Un joven de 25 años se encontraba bebiendo en un bar. Eran eso de las 3 de la mañana. No tuvo mejor idea que matar su tiempo bebiendo en uno de los más reconocidos bares del país ¿Qué otra cosa haría un sábado de madrugada? ¿Follar? No. Hoy quiso algo deferente. Había escuchado decir que ese lugar era fenomenal y no se equivocaron. Aunque creía que hacer reservación era algo excesivo no podía negar que valió la pena. Hasta hace 10 minutos el lugar estaba abarrotado, ahora en cambio parecía un desierto. EL solo había ido al baño por unos minutos y podía hasta jurar que el lugar se veía diferente, lo único que le decía que no estaba alucinando era la mujer parad en el escenario interpretando una canción, su voz era exquisita. ¿Cuánto ganaría una belleza como esa? Una sonrisa maliciosa de formo en sus labios. Apuesto a que seria una delicia en la cama. No podía salir del lugar sin probarla. Seria un pecado para su lujuria.
Se encamino hasta el pequeño escenario cuando una voz lo hizo detenerse tras una columna. Por alguna razón esa voz lo asusto.
—Te lo advertí—dijo un hombre de traje negro con una copa en mano—ese no es mi problema—amenazó
—Yo se muchas cosas—lo enfrento otra voz alzando la barbilla en postura desafiante—si yo caigo te arrastrare junto conmigo
Una mirada de asco baño el rostro del hombre de traje—Entiéndelo bien rata inmunda, si tu caes, caerás solo—avisó con una voz que helaría la sangre a cualquiera—como el esperpento humano que eres, así que procura oírme bien imbécil, tú mencionas algo de aquí, mencionas mi nombre y tus miserables días en este mundo estarán contados
—¿Ah si?—se burlo incrédulo—no tengo...
Dos disparos salieron de la boquilla de una pistola. El muchacho cayó al piso inmediatamente mientras un charco de sangre se extendía por el suelo.
—¿Alguien desea ser el siguiente?—preguntó el hombre con una cara llena de burla y satisfacción
El temor era casi palpable en los rostros de sus otros dos empleados. El hombre rio con malicia como si de una broma se tratara.
—Ahora saben que es lo que les ocurre a los que se quiere pasar de listo conmigo
Los otros hombres intercambiaban miradas de terror.
—¿O quieren otra demostración?—preguntó moviendo la boquilla del arma entre los dos sujetos
Los hombres negaron mientras una gota de sudor les resbalaba por el rostro. Maricas... El hombre guardo su guardo el arma
—Desháganse del cuerpo, me enferma la sangre de gente inepta—les ordenó. Se sacó los guantes negros y los dejo caer sobre el cuerpo que hacia ya muerto.
Estos asistieron y se dispusieron a hacerlo con prontitud. No querían ser los siguientes.
El hombre camino hasta el escenario. La rubia dejó de cantar y fue hasta él. Un sonoro beso en los labios a modo de saludo. La cantante vio el cuerpo tirado en el suelo.
—Cada vez estamos mas cerca—habló con devoción mientras miraba la sangre brotando de aquel cuerpo inerte
—Nunca lo dudes—acaricio su rostro mientras le susurró algo al oído
Ella bajo del escenario y junto a él caminaron hacia una parte algo cerca de donde se encontraba aquel joven. ¿En donde se había ido a meter? Debió irse cuando pudo.
—Ya sabes lo que tienes que hacer...
La mujer sonrió y camino hasta la zona de las chamarás. Una vez allí se dispuso a borrar el pequeño incidente. Para la lastima del intruso la mujer noto su sombra. Arqueó una ceja más no dijo nada. Al menos no hasta acabar con aquellas cámaras.
—¿Qué crees que estas haciendo?—habló la mujer acercándose a su escondite
Bien. Hasta ahí había llegado su vida. ¿Cómo moriría? Rogaba que solo fuera un balazo en su cabeza. Seria menos doloroso.
—Apreciando una belleza como tú—su boca jamás se quedaría llamada, al menos sería un Don Juan hasta antes de su muerte
La mujer avanzo hacia él—Que simpático—expreso con una sonrisa maliciosa
—¿Cómo no serlo con primor como tú?—se puso más relajado, una follada antes de morir ¿Talvez?
—Si yo fuera tu me mantendría callado—una voz interrumpió el coqueteó—no serás tan idiota para pensar que te mantendré con vida después de lo que viste
—Yo no vi nada—mintió—más que la belleza que tengo en frente—aviso sin despegar la vista de aquella mujer
—Tus coqueteos no te salvaran—contesto la mujer colocándose junto al asesino—¿Acabas con el Coop?—preguntó imitando una voz dulce
—Si lo hace ¿Quién arreglará tu error?—La rubia frunció el seño ¿Error? ¿De que hablaba?—Aún están ahí, cualquiera con conocimiento en informática podría ver su... accidente—aclaro optado por la única vía que tenía
La rubia clavo la vista en el computador que manipulo previamente—Llevo mucho tiempo haciendo esto, tú no...
El joven arqueo la ceja. Paso por su lado para dirigirse hacia donde estaban las cámaras. Manejo el monitor y halló las grabaciones en cuestión de segundos mientras mostraba un rostro burlón.
—Aquí están—indicó—intactas
La rubia rodó los ojos y cruzó los brazos mientras un bufido le salía de los labios.
—Pero con eso—se arqueo ante el computador para comenzar a oprimir algunas teclas y comandos—huala...—se volvió hacia ellos—desaparecieron, les aseguro que nadie tendrá acceso al pequeño incidente—río burlón
Ambos espectadores cruzaron miradas maliciosas. Pareciera como si estuvieran conversando con cada mirada que intercambian.
—¿Quién te enseñó eso?—pregunto la rubia con desconfianza
—La experiencia—respondió con simpleza
—¿En qué?—el hombre intervino analizándolo de pie a cabeza, le serviría una rata informática
Aquel joven rio por su comentario—Pillo y ladronzuelo de ocasión—contesto vacilante
La rubia expresión de la rubia se suavizo. El hombre se llevó la mano al mentón mientras una idea invadía su mente.
—Son cosas que se aprende con el tiempo—continuó