez más y, a su vez, el castigo con aquel extraño profesor.
- Ya llegué – dije mientras entraba por la puerta de casa, esperando que mi padre no estuviera.
- B...B...Bien...venida – aquella voz ronca y borracha retumbó en mis oídos...y si me hablaba de esa manera...era malo.
Intenté esquivarle cuando se abalanzó sobre mí, pero le dio tiempo a cogerme del brazo.
- ¿D..dónde vas? – dijo amenazante mientras se intentaba mantener en pie.
Tras aquello, me miró de arriba hacia abajo...con una mirada completamente pervertida. Y lo sentí, la mano de mi padre bajar por mi espalda hasta llevar a mi zona trasera...donde empezó a manosear de una forma asquerosa.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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