Elissa
Observo a Heather correr de un lado a otro asegurándose de que todo esté perfecto. Mientras el pequeño Harry duerme en mi regazo envuelto en una toalla.
Heather Smith, su historia no es la cliché que a toda niña le gusta que le lean... esa en dónde la protagonista termina con el amor de su vida y un hijo fruto de ese amor... un final feliz...
—Heather— le llamo—Para de correr, todo está perfecto.
—Los del catering aún no llegan— me responde estresada.
—Claro que aún no llegan, faltan cinco minutos para las 11. La paciencia es virtud de sabios
—¿Escribiste lo que te pedí? ¿Que título le pusiste?— pregunta en un intento de cambiar de tema.
—Lo hice, pero no te lo daré hasta que me parezca— le digo y me observa con un falso resentimiento, en su lugar esbozo una sonrisa—¿Dónde está Jason?
—Aquí estoy— hablan a mi espaldas—No todos contamos con la misma suerte que tú de poder cuidar a Harry sin que te manche la ropa.
—Es tu deber como padrino— le reprocho.
—Habló la madrina perfecta— me dice y Heather rueda los ojos ante nuestra absurdo tema.
Jason Thorne, nuestro amigo de ballet. Bailarín con 4 trofeos mundialmente reconocidos, con solicitudes de contrato en Francia, Italia, etc... Quizás Heater y yo estuviéramos junto a el bailando. Pero ambas elegimos profesiones distintas... ella se fue por la rama judicial, yo, psicología.
Aún recuerdo cuando teníamos poco menos de seis años en todos loos festivales de ballet o como queríamos hablar con personas de mayor experiencia, nunca imaginé que nuestros caminos se iban a separar de tal manera.
—Nani...— me hablan y todos dirigimos la mirada a mi regazo mientras el pequeñín de ojos ámbar se remueve despertando.
—Buenos días, dormilón— le digo y sonríe ante mis palabras.
Aún no dice muchas pero debo decir que me siento orgullosa al saber que una de esas pocas sea Nani, su forma de referirse a mí.
—¿Pueden vestirlo ustedes? Los del catering vienen entrando— nos pide su madre sonriendo como un angelito. Jay me ayuda a levantarme.
—A ver ¿qué le ponemos al pequeño?— pregunto poniendo una mano en mi barbilla fingiendo pensar.
—Hady— trata de decir su nombre pero aún no pronuncia muy bien la erre.
—¿Este?— le muestro un pulover blanco y niega con la cabeza disgustado—¿Este?— está vez le muestro el que dice: Soy Harry en letras azules delante y asiente efusivamente.
Se mueve tratando de decirnos que bailemos. Le encanta ver a su padrino hacer sus vueltas y levantarme en el aire, lo se porque cada vez que eso pasa, aplaude sonriendo.
—Hola, padrinos, puse sus chalecos en la mesa...— dice Dalila Smith entra por la puerta tan radiante como siempre sonriéndole a su nieto.
—Sra. Smith— decimos al mismo tiempo.
—Abi— saluda el pequeño a su abuela sacudiendo su manita.
—Tienen un... pequeño problema en la sala.
No hace falta que diga más para que comience a caminar acompañada de Jason hacia la pelirroja que llora en la sala.
—Heather...
—Lo extraño... el estaría tan feliz hoy... riendo con su hijo y...— me mira y rápidamente seca sus lágrimas—Tú has pasado por cosas mucho peores, y yo aquí llorando...
Trata de seguir hablando pero la interrumpo.
—No vuelvas a decir eso ¡nunca más!— me levanto en busca de mi bolso y veo como sus rostros se contraen pensando que me iré, pero en lugar de eso saco el folleto que tiene como título "Hasta mi último suspiro" y se lo entrego.
—Para mí una verdadera amiga no es la que está siempre, es la que apoya a pesar de estar destruida también. Todos tenemos nuestras cargas de sufrimiento y que no se igualen a la de los demás no significa que sean menos.
Jason se levanta y me abraza por detrás, ambos caminamos hasta la mesa tomando nuestros chalecos azules, sonrió al ver el Madrina de Harry que reposa en el centro mientras Heather observa el manuscrito decidiendo si leerlo ahora o no.
Lo que le sucedió al padre de mi ahijado no fue nada lindo. Venía de camino de un viaje de negocios y unos adolescentes drogados lo chocaron y volcaron su auto. Mi amiga recién se enteraba de que estaba embarazada, ya tenía 8 semanas... fue un golpe muy duro para los Smith/James, el motivo de volver a sonreír llego justamente 7 meses después, Harry James...
—Jason, Elissa— saluda la Sra. James desde la puerta, entra muy orgullosa portando su chaleco de Abuela James.
—Sra. James— la observamos detenidamente caminar hasta Heather y abrazarla—Jason, es hora de recibir a los invitados.
Unas horas después casi todos los invitados están aquí. Observo algunos niños corretear y sonrío recordando la foto en la pared del departamento de Rafa y Chris.
—Se ven tan tiernos con esas mascaritas— comenta Jason a mi lado.
—Tú te ves más tierno con esa manito de chocolate en la camisa— le digo
Vuelvo a reír recordando a la niña que puso su manito llena de chocolate para abrazar a Jay.
—Me asombra...— Jay trata de hablar pero se calla entrecerrando los ojos en dirección a tres motos que vienen en nuestra dirección, enarco una ceja imaginando quiénes son.
Efectivamente Rafa, Mike y Chris bajan de sus respectivas motos, este último con una gran sonrisa en el rostro porque fue el primero en llegar. Detrás de ellos aparca un jeep —o mejor dicho MI jeep— del cual se bajan, Laura y Daniela llenas de bolsas de regalos junto a mi padre.