Terminaba la jornada laboral como cualquier otro día, lápices tirados en el suelo, manchas de pintura, juguetes regados y un sinfín de tiritas de papel chuecas en los pupitres; nada raro en el grupo de tercero, al final fue un buen día.
Solo una idea volaba por su cabeza, dando vueltas, eran los dibujos de los trillizos, sobre todo el trabajo en blanco de Nath, la curiosidad era alimentada por el hecho de que un hombre de cabello rizado rojizo había pasado por los pequeños Castillo en repetidas ocasiones, quizá era algún primo o Empleado de su padre, sólo sabía que era un tipo que asistía muy seguido a la escuela, aunque jamás se le había visto junto al señor Brent, ¿o acaso había algo más? Podría ser la nueva pareja de la madre a quien nunca se le vio en la escuela.
Al mirar la hora vio que era un poco tarde, guardo en su bolso rosa los tres dibujos, se arrancó el delantal de miss revelando una figura bien torneada, llevaba puesta una falda tubo a las rodillas y una blusa color negro con escote; se cambió tenis de educadora por unos tacones a juego.
La hermosa salía con paso firme, pero algo seguía dando vueltas, así que fue directo con la directora para comentarle el tema.
Si algo diferenciaba a Laura de otras personas era su persistencia y amor a los niños, no iba a estar en paz hasta saber que pasaba y ayudarlos en caso de tener un problema; así que con pasos firmes recorrido toda la escuela hasta llegar a la puerta de una oficina con placa color oro y decoraciones pegadas con alusión al día del padre.
Miró la entrada para después golpear con sus nudillos tres veces.
-Adelante.
Ingresó entonces la profesora con una sonrisa mirando a la mujer madura de negro cabello y blusa blanca, la mujer sonreía amable mientras con un gesto invitaba a la joven educadora
—buenas tardes señorita Decker ―tomó aire —antes que nada quiero agradecerle por su valioso tiempo, vera, tengo una inquietud con respecto al grupo que me asignó, es sobre los tres niños que ingresaron de otra unidad, los pequeños Castillo, como sabe, falta muy poco para el día del padre y el proyecto de mi salón es la elaboración de un dibujo de sus padres, todo está bien solo que los tres pequeños hicieron estos dibujos—sacó de su bolsa el portafolios mostrando las tres hojas.— Como sabe, ellos son trillizos fraternos según su papá, por lo cual no entiendo muy bien la situación.
La directora con mirada sería y respiración calmada comenzó a revisar las hojas
―conozco de primera mano el motivo, no debería preocuparse, podría explicar yo el tema pero el señor Castillo fue claro en que por ahora debía ser discreta, usted es consciente de que mi ética me hace respetar su decisión, aunque si gusta, puede acudir directamente con el señor Castillo para hablarlo, él es una persona muy amable aparte de que adora a sus hijos, creo lo mejor es informarle por si hay algo que les preocupa a los niños ´poder arreglar el inconveniente, debería enviarle un citatorio.
Laura confiaba mucho en la señorita Decker, era una mujer muy severa, pero tenia muy buen juicio, siempre encontraba las mejores opciones, con una sonrisa honesta miró la hora.
—La comprendo, entonces hablaré con el señor Brent para poder tener la certeza de que los niños están bien, muchas gracias.
una sonrisa infantil se dibujaba en la joven, pues aparte de la curiosidad se asomaban otros sentimientos en su mirada.
―No hay problema, cuídese mucho Laura, solamente le aconsejo sea profesional, el señor Castillo es un hombre atractivo, además de que usted es una mujer soltera que está en la flor de su juventud, por favor no llegue a generar ideas erróneas, no quiero que salga herida.
— ¡C-Cómo cree!, sólo es algo profesional, me tengo que ir.
Sonrojada salió de la oficina despidiéndose de forma cortes mientras pensaba ¿soy tan obvia?, caminó a la parada del autobús, sacando de su bolso una galleta integral que comería lentamente para la espera, subió al vehículo consiguiendo un asiento junto a la ventana; mirando el paisaje suspiraba profundamente, si bien los niños eran su prioridad, la mujer detrás de la maestra sentía atracción por aquel hombre desde el momento que lo vio entrar con sus hijos, esa mirada la hizo sudar.
Mientras avanzaba el camino, miss Laura miraba su teléfono, tenía el número de Brent registrado para emergencias, no sabía si era lo mejor llamarle, pero en un impulso lo hizo.
Erick:
Aquél tipo de rizado cabello y hermosas pestañas recibía a los pequeños en la salida con tres paletas de hielo en mano, tenía una enorme sonrisa, era como un niño más a su lado, les abrió la puerta del auto azul, puso un poco de música pop en inglés mientras les preguntaba por su día, sus ocurrencias les sacaban bastantes sonrisa, el auto parecía un parque de diversiones con tantas risillas, pasaron por materiales a la papelería, pero “misteriosamente” se les habían pegado helados, gomitas y muchos otros dulces que les encantaban a los cuatro, con la única condición de que Brent no se enterara de ese dulce delito, para lo cual destruyeron toda evidencia.
ya casi estaban en casa cuando un teléfono sonó: