Lizzy
Ha pasado un mes desde que llegué a Londres, estoy perfectamente instalada en mi nuevo apartamento que es realmente gigante para solo una persona. Me pone triste pensar en lo solitaria que me encuentro, espero hacer amigos en el trabajo o en el mismo edificio en el que estoy.
He hablado con Lex a diario, me ha comentado que su bebé es una niña y la llamarán Olivia. Me encanta el nombre, será una preciosa bebé con unos grandiosos padres.
Scott tendrá un varón como hijo. Es el primero me nosotros en tener un bebé y así como estamos creo que seré la última en tener uno. Su bebé se llamará Mason, en honor al abuelo de Antonia. Espero ir cuando nazca esa preciosura, estamos a horas de distancia pero aún así iré a conocerlo.
Últimamente he estado un poco triste por lo sola que me encuentro. Me he venido a vivir al país más lejano de mis seres queridos, no estoy diciendo que me arrepiento porque en realidad es un bello lugar en donde vivir y poder crear una nueva vida; pero no tengo a nadie aquí y no había pensado en ello antes de mudarme.
En mi trabajo hay dos psicólogos más; William y Michael. Son bastante simpáticos, hablamos mucho y me han invitado a salir en reiteradas ocasiones y he aceptado. Saldremos esta noche luego del trabajo. Tengo bastantes pacientes a los cuales les he agarrado un cariño especial, sé que es muy poco profesional pero no puedo evitarlo. Vienen muchos niños a mi y se me da bastante bien hablar con ellos y lograr que hablen. Los niños son más complicados que los adultos, aunque no lo parezca, lo es. Los niños quieren jugar, lo único que piensan es en dibujar y correr, poder ser libres. Cuando les pido que dibujen a su familia es cuando revelan los secretos, siempre hay alguien más; puede ser un amante de alguno de los padres, o un espíritu que está acompañando al pequeño. Cuando les pido que describan a cada uno de las personas que logró dibujar es cuando logro identificar la relación con sus padres. Normalmente el padre es el que tiene una amante o no le presta atención al niño. La madre por otro lado hace todo lo posible para que su hijo sea el pequeño más feliz. Cuando describen a los espíritus, la mayoría del tiempo es un hombre vestido de negro y con un gran sombrero; a veces es una mujer vestida de novia. Es bastante macabro, lo sé pero por estas cosas pasan los niños en su día a día.
Sólo he tenido dos pacientes adolescentes; Isabella y Sara. La primera de ellas, Isabella a desarrollado su depresión por un ex novio << Se me hace conocida esta historia >>. Su ex fue un gilipollas mayor al mío, él la golpeaba. Lo hizo durante mucho tiempo y llegó al límite cuando abusó de ella.
Sara, por otro lado, desarrolló su depresión porque le han hecho bullying toda su vida << También conozco esta historia >>. Sara es una chica bastante guapa e inteligente, el bullying que le hacían era por ser la chica más lista del salón; esa chica que siempre hacía sus tareas, la que llegaba temprano a clases y la que respondía todas las preguntas del profesor. Aunque suene estúpido este es uno de los casos más comunes en el mundo.
Cuando salgo de mi despacho me encuentro a William fuera del suyo, que queda exactamente frente al mío.
-Holaaa- me saluda alegremente- ¿Preparada para esta noche?
-Hola, algo así- le sonrío
-Será divertido- me guiña un ojo- Nos vemos a las seis
-¡Espera!- grito antes que se aleje más- ¿Dónde iremos?
-Oh, a un bar
-Ok, nos vemos- muevo mi mano en forma de despedida.
Han pasado al menos dos horas y ya falta bastante poco para la hora de salida; las seis en punto. He traído un par de vestidos para colocarme y he elegido uno rojo y unos tacones color negro. Me maquillo solo un poco y salgo de mi despacho. Veo a William esperándome junto a Michael. William lleva unos vaqueros y una chaqueta de cuero lo que hace que se vea bastante guapo. Lleva su cabello desordenado y noto que se ha puesto unos grandes anillos en su mano derecha. Michael lleva puesto un pantalón color crema y una camisa blanca. También esta muy guapo.
-Que guapa vas- exclama Michael mirándome de arriba hacia abajo
-Gracias, ustedes igual- les confieso en un tono un poco avergonzado.
-Siempre me veo guapo- dice William y nos echamos a reír
Michael va conduciendo al bar, mientras William va a su lado cantando cada canción que suena en la radio. Yo voy en el asiento de atrás mirando hacia las bellas calles de Londres. Suena "Brooklyn Baby" - Lana del Rey y William la canta a todo pulmón. Michael sonríe a su lado y se le une
-¡Vamos Liz, canta con nosotros!- grita Will por encima de la música
Sonrío al ver a estas bellas personas a mi lado, creo que he hecho amigos aquí, hoy ya no me encuentro sola y espero nunca más sentirme así.
"Yeah, mi boyfriend's pretty cool, but he's not as cool as me"
Canto junto a ellos y siento la alegría subir por mis venas. Me encanta esta nueva sensación de tener amigos << normales >> y a eso me refiero a que no tienen ninguna enfermedad mental, a que podemos ser alegres sin restricciones y que podemos cantar sin que nos venga un recuerdo que nos pueda atormentar.
Unos minutos más tarde hemos llegado al Bar, oigo como la música resuena por los parlantes y me siento emocionada de estar aquí. Nunca había disfrutado tanto la compañía de personas que no conozco lo suficiente pero que solo al verlos parecen agradables; y claramente lo son.
-¿Lista para emborracharte?- me pregunta Will
-Lista para beber, solo un poco- le advierto y comenzamos a reír
Will se pide un trago bastante tropical, mientras que Michael se pide una cerveza. Yo no tengo idea de tragos así que pido lo que la mayoría de gente ha bebido "Vodka Tonic" al primer sorbo ya siento que me he mareado, es demasiado fuerte para mí. Yo jamás he bebido, jamás fui a una fiesta a emborracharme y cuando me ofrecían alcohol debía decir que no por los medicamentos que tomaba a diario pero ahora es distinta la realidad. Estoy en un bar en Londres, con dos fantásticos amigos y con todo el derecho a poder emborracharme.