Alexandra.
Después de una noche espantosa, en una celda apestosa, con Alexander medio ido y Martín reclamandome. Y varías ratas acompañándonos, se siente genial estar en casa.
Después de esa noche todo me parece genial.
Me lleve la el vaso de limonada a los labios y le di un sorbo.
Estoy feliz.
Más feliz que una sonrisa.
Amo estar de vuelta.
Amo Alexander y a mis hijos con todo el corazón.
Ellos son el motor de mi vida.
Sonreí y tras hacerlo me acomode en la silla reposera.
Se siente genial volver a estar en casa, disfrutar de mis hijos y verlos sonreír mientras corrían por el jardín con total libertad.
Soy una madre totalmente enamorada de sus hijos.
—Hola.
Gire mi cabeza y mis iris se colocaron en un precioso niño.
Si no me equivoco este niño ha de ser, el hijo de esa… mujer.
—Hola.
—Puedo tomar asiento a tu lado.
Asentí y tras esto el hermoso joven tomó asiento a mi lado.
—¿Eres tú la mujer a la que Alexander ama?
—No.
El niño entrecerró sus ojos.
—Eres tú, porque la señora del retrato de la oficina de Alexander tienes el mismo lunar de media luna que usted tiene en su hombro izquierdo.
—Tener un lunar de medía luna, en el mismo lugar donde la mujer que ama Salvatierra no quiere decir que sea ella.
El niño sonrió con cinismo.
—Podra engañar a otros pero no a mi señora. -abri mi boca para replicar. —La descubrí muy fácil señora, porque fue bastante obvió la forma en que trata a esos niños y como ellos la tratan y además escuché a la niña hablar con Ángel sobre un viaje a Disney.
—Puedo verme como un renacuajo, pero lo cierto es que tengo más capacidad mental que cualquier adulto de veinticinco.
—¿Qué quieres para mantener tu silencio?
—Quiero que me ayude encontrar a mi papá.
—¿Como crees que hare tal cosa?
—Se, que usted tiene la forma de ayúdame señora. Así que si quiere que yo mantenga mi silencio debe ayudarme, porque de lo contrario…
¿Quién se ha creído este renacuajo para chantajearme de esa forma?
—Puedes hacer y decir lo que te venga en gana.
Me encogí de hombros, haciendo alusión a que no me importa.
Total… ya Alexander sospecha que no soy Alexa.
—Creo que Alexander le interesara mucho saber que…
Antes de poder terminar la voz ahogada de mi pequeña Alessia llegó a mis oídos.
Con rapidez coloque mis ojos en la niña, e inmediatamente formé mis manos puños al ver la escena.
La maldita mentirosa se encontraba a unos metros de mí, gritándole a mis hijos.
—¡CÁLLENSE, MALDICIÓN…! Si no lo hacen les cortare la lengua, y obligare a sus malditos perros a comérsela, engendrós del diablo.
Me levanté con furia de la silla reposera, y camine a pasos agigantados hacia la maldita mujer.
—Grave error, maldita mentirosa. Grave error.
Ángel y Alessandro al colocar sus ojos en mí, corrieron y se escondieron detras de mí.
—Mamí.
—Ángel, lleva a tu hermanos a por helado.
—Pero mami.
—Ve hacer lo que te digo hijo…
—¿Y Alessia?
—Ve con Alessandro a por ese helado, que yo me encargo de Alessia.
—Sí, mami.
Ángel tomó la mano de su hermano, y juntos empezaron a caminar.
—Sabia que eras tú… -murmuro la mujer.
—Si lo sabías, creo que también debiste intuir que te romperé todos los malditos huesos de tu cuerpo, y te arrancare la maldita piel.
—¿Ah, sí? -pregunto con una sonrisa de burla en sus labios.
—Sí.
—Si me colocas una mano encima Alexander terminara por echarte de casa, porque yo me encargaré de meterle cizaña sobre tí.
—Moriras en el intento porque tengo a ese hombre en la palmas de mis manos, maldita mentirosa… -la mujer frunció su entrecejo —No te conviene meterte conmigo porque en cualquier momento puedo llamar al contacto que tengo en Grecia para que vengan a buscarte maldita loca del demonio. O peor aún… puedo llamar al despiadado general que drogaste para tener un hijo.
Ella perdió el color en su rostro tras escucharme esas palabras.
—Esta es la primera y una advertencia que te hago, mentirosa.
Ella ardió en furia.
—Has lo que te de la maldita gana.
Leslie tras verbalizar esas palabras, ella centro su atención en mi pequeña niña y no dudó en intentar atacar a mi pequeña niña.
Corrí para impedir que esa demente le hiciera algo a mi pequeña, pero para mi buena suerte Batman, Alex y Xander, mis preciados puerros entraron en acción tras escuchar el potente llanto de Alessia.
Los tres perros corrieron hacia mi hija, y fue Xander quién se coloco al frente de Alessia, le mostró sus colmillos y empezó a gruñir. Mientras que Alex, y Batman se colocaron al alrededor de Alessia, como barrera defensa.
—Con una sola palabra que yo diga, mis perros hacen de tí una mentirosa muerta. Así que es mejor que te mantengas alejada de mis hijos si no quieres dejar a tu hijo huérfano antes de tiempo.
—Los matare a todos…
—Xander… -al mencionar el nombre de mi perro, este dió un paso hacia la mentirosa.
La mujer me brindo una mirada fulminante…
—Yo sere la única mujer en la vida de Alexander, y si tengo que borrarte del mapa lo haré sin dudar.
—Mamá…
La desquiciada está colocó sus ojos en el chico con el que anteriormente estaba hablando, y al verlo sus facciones se suavizaron y inmediatamente empezó a sollozar.
—Agapios, ella se ha ensañado conmigo hijo. Me dijo que le ordenara al perro acabar con mi vida.
El joven entrecerró sus ojos.
—Lo veo bien, mamá. -la demente abrió sus ojos como platos posterior a estas palabras. —Porque nunca debiste lastimarla… no debiste hacerla llorar.
Agapios se coloco al frente de mí.
—Te amo. Pero si la vuelves a lastimar tendrás que golpearme a mí también.
—Hijo…
—Te amo, mamá. Pero aún así tengo que reconocer que estas mal.
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Editado: 03.10.2024