Ráulpur: la fiesta del fervor rojo

Capítulo 1: el fervor rojo

 

Si la vista no te falla, te encuentras en una calle oscura y de poca iluminación.

Aún continuas enojado, hace rato tuviste peleas conflictos con tus compañeros: los demás arcanos mayores. Al no poder solucionarlos, te escapaste sin dejar rastro alguno. No te importan los problemas que podrías estar ocasionando.

«Ese Arlam es un maldito y detestable», reniegas mientras fuerzas tus ojos negros para mirar el panorama.

Una misteriosa niebla te rodea, «de donde salió», te preguntas teniendo malos presentimientos.

Decides no moverte, deseas utilizar tus poderes arcanos en pos de ayuda. Es inútil, no lo conseguiste al momento de concentrarte, tu propia mente te falló. Quedas lleno de frustración; ya nada puede ayudarte.

De repente hueles un delicado aroma a rosas jóvenes; algo está acercándose a ti. Tú sientes curiosidad por el olor, tu olfato se agudiza al máximo; deseas conocer el origen de la fragancia. Esta se acerca más y más. Entonces, en frente tuyo aparece una dama de tez oscura.

Labios carmesíes y carnosos, mirada penetrante, un largo vestido rojo, son las cosas que definen a la misteriosa mujer. Ella te toma como un muñeco, te arrastra hacia sí, tú puedes sentir la suavidad de sus redondeados pechos que son una gran alegría. Te excitas, después, la extraña te besa en tu mejilla provocándote una excitación mayor.

-Ráulpur, estás cordialmente invitado a la fiesta del fervor rojo. Tu presencia tendrá un gran reconocimiento. No faltes....sólo tú sabes el camino y cómo regresar -habla ella, luego se marcha. Entre palabras dichas, pudiste ver en su dentadura, un par de dientes de inusual tamaño. No te desesperas, mejor tomas un respiro.

-Fiesta del fervor rojo, ¿dónde escuché ese nombre? -susurras.

Hurgas entre tus memorias. Infancia, primeros años de la adolescencia; actualidad, en ninguno crees haber oído tal nombre. Decides insistir, rememoras por segunda vez tu infancia. Aparte de los recuerdos oscuros del asesinato de tu padre, y la burla que sufriste a esa edad; encuentras un vacío, una pregunta sin resolver: ¿qué hizo tu amada madre aquella noche que escapó de casa sin avisarte?

Te pones enojado, reconoces el enorme amor hacia tu progenitora. Deshaces tus malos pensamientos, piensas en el perfume a rosas. No puedas engañar a tu mente, debes concentrarte en la duda, sino tu conciencia no te dejará en paz.

-Eso es, ¡aquella noche mamá mencionó fiesta y fervor! -te alegras al encontrar la respuesta. Con el hueco rellenado, puedes estar tranquilo, al menos eso crees tú.

El olor se vuelve a manifestar, en esta ocasión, también distingues uno a sangre. Tus latidos se aceleran, tu cuerpo se mueve por sí solo, sin ninguna orden.

«Sangre, sangre fresca. Necesito ir...», piensas sin haberlo planeado.

Detienes tu paso, mueves tu cabeza regresando a la realidad.

- ¡¿Qué me acaba de suceder?! ¿Por qué me pasó esto? -sueltas una pregunta. La respuesta es tu instinto "anormal" ese que es imposible de ser reconocido por tu mente.

Te colocas gacho, miras al frente, apenas hay niebla. Haces el intento por usar tus poderes de nuevo, te concentras pensando en tu interior: sentimientos negativos, amor inusual hacia la madre y sed; una implacable sed de sangre.

Tus ojos adquieren un brillo especial, ahora eres capaz de ver en la oscuridad; acabas de activar tu habilidad lumis.

Nada puede detenerte, la niebla te importa un bledo. Estás consiente sobre la existencia de una ruta inusual que te guiará a "ese" lugar.

- ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡No quiero esto! -escuchas unos gritos masculinos. Estos se esfuman al momento, la víctima ha caído.

Sientes el dulce aroma a sangre, tus fosas nasales se abren por completo. Como nunca antes en tu vida, tú deseas probar su sabor. Se te hace agua la boca, hay una parte de ti que desencaja con tu "ser humano" Esa fue liberada, no lo sabes, pero, aquella dama negra, oculta algo más.

Sigues tu camino, ni siquiera controlas tu cuerpo, más bien este lo hace.

Ves el cadáver, quien murió era un adulto joven vestido casualmente y de piel morena, tal vez uno de veinte años. Te le acercas, en su cuello encuentras marcas de colmillos y ni una sola gota de sangre libre, ¿qué habrá sucedido?

«Pobre estúpido, seguro se lo merecía», te dices alejándote del occiso.

Escuchas unas voces, es un padre hablando en lengua latina. Sus palabras te causan un dolor en el pecho. Regresas al muerto, le quitas pedazos de tela y te lo colocas en el oído. Puedes seguir tranquilo sin oír la voz de nadie.

Entonces, el religioso te ve caminando, tú le ignoras, pero él detiene tu paso usando su vela.

-Joven, ¿vio usted a una mujer negra con vestido rojo? -interroga el padre con tono audible para ti.

-No la he visto, ¿de qué demonios habla? -contestas apresurado tomando distancia.

Das unos cuantos, te alivias al estar lejos del padre. Miras al cielo, el tiempo está gris, no hay ni un pequeño rayo solar.

« ¿Cuánto tiempo más seguiré así?», te desesperas. Deseas retomar el control de tus acciones.



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En el texto hay: vampiros, fiestas

Editado: 17.07.2018

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