Su hermana Mía, es el único familiar que tiene Laura, sus padres fallecieron cuando ella apenas era una niña. La vida no ha sido fácil para ambas, fueron criadas por una tía malévola, que las maltrataba constantemente y así mismo las humillaba por puro placer. Un día una vecina generosa las llevó a un albergue, para que no sufrieran más, aprovechando la ausencia de su tía, quien era una mujer de la mala vida y evitarles así un mal mayor. Desde ese momento se ha hecho cargo de su pequeña hermana, quien cuenta con 15 años de edad actualmente.
Está muy consternada con la noticia que acaba Laura de recibir, su mejor amiga Diane le ha contado que Mía ha sufrido un serio accidente. Un carro la arrolló al cruzar la calle y se había dado a la fuga.
Llega al hospital llena de angustia, con los ojos llenos de lágrimas y se topa con un médico en el pasillo y le pregunta rápidamente por su hermana. Casualmente lleva el caso de Mía quien esta es una situación muy crítica y con un cuadro clínico muy severo. Si le pasa algo a su hermana, probablemente Laura muera de tristeza.
—Buenas tardes, soy la hermana de Mía Harrison ¿Cómo se encuentra ella doctor? —pregunta Laura mortificada.
—Su hermana está en estado crítico, su pronóstico es reservado.
—Dios mío ¿Se va morir doctor?
—Debemos esperar, cuando tenga más información se la haré llegar. Con permiso—y se marcha el medico sin decir nada más.
Enseguida llama a su mejor amiga Diane, quien se ha portado muy bien con ellas, Diane representa la familia que nunca tuvieron, la conocieron cuando llegaron a Washington desde Virginia donde vivían anteriormente. Gracias al apoyo de Diane, sus vidas han sido más llevaderas.
—Hola Diane, es Laura.
—Hola Laura, ¿cómo sigue Mía?
—Está mal, su diagnóstico es reservado.
—¡Válgame Dios!
— ¿Tu viste como la arrollaron?
—No, solo alcance ver a la ambulancia que se la llevaba y te llame de inmediato, amiga.
—Esto no puede estar pasando, Diane—llora Laura desconsoladamente.
—Tranquila Laura, ya salgo para allá, no estás sola— cuelga Diane la llamada.
*****
Por otra parte, en el otro lado de la cuidad, Justin Hart ingresa a un hotel para tener un encuentro sexual con una de sus conquistas. Ladea la cabeza y se percata de la presencia de la joven, esboza una mirada picara junto con una sonrisa malévola. La joven al verlo corre de inmediato hacia a él.
—Hola cariño. Estás guapísimo—expresa la joven mujer.
—Siempre querida—sonríe descaradamente.
Llegan a la recepción y la recepcionista, lo reconoce por ser un importante modelo, hombre de negocios y único hijo, del hombre más rico de la cuidad de Washington.
—¡Dios mío, Justin Hart! —exclama la joven recepcionista.
Justin le hace un gesto despectivo, como diciéndole que lo deje en paz. Es un tipo muy jactancioso y presumido. Suben rápidamente a la habitación y la suite obviamente era la presidencial, haciendo alarde de toda la fortuna que ostenta.
—Acércate cariño, ¿qué haces allí parada? —le demanda a su amante en turno.
—Voy—sonríe con mucha picardía la mujer—Eres muy engreído y también guapo, me encantas.
—Me lo imagino, soy fascinante, querida—expresa Justin toda su vanidad.
Se toman su tiempo en la habitación, para satisfacer sus deseos. Al terminar él se viste rápidamente, dejando a la mujer tirada en la cama, sin darle ninguna explicación de su partida.
—Justin, ¿es en serio, te vas así no más? —reclama la joven.
—Si ya terminé lo que vine hacer. La habitación esta cancelada, al rato mi asistente te hace una transferencia.
—Pero, Justin…
—Sin dramas, querida—se retira y le redirige un beso a la distancia, a su vez le guiñe el ojo y se marcha muy relajado.
A la salida del hotel, lo espera su chofer con todo su personal de seguridad. Entra a su auto y le dice al chofer:
—Travis, vamos por un trago.
—Enseguida, señor—responde el conductor.
Mientras se dirige al bar, revisa su celular y se percata de toda la popularidad que tiene en las redes sociales y su ego, se infla a toda velocidad. Justin ingresa al exclusivo bar y se sienta en un lugar privilegiado de la barra, de inmediato hace una seña al barman para que tome su orden. Es más que un cliente habitual, así que ya el barman sabe que ofrecerle.
— ¿Cómo te va, Lucas? —saluda Justin mientras toma su trago de a poco.
—Muy bien, señor—responde Lucas.
— ¿Alguna nueva conquista, Lucas?
—No señor, estoy muy feliz con mi prometida.
—Hablas en serio, Lucas. Porque aferrarte a una, cuando hay miles de mujeres para disfrutar—sonríe Lucas ante el comentario de Justin.
Es un mujeriego empedernido piensa que por tenerlo todo, las mujeres son solo objeto de deseo para él y nada más. Voltea y ve a una hermosa mesera quien es nueva en el bar, es una mujer muy hermosa de cabello castaño, ojos verdes y finas facciones con un cuerpo de infarto. Queda impactado con la belleza exótica de la joven mujer.
—Lucas, te dejo mejor me voy a una de las mesas y por favor, envía a esa chica a que me atienda—le señala y le ordena a Lucas con una lujuriosa sonrisa.
—Enseguida, señor—sonríe Lucas con la misma complicidad.
Se sienta rápidamente en una de las mesas, en un sitio apartado donde puede apreciar mejor a la muchacha y así dar rienda suelta a sus planes de conquista.
—Buenas noches señor, ¿qué le sirvo?
—Te quisiera a ti, en una bandeja de plata—la chica se sonroja—dos whiskies dobles, por favor.
— ¿Dos?
—Sí, el otro es para ti vas a tomar conmigo.
—Estoy trabajando, señor. Me van a despedir.
—Eso no es problema. Soy el dueño de este lugar—la muchacha se sorprende y va por los tragos.
Rápidamente Lucas, le dice a la joven que se ocupe de las necesidades de Justin, ésta accede de inmediato ya que necesita con urgencia el trabajo. Situación que usa éste donjuán a su favor, para satisfacer sus bajos instintos.
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mujeriego y chica buena, matrimonio por contrato y esposa virgen, ceo multimillonario
Editado: 15.05.2024