Capítulo 11

- Eso...pues... - empecé a decirle al profesor, pero no tenía ni idea de que excusa ponerle.

- Ve a la enfermería y luego hablaremos muy seriamente sobre esto. - pronunció aquellas palabras como si me cortara en mil pedazos con cada una de ellas.

Sin más, y ante la mirada de mis compañeros, salí del lugar de entrenamiento y me dirigí - antes de nada - al vestuario para cambiarme de ropa y ponerme el uniforme de la UAL.

Minutos después, me encaminaba hacia la entrada de la enfermería.

- Hola ¿se puede? - dije  tras tocar con el puño la puerta.

- Por supuesto - escuché la peculiar voz de aquella simpática mujer. - Oh, Minamino, ¿cómo tú por aquí? - pregunto extrañada pues es la primera vez que necesito pasar por la enfermería.

- Me hice una herida y el profesor Aizawa quiso que usted me la revisara - respondí.

- Déjame ver - dijo a la vez que esté en día sus manos para que yo le mostrara mi herida.

Con las mismas, remangué la manga de la chaqueta de mi uniforme y le enseñé dicho corte.

- Tiene muy mala pinta - respondió sinceramente - pero esto no te lo hiciste en la clase de entrenamiento con el profesor, ¿verdad?

Ante su pregunta bastante obvia apreté mis labios y negué con la cabeza. Aunque intentara mentir, eso era algo que no podría evitar, pues se nota cuando una herida es reciente o ya han pasado unas horas o, incluso, cierto tiempo.

- ¿Cómo y cuándo te la hiciste?

Realmente no quería responder a aquello pero sabía que me insistiría hasta que hablara.

- En casa... cocinando - dije rápidamente.

Ella me miró sin saber si creérselo o no.

- ¿Qué hacías?

- La cena...para mi padre. Estofado de carne. - respondí.

- ¿Qué cortabas como para hacerte esto?

- Remolacha. - el primer ingrediente que se me pasó por la cabeza, lo dije.

- El estofado de carne japonés no lleva remolacha.

Mierda.

- E...es una receta de mi familia - intenté sonreír.

Con un largo suspiro, ella se giró a coger diferentes productos de primeros auxilios y empezó a tratarme la herida. Podría darme un beso en esta y terminar más rápido pero, a causa de la grave infección que estaba empezando a tener, no podía hacer eso y arriesgarse a que quedarán secuelas. Es por eso que lo hizo todo de manera tradicional.
Primero me desinfectó la herida y me puso distintos tratamientos, seguidamente me pinchó la anestesia en varias zonas del brazo y procedió a poner varios puntos: cinco en total.

No sé cuánto tiempo pasó desde que llegué a la enfermería pero lo que si sé es que la voz del profesor Aizawa entrando por la puerta hizo que mi corazón se me paralizara.

Una lluvia de preguntas, probablemente, estaba al  acecho de caer sobre mí.

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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