Alexandra.
Un año después.
Oficialmente he regresado.
Tras un año excelente como modelo he decidido pasar tiempo con mis hijos.
Mis tres tesoros. Bueno… aunque he de admitir que son seis porque tengo que incluir en la lista a mis amigos, Batman, Alex y Xander. Mis fieles y amorosos amigos.
He extrañado un montón a todos, incluyendo al mentiroso de Alexander Salvatierra.
Todavía lo amo como el primer día.
—Alexandra… -gire sobre mis pies al reconocer la voz del hombre que me llamaba.
—Louis.
El mencionado sonrió. Y corrió hacia mí.
Abrí mis brazos, para dejar que me abrazara.
—Te extrañé mucho, Alex.
—Oh, vamos… me vas hacer llorar.
Louis dejo un beso en mi mejilla, para posteriormente levantarme del suelo y girar conmigo en brazos.
—También te extrañé, Louis.
En este último Louis y yo hemos reforzado al máximo nuestra amistad, a tal grado de convertirnos en una y mugre.
—Tengo que felicitarte porque esa última sección de fotos que hiciste estuvo de infarto.
Golpeé el pecho de Louis con fuerza.
—Auch. ¿Por qué me pegas?
—Porque me dió me vino en gana hacerlo.
Louis me coloco sobre el piso, para después arrebatarme la maleta de las manos.
—Le envie la revista Alexander.
Le brinde una mirada fulminante.
Genial. Lo que me faltaba.
—¿Qué ganaste haciendo algo como eso?
—Ya que no me dejaste golpearlo hasta dejarlo inconsciente, le envié la foto más reveladora que poseía la revista.
—¿La del bikini?
—Has dado directo en el clavo.
—Conociendo Alexander te puedo asegurar que destrozó esa revista y después la resumió a cenizas.
—Que sufra por cabron.
Golpee el brazo de Louis tras esas palabras.
—¿Por qué me golpeas?
—Porque es de doble moral criticar a otro cuando eres igual o peor que él. ¿O es que acaso se te olvidó lo que le hiciste a la chica?
Louis se tensó en sobre manera.
—No quiero hablar de ella, Alex.
—Claro.
Tras inquirir está palabra me coloque mis lentes de sol y apresure el paso porque me urge abrazar a mis pequeños.
—Alexandra.
—¿Dime?
—¿Qué baras ahora que estas de vuelta?
—Disfrutar de mis hijos.
—¿Solo eso?
—¿A donde quieres llegar?
—Al eslabón más importante…
Ese eslabón del que Louis habla es nada más y nada menos que el hombre de mi vida, Alexander Salvatierra.
—Si ese condenado eslabón, me toma entre sus brazos, me besa con fiereza y me toca como él solo sabe hacerlo, puede ser que consideré perdonarlo.
—¿Ah, sí?
—Sí.
Seguí caminando y cuando estuve afuera del aeropuerto puerto, detuve mi andar abruptamente al ver a mis tres niños correr hacia mí.
Abrí mis brazos y coloqué mis rodillas en el suelo.
Mis tres tesoros, mis tres amores.
—Te extrañe mucho Mami.
Ángel fue el primer en llegar a mis brazos, pero un segundo después Alessandro y mi pequeña niña se unieron a nuestro abrazo.
—Les prometo que nunca volveré alejarme de ustedes. Nunca.
Envolví a mis hijos entre mis brazos y nos fundimos en un caluroso y ansiado abrazo.
No volveré a dejar a mis hijos nunca más.
(***)
Después de besar y abrazar a mi antojó a los niños, nos pusimos de camino hacia casa de mis padres.
—Mami, el tío Martín me dijo que te convencerá para que vuelvas a casa con nosotros.
—Alessia, hija…
Louis se encargó de interrumpirme.
Y yo le di gracias a Dios por esa interrupción porque no sabía que responder.
—Llegamos.
Mis tres niños gritaron totalmente emocionados y se apresuraron a bajar de la camioneta en cuanto el hombre de seguridad de Louis abrió la puerta.
—Alex, tienes que…
—Se lo que tengo que hacer, Louis. Así que ahorrate tus palabras.
El teléfono de Louis empezó a sonar, y él tras darle una mirada contesto la llamada.
—¿Sí? ¿Qué ella qué? -para este punto la voz de él salió totalmente ahogada. —No te muevas de allí…
—¿Louis, que sucede?
—Un año después por un puto atentado contra ella. Me vengo a entrar que cuando la deje marchar ella llevaba en su vientre un hijo. A mi hijo.
Abrí mi boca, pero no pude emitir palabra alguna.
—Juro, por la consciencia de mi madre que hare trizas al que quiera destruir a mi hijo, lo matare con mis propias manos y no descansaré hasta ver su sangre correr por todo el piso.
—Louis…
—Señor. -uno de los hombres de seguridad de Louis se colocó al frente de nosotros. —Tenemos problemas…
—¿Qué sucede?
—Su hijo esta siendo trasladado al hospital, porque sufrió un paro respiratorio.
Los ojos de Louis se cristalizaron.
—Ve con ellos Louis, ve con tu familia.
Tomé la mano de Louis entre la mía, y la apreté levemente.
—Ire contigo en cuanto me instale, pero no dudes en llamarme si el pequeño, su madre o tú necesitan algo.
—No quiero perderlo, Alex. Porqué recién se de su existencia y no quiero perderlo…
—No lo perderás Louis.
Me atreví a darle un abrazo, el cuál Louis me correspondió.
—No merezco tener un hijo, Alex.
—Mereces ser feliz, Louis.
Louis no emitió ninguna palabra.
—Mami, mami.
Louis y yo nos separamos luego de escuchar la voz de Ángel.
—Ve con tu hijo, Louis.
—Tengo miedo.
—Toma todas tus miedos, mételos en un maleta y arrojarla al fuego. Porque esa es la única forma en la que puedes seguir hacia adelante.
—¡Mami…!
—Ve con ellos, Alex.
Asentí.
—Y tú ve con tu mujer e hijo.
Louis hizo una pequeña mueca.
—Nos vemos luego Alex.
Le di una pequeña antes de bajar del vehículo.
Espero que al final de cuentas Louis pueda ser feliz.
—Mami, vamos…
Me apresuré en caminar hacia mi ansioso hijo.
—No conas ansias hijo.
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Editado: 03.10.2024