Capítulo uno: parte uno
Actualidad:
31 de octubre.
Valery
Hoy, a la una de la mañana recibí una llamada de Mariela (mi madre), diciéndome que mi abuela acaba de fallecer por un ataque del corazón y que a las once de la mañana va a ser el funeral y que llegara puntual.
Programé un vuelo a las tres de la mañana, pero el único vuelo salía a las cinco, entonces esperé a esa hora.
Ya estando en el vuelo, comentaron que se atrasó porque hay mucha turbulencia. Entonces que el vuelo saldría a las siete de la mañana, ya no llegaba al funeral de la abuela.
Llegué a las dos de la tarde, y ya estoy en la mansión
Estoy cansada, nunca me había tardado mucho tiempo volando. Toco la puerta de la mansión
― Ya voy ― responde la ama de llaves.
Abre la puerta, y es una señora de 65 años que trabajó con mi abuela toda su vida.
― Mi niña ― me abraza y se aleja .― ¿cómo estás? ―me pregunta.
Es una buena pregunta, ¿Cómo estoy? Bien, le voy a responder, pero sale mi madre de la casa. Lleva un vestido negro que le llega hasta los muslos, su cabello café está hecho en una cola perfecta.
― Hija, te llamé varias veces, pero no me respondiste― dice Mariela entrando a la mansión, y yo la sigo ― faltaste al funeral. ―ya estando en la sala de estar, me invita a sentarme. ― pero tú no fuiste la única que faltó, también tu hermano.
Ya comienza con sus cosas otra vez.
―No te contesté porque estaba en el aeropuerto, y que el vuelo se haya atrasado no fue mi culpa, además sabes que mi hermoso hermano odia, perdón odiaba a mi abuela. ― le respondí a Mariela con una voz firme.
― Sabes…
Me iba a responder, pero mi hermano entra y dice:
―No la odiaba solo no podía estar en el mismo lugar que ella. ― se sienta en el mismo sofá que estoy sentada.― hola hermanita, cuánto tiempo sin vernos.
Los rasgos de Jeremy no habían cambiado, desde la última vez que lo vi. sus ojos marrones lucen con la misma intensidad que siempre lo caracteriza, su piel pálida, luce igual. Es una copia igual que mi padre, solo en el físico porque por dentro son muy distintos.
Iba a responderle, pero Mariela me interrumpe.
― Nada de presentaciones, saben la vergüenza que me hicieron pasar. Solo su padre, mi hermano, y su primo estuvieron en el funeral. Ustedes nada que aparecían, Joss me preguntó por ustedes y no pude darle una buena explicación, le tuve que dar una mentira porque ustedes no estaban ahí…
La dejé de escuchar. Está muy enojada, pero me da igual, yo iba a estar en el funeral, pero el vuelo se atrasó. Además viajar de un país a otro se tarda.
Tal vez a mi hermanito le haya pasado igual que a mí, más tarde voy a ir al cementerio para despedirme. La atención de mi madre se va hacia las escaleras, y rápido cambia de tema. Mi primo está bajando las escaleras y mi madre cambia de tema rápido.
―Le voy a decir a Rosa que les lleve su equipaje a las habitaciones, así aprovechan para descansar.― Nos dice con un tono amoroso.
Jeremy y yo sonreímos al ver cómo Mariela pasa de ser fría a amorosa, solo por mantener las apariencias.
Nuestro primo entra a la sala de estar, y mi madre lo saluda y se va.
Mi primo es adoptado, ya que mi tía Kim no pudo tener hijos. Llegó a la familia Ross a los cinco años, aunque seamos primos por ley, yo no lo considero como primo, y mucho menos como amigo.
Por parte de mi hermano, lo considera familia igual que mis padres y tíos.
Su cabello es de color castaño dorado, sus ojos son de color verde fuerte, su piel es color pálido y tiene un cuerpo bien trabajado. Su nombre es Román Eros Alexander Ross. Lleva puesta un traje de color negro que le queda súper bien.
―Hola primos ―nos saluda, primero a mi hermano con un abrazo, después a mí con un beso en la mano.
Me llegan muchos recuerdos de la temporada que pasé en esta casa, pero los aparto de mi mente.
―Hola Román ¿cómo te sientes? ―pregunta Jeremy.
Estoy pensando en una excusa para irme, pero no encuentro, la verdad no me gusta estar en el mismo lugar que mi queridísimo primo.
Sonríe.
― Esa misma pregunta les iba a hacer yo. ― se sienta en el sofá ―, ya que ustedes no pudieron estar en el funeral de la abuela―nos dice.
Sus ojos verdes pasan a mirar a mi hermano y sonríe, después su vista se fija en mí, me causa incomodidad. Me llegan muchos recuerdos, pero los aparto, no es hora para que mis recuerdos aparezcan, su vista se posa de nuevo en Jeremy.
Es mi hora de salir de aquí, por mi bien. Iba a decir la excusa perfecta, pero mi hermano habla primero.
―Mi hermana y yo no pudimos llegar a tiempo, pero mañana vamos a ir al cementerio para despedirnos de nuestra abuela. ― Jeremy solo me da una mirada y la aparta para concentrarse en Román.― Si quieres puedes ir con nosotros. ― propone Jeremy, le quiero gritar, pero me muerdo la lengua, es la hora de interrumpir, así me salvo de la conversación.
Iba a responder, pero mi teléfono suena, miro la pantalla y es del trabajo.
“GRACIAS TRABAJO” pienso, pero no digo en voz alta.
― Disculpen, pero necesito contestar esta llamada.― digo y me alejo de esa conversación.
***
Estoy en el cementerio con un ramo de rosas negras, mis preferidas, pero casi nadie sabe eso, estoy buscando la lápida de mi abuela, pero no la encuentro.
Busco y busco y la encuentro, me arrodillo frente a la lápida, no me importa ensuciarme el vestido negro, pongo las rosas enfrente de la lápida.
―La verdad nunca he sido buena con las palabras, a veces digo puras tonterías.― sonrío ― aunque no pasamos mucho tiempo unidas, recuerdo que pasamos bonitos momentos. ― tengo un nudo en la garganta, quiero decir muchas cosas, pero sé que en el momento que hable voy a llorar y eso nadie quiere.
Miro al cielo y veo que se aproxima una tormenta.