Razones peligrosas | Libro 3

ACECHO

Él acababa de dejar a un lado de la carretera a una linda morocha de cortos cabellos castaños.

La había cubierto con su esencia y había disfrutado mucho con su liberación, el de ambos en realidad, no había manera que ella pudiera escapar de él alguna vez.

Solo detuvo su auto un momento, no podía creer lo que veía, su presa más anhelada discutía con su piedra en el zapato, el detective Bastien casi le había aguado su coto de caza, pero al parecer, la seguridad de Margarita Poma no era infalible.

La chica salió corriendo por la parte trasera y buscaba un taxi.

―Corre lindo conejito, correo muy lejos ―ronroneó.

Sus labios se ampliaron en una singular sonrisa mientras seguía los pasos de su presa con los faros del auto apagados, hasta que el perro detective lo había notado, solo había estado rondando por un jardín cercano; por un acto del cielo, el detective Bags había sido interceptado por dos sujetos.

― Muy buena idea azuzar a tus enemigos ―murmuró satisfecho, y con una risita se encaminó hacia su más anhelada presa.

 




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