Quimera

Cap 1

Puede que haya sido un sueño o una fantasía. 
puede que me haya terminado rompiendo el alma; pero no me arrepiento. 
El es mi quimera, mi maldición y bendición. no importa su nombre ni título, el es mi ángel y lo será siempre.

Este fenómeno no parece tener final. -- dice el presentador de las noticias. -- tememos por la seguridad de nuestros jóvenes. esto es un aviso a los padres, deben estar atentos a todos los movimientos de sus hijos. Esta mañana una madre ha encontrado a su hijo, un menor de dieciséis años en su habitación, sin vida y sin razón aparente para...--

Mi madre tomó el control de la televisión y la apagó antes de que el presentador pudiera terminar la frase. volví a mirarla y dijo.

-- Basta de tonterías, hoy en día se matan por cualquier cosa. --
-- Es muy extraño. -- le dije sintiéndome ofendida pero sin que lo notara. -- estas cosas no pasan sin razón. --
-- Lo que pasa es que están faltos de unos buenos palazos, -- me dijo sin mirarme. -- gracias a Dios que tu no harías algo así, porque yo si pude educarte bien.--

Cada vez que decía cosas como esa, algo dentro de mi ardía. No lo niego, tenía resentimientos contra mí propia madre. Una católica ortodoxa que vivía en otro siglo prácticamente. pensaba que la manera de educar era con vara, como dice la biblia, y parecía ignorar que su dios perdonó cada pecado en el mundo, porque ella no perdonaba ninguna falta, ni mía, ni de nadie.
había aprendido a acostumbrarme a esa vida, sometida a una libertad a medias, aprendiendo a ocultar lágrimas, sin estabilidad mental, y casi muda.

Solo tenía un amigo, ella no lo aprobaba, pero no tenía por que decirle que lo tenía. 
No era para nada como yo, de hecho era todo lo contrario a mi. hacía amigos fácilmente, era carismático, filósofo, y muy fuerte, de las únicas dos maneras en las que se pueden ser fuertes. 
Era muy realista, y yo siempre estuve metida en mi mundo de fantasías, no era la mejor estudiante pero tampoco era la peor, ¿más buena que mala? sí, tal vez.

Me alisté ese día para ir a clases, no sin antes acordarme de tener en mano mi libro favorito. una fantástica historia de amor entre un demonio y un débil ángel.

justo después de salir de casa, recibí una llamada de Gabriell, al contestar el teléfono, me respondió con su típico saludo de siempre.

-- Hola, pequeña polilla come libros. ¿lista para los exámenes de hoy? -- 
-- Gabriell, no me llames así, sabes que lo odio. --
-- ¡ooh, pero vamos! ¿por qué no puedo, pequeña polilla?--
-- eso suena horrible, lo sabes. -- 
-- ¡no es cierto! y por cierto, hoy te ves muy bonita.--
-- Ja, ja. graci...espera ¿qué? --

Al llegar a una esquina de la calle, casi me choco de frente con Gabriell, que me miraba divertido por mi reacción.

-- ¡Gabriell! -- Grité enojada al verlo.  -- no puedes aparecer así ante la gente, es de mala educación y es peligroso. --
-- sobre si es de mala educación, querida sabes que no sigo la etiqueta, y por si es peligroso, no temo a morir en cualquier momento, y menos si es a manos de una chica que se debora un libro de fantasía en una hora y cuyo nombre no quiero decir pero se llama Jess. --
-- Tonto. -- dije mientras sonreía.-- mejor caminemos, se hace tarde..--

Lo tomé del brazo para hacer que se diera la vuelta y caminara a mi paso, el lo hizo y caminamos sin hablar un rato por el anden. sentí como si tuviera la necesidad de decirme algo, pero se le complicara decirlo. su rostro ya no tenía la sonrisa divertida de unos momentos atrás y yo no pude soportar su tensión así que le pregunté directamente.

-- ¿que te sucede? ¿te sientes mal?--

no me contestó de inmediato, fijó la vista en el suelo y suspiró pesadamente antes de decir mi nombre en lo que fue casi un susurro.

-- Jess...-- 
-- ¿si?...--
-- veo que tu bufanda es nueva..--

Lo dijo sin mirarme a los ojos. me sentí nerviosa, sentí ganas de llorar pero jamás fui de las personas que lloraban delante de otra. 
puse mis manos sobre la bufanda y la acomodé apretándola más conta mi cuello.

-- ¿Has vuelto a dejar que lo haga? -- me preguntó--
-- No puedo evitarlo-- respondí secamente. --

empezé a acelerar el paso para que no viera que mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas en  contra de mi voluntad. 
Gabriell tomó mi mano y me hizo volverme a él, no pude mirarlo a los ojos ni decirle nada.

-- No puedo creer que tu madre te haya pegado de nuevo. ¿Por qué tu padre no hace nada al respecto?.--
-- no quiero hablar de eso, Gabriell, llegaremos tarde así que deja de darle importancia. --
-- Déjame verlo. --
-- ¿qué? -- 
-- Déjame ver lo que te ha hecho. --

No pude soportarlo, mis lágrimas se desbordaron y le dije con la voz rota.

-- Gabriell, por favor déjalo así. llegaremos tarde. --

No me hizo caso. puso sus manos sobre la bufanda y me la quitó, intenté que no lo hiciera pero no lo logré.

--¡Gabriell, basta!. --

la piel descubierta, revelaba un moratón sobre la clavícula y hacia arriba el cuello. 
Gabriell no pudo evitar abrir los ojos de par en par.  
no pude soportar ver su mirada y lo único que pude hacer fue llorar.

-- no voy a permitir que esto pase más. llamaré a la policía. --
-- ¿qué? no, no. Gabriell no le digas a nadie de esto, no te lo perdonaré. --
-- Un día de estos te matará. ¡No  puedes ocultarte por siempre en tu país de fantasía, Jess! mírame, yo estoy aquí, soy real, quiero ayudarte. --
-- Si eres mi amigo entonces no le dirás de esto a nadie. no necesito ayuda, puedo manejarlo, no necesito que me salves.--
-- Jess. --
-- Solo me traerás más problemas.--

le arrebaté la bufanda de las manos y caminé tan rápido como pude para que no pudiera alcanzarme y no lo hizo.
No pude concentrarme durante las clases, la conversación con Gabriell era lo único que tenía en mente. 
me senté lejos de el en el almuerzo y esa tarde volví a casa sin el.



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En el texto hay: magia, romanc de otro mundo., muchoamor

Editado: 16.12.2023

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