- Durante todo este tiempo...no pude evitar mirarte...esta falda te hace muy sexy, me provocas amor – dijo mientras azotó mi culo.
Apreté mis puños y luché por no soltar ni una lágrima.
- Suéltame – le dije amenazante.
- No, preciosa, vamos a divertirnos.
- ¡Que me sueltes! – grité mientras usé mi particularidad, sin querer, contra mi padre, haciéndole un pequeño corte en el brazo.
Mi particularidad es la materialización del aire. Puedo convertirlo en espadas transparentes increíblemente afiladas, hacer lanzas, pequeñas cuchillas...entre otros. Aunque, como desgracia, mi don tiene dos fallos. El primero es que, cuando me altero, puedo convertir pequeñas partículas de aire en mini cuchillas y dañar a las personas, sin querer, como acababa de suceder con mi padre. El otro fallo es que, cuando me agobio, me da un fuerte ataque de ansiedad o en un mal momento, puedo arrebatarme mi propio oxígeno asfixiándome a mí misma.
Pude escucharle gritar e insultarme, pero salí corriendo de casa y me fui entre las calles.
Limpié mi cara un par de veces...mi propio padre se había sobrepasado conmigo...
Podía ser un borracho, violento...pero nunca antes había hecho lo de justo ahora. Y me daba miedo. Me daba miedo que eso fuera a más. Por eso, decidí ir a la tienda, para intentar cambiar mi uniforme.
- Buenas tardes – dije fingiendo una sonrisa – Vengo a comprar un pantalón de uniforme – le pedí a la señorita que estaba tras el mostrador.
- Buenas tardes – sonrió muy amablemente - ¿Para qué escuela necesitas el uniforme? – preguntó mientras se acercaba a su repertorio de uniforme de diferentes instituciones, escuelas, academias...
- Para la Academia de héroes UA – dije.
- Oh, ya veo – dijo esta vez al fijarse en el uniforme que llevaba – Pero...si es para ti, no es posible ya que debes llevar falda – dijo preocupada.
- Es para mi hermano – lo afirmé tan segura de mis palabras, que casi me lo creo. – Entrará en la UA en el curso que entra.
Realmente, apenas quedaba un mes para que acabara nuestro primer año en la UA.
- ¡Perfecto entonces! – sonrió - ¿Qué talla necesita tu hermano?
Finalmente, con lo poco que tenía ahorrado, compré aquel pantalón.
Estuve horas dando vueltas por allí, viendo tiendas – sin mirar realmente nada - solo era para perder el tiempo. Cuando vi que era hora de volver a casa, lo hice.
Poco a poco, abrí la puerta, sin hacer mucho ruido. Las luces estaban apagadas...probablemente se habría ido de casa. Sin mucha más dilación, corrí hasta mi habitación y una vez allí, eché el cerrojo.
Menos mal que tenía un cerrojo, eso me salvó de los golpes de mi padre en varias ocasiones.
No escuché a nadie gritar por mis pasos al correr ni algo por el estilo. Es por eso por lo que deduje al cien por cien, que estaba sola en casa.
Me lancé en la cama, aún con el uniforme puesto, y dejé salir lo que había sentido esta tarde...aquella sensación tan asquerosa que invadía mi cuerpo.
Me sentía completamente sucia.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
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