Realities | Draco Malfoy

Capítulo 57

𝕽| 𝒄. ₀₅₇
—𝓒.𝓑─

La fecha elegida para nuestra incursión en la Bóveda era inusual, ya que coincidía con el Día de San Valentín, uno de los días más románticos del año en todo el mundo. Resultaba casi irreal que tuviera programada una cita con un monstruo de hielo en una fecha tan especial.
Me reí ante la ironía de la situación y me observé en el espejo, estudiando mi atuendo por tercera vez en apenas cinco minutos. Llevaba puesto un suéter de cuello tortuga en un nítido tono blanco que acentuaba mi piel, aportando un toque de elegancia y calidez. Combinaba el suéter con una falda negra ceñida justo encima de la rodilla, que realzaba mi figura con un toque de sofisticación y estilo.

Mis piernas estaban enfundadas en unas pantimedias que añadían un toque adicional de clase a mi atuendo. En mis pies, lucía unos botines negros con tacón que proporcionaban altura sin sacrificar comodidad, y completaban mi look de manera perfecta.

En mi cabello, llevaba un listón negro anudado con gracia, aportando un toque adicional a mi apariencia en este San Valentín tan inusual. El contraste entre el blanco y el negro daba un aire de sencilla elegancia a mi conjunto.

Mataré a un monstruo luciendo hermosa en San Valentín, no podía pedir más.

—¿Cuánto más tardarás? Porque llevo esperando dos horas y la mitad de los carruajes han salido —oí la voz de Draco del otro lado de mi puerta, seguido de un toquecito a ritmo de un villancico.

—¡Ya salgo! —exclamé, tomando unos pendientes colgantes de perla y colocándomelos con rapidez—. ¡Sólo recogeré mis cosas y estaré lista!

—¡Eso dijiste con tres atuendos anteriores antes de cambiarlos! —se quejó. Podía recrear el puchero que hacía en mi cabeza a la perfección, pero no me resistí a seguir imaginándola, así que, al terminar de guardar mis pertenencias y las cosas que necesitaría durante el día en un bolso, abrí la puerta.

Draco tenía una mano elevada en el aire, aparentemente decidido a seguir tocando la puerta hasta que yo saliera de mi habitación. Sonrió, extendiendo la mano hacia mí con elegancia y educación, lo cual parecía una dramatización innecesaria debido a mi tardanza.

Mon aimée... [Amada mía] —suspiró, haciendo una especie de reverencia frente a mí.

Halt den Mund. [Cierra la boca] —rodé los ojos, cerrando la puerta de mi habitación apenas puse un pie fuera.

Draco rió, mordisqueando su labio inferior con gracia—. ¿Desde cuándo hablas alemán? —se inclinó hacia mí, pasando un mechón rebelde tras mi oreja.

—No tengo idea —reí suavemente—. ¿Vamos?

Él asintió con una sonrisa, agarrando mi mano en el primer instante que nos alejamos lo suficiente. Se veía feliz de hacerlo.

Al llegar a la sala común, nos recibió un ambiente bastante peculiar. Algunas parejas no dudaron en quedarse, demostrando su afecto en los sillones y rincones donde apenas se posaba la luz del lago, mientras que otros aprovechaban para conquistar el corazón de su ser amado.

Fue un alivio salir con éxito de la alborotada sala, ya que algo tan simple como caminar se nos hizo imposible. Ni siquiera el hecho de ser prefectos nos daba un poco de autoridad en San Valentín. Todos estaban inmersos en sus propios asuntos.

—Gracias a Merlin aún quedan carruajes —Draco musitó, llevándome hacia la fila de carruajes vacíos, ya que algunos albergaban un número considerable de personas y preferíamos tener privacidad.

—¿A dónde iremos? —pregunté, tomando impulso de su hombro para subir al carruaje, y él me siguió.

—Es una sorpresa —respondió, sonriendo con parsimonia mientras me rodeaba con sus brazos por los hombros.

—Seguro que iremos donde Madame Pudipié —Me recosté sobre su hombro con tranquilidad, escondiendo mi mano izquierda dentro de mi abrigo al sentir el frío clima.

Oí a Draco suspirar, y eso avivó mi curiosidad, así que levanté la vista hacia él. Parecía frustrado, y comprendí que su plan para el día había sido descubierto.

—¡Fue solo una sugerencia! —me excusé, tratando de contener una carcajada que apenas logré sofocar.

—Camila, si no te quisiera tanto y también porque eres mi novia, te arrojaría de este carruaje en este momento, no lo dudes —sentenció Draco, pellizcando mi mejilla con mucho amor, a lo que, por supuesto, respondí con el mismo afecto.

El camino se mantuvo tranquilo después de contrastar con las demás parejas, que no perdían la oportunidad de besarse apasionadamente apenas estaban fuera de la vista de los profesores. Draco y yo solo bromeábamos con lanzarnos maleficios imperdonables, algo normal en una relación.

Relación como la nuestra.

Hogsmeade se había transformado completamente para dar la bienvenida al Día de San Valentín, dejando atrás su aspecto navideño. Muchas de sus tiendas más concurridas estaban decoradas con tonos rosados y rojizos, muérdagos en las puertas y pétalos de rosa caían como la nieve que aún cubría algunas zonas, con el efecto de no amontonarse sobre el suelo.

—¿Qué te parece todo? —Draco tomó mi mano, dándome un apretón casi imperceptible por sus guantes.

—Lindo. —contesté, pasando mi mirada por los escaparates de las tiendas y sonriendo inconscientemente ante la belleza de estos.

¿Acaso era la decoración o el sentimiento de estar enamorada?

Mi sonrisa vaciló al primer recordatorio de la realidad que vivimos. Al igual que las tiendas hacían notar su aporte uniéndose a la celebración de hoy, también lo hacían con la situación actual del país; gran parte de los comercios en Hogsmeade habían colgado los carteles de los diez mortífagos fugados. «Por orden del Ministerio de Magia», según rezaba el cartel, se ofrecía una recompensa de mil galeones a cualquier mago o bruja que pudiera aportar alguna información que sirviera para capturar a alguno de los reclusos fotografiados.

Draco pareció ignorarlo rotundamente, siendo el único de nosotros que podía escapar de las ataduras externas. Siendo familiar de uno de los fugitivos, él parecía tomarlo bastante bien a diferencia mía – una completa extraña para esas personas. Aunque ciertamente, me sentía terriblemente culpable y como la onceava de ellos.



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En el texto hay: draco malfoy, dracomalfoy, realidaddeseada

Editado: 31.08.2024

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