Esa tarde lo único que quería hacer Camille era descansar en la comodidad del sofá más cercano al fuego, nunca se acostumbraría a lo frío que podía llegar a ser el castillo. Pero sus planes se vieron frustrados cuando un grupo de niñas se pararon frente a ella con todas las intenciones de darle una gran noticia.
-Hoy pijamada en la sala común, no faltes -dijo la más pequeña
-Nos vamos divertir mucho -secundó la que parecía un poco mayor
Así esas dos y otras tres más siguieron su camino para seguir propagando el anuncio, tal vez no descansaría en el sofá pero siempre quedaba su habitación.
Las horas pasaron y cuando estaba a punto de encerrarse en su habitación Sophia, Susan y Hannah la arrastraron escaleras abajo.
-¿Qué las pijamadas no se hacen en la noche? -preguntó sentándose en su sillón favorito para leer un libro mientras.
-No es una regla -dijo Susan encogiéndose de hombros- ¿no necesitas tus lentes para leer mejor?
-¿Qué? -Camille se llevó una mano a la cara y notó que no traía las gafas puestas- Puedo leer de cerca
-Ten, yo las tomé de tu velador -ofreció Abbott
Por ser viernes los chicos se habían ido a acostar temprano, las clases se estaban poniendo más tediosas y eso requería mayor energía de su parte. Conforme pasaban las horas las niñas de la reunión habían elaborado ya diversas actividades.
Camille tenía en su poder muchas pulseras de la amistad, había probado tarta de calabaza y pie de manzana y ahora tenía un pequeño cambio de look.
-Hay que jugar un juego
-Sí, ¿qué les parece Reto o Verdad?
-¿Qué es eso?
-Es un juego muggle, es muy conocido y lo juegan en todas las pijamas
-Sí, yo lo juego con mis primas
-Me parece bien
-De acuerdo, es muy simple solo tienen que escoger entre decir la verdad o realizar un reto
-Suena bastante simple, comencemos
-Tú Hannah, ¿reto o verdad?
-Elegiré verdad
-¿Quién de los chicos de nuestro año te parece más lindo?
Hannah se sonrojó un poco ante la pregunta, estuvo tentada incluso a no revelar nada pero el juego perdería credibilidad así que se armó de valor y respondió.
-Neville Longbottom
Muchas niñas rieron y cantaron una pequeña rima que a Camille se le hizo de lo más estúpido, aún no daba crédito que estuviera ahí sentada entre tantas escorias. Su mente se desconectó por lo que a ella le pareció unos minutos, el leve empujoncito por parte de Rosmy, una hufflepuff de tercer año la trajo de vuelta.
-Quoi? -preguntó a las demás
-¿Qué eliges?
La chica volvió a guardar silencio, el juego le había parecido ridículo hasta que llegó su turno. ¿Y si las demás indagaban en su vida privada al elegir verdad? Siempre estaba la carta de la mentira pero y si habían puesto algún tipo de suero de la verdad en la bebida que la obligaría a revelar su pasado.
-Reto - dijo finalmente
Un atisbo de decepción surcó la cara de la mayoría de las presentes, estaban muy ansiosas porque su misteriosa compañera eligiera verdad y por fin realizarle la pregunta que tanto carcomía sus pensamientos. Una de ellas fue más ingeniosa y camufló la pregunta en la elección.
-Te reto a que nos diga qué pasa entre Draco Malfoy y tú
Y esa no era una pregunta que solo intrigaba a las hufflepuff sino a más de la mitad de las escuela al ver el repentino acercamiento de los jóvenes en los últimos días.
Camille soltó el aire, con tantas personas presentes no pudo meterse en la cabeza de todas para poder saber lo que tramaban, pero lo que salió de los labios de aquella estudiante la tranquilizó por completo, al parecer un chisme de romance era mucho más importante que entrometerse en su expediente.
-No pasa absolutamente nada
-¿Solo son amigos?
-¿No te parece guapo?
-¿Sabes lo qué hizo?
-¿No te gusta?
-¿Están permitidas tantas preguntas? -interrumpió Camille a lo que parecía una conferencia para el periódico
-En realidad no -aclaró la niña que propuso el juego
Las rondas siguieron y al ser tantas participantes se aburrieron al haber retado y acribillado con preguntas a todas.
-Bien, ¿qué les parece si ahora contamos historias de terror?
-Y aquí están las galletas para acompañar
La audiencia pareció estar de acuerdo y se acomodaron aún más para escuchar los relatos terroríficos de sus compañeras. Todo parecía estar yendo bien, algunas historias daban más miedo que otras pero la mayoría iba casi por el mismo camino: asesinatos, fantasmas y venganza.
Entre sobresaltos de las demás el subconsciente de Camille quiso jugarle una mala pasada, al fondo de la estancia pudo notar dos siluetas, no era ninguno de los fantasmas de la escuela pero sí los que atormentaban su ya dañada mente. Cerró los ojos para deshacerse de ellos pero no pudo conseguirlo sintió su mirada acusatoria sobre ella y como uno de esos dos entre levantaba el brazo para después señalarla.
Las voces pasaron a segundo plano y la chica tuvo que voltear en otra dirección para evitar seguir sintiendo esa presión extraña en el pecho. La verdad se le hacía extraño que hubiera dos, siempre era uno pero sus culpas más antiguas quisieron hacerse presente esa noche.
-Y salió del armario -gritó la narradora
Muchos gritos, esta vez de espanto, retumbaron en la sala. Había sido buena idea silenciar el lugar para evitar despertar a los chicos que no estaban enterados del tremendo escándalo que protagonizaban sus compañeras.
Una nueva voz se alzó para dar inicio con otro relato, el nuevo silencio atrajo nuevas visiones a la francesa. Las siluetas ya no solo aparecían en ese punto si no que la seguían a donde sea que mirara, la gota que derramó el vaso de su desesperación fue casi imperceptible susurro en su oreja.
-Tueur
Casi de un salto Camille se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, sus compañeras de pijamada estaban tan absortas en la historia que no habían notado su repentina huida. A un paso de pasar el umbral de la puerta, una mano la sujetó por la muñeca. Todo color abandonó su rostro ante aquella repentina sensación.
Editado: 24.06.2021