Realities | Draco Malfoy

EPILOGO

𝒆. 𝐮𝐧 𝐬𝐚𝐜𝐫𝐢𝐟𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐬𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨𝐬𝐨

El amor es un enigma complicado, una melodía que toca las cuerdas más profundas de nuestro ser. Un viaje lleno de altibajos emocionales, donde la dicha y la agonía se entrelazan en una danza desgarradora. El amor es una montaña rusa de pasiones ardientes y desencuentros desgarradores. Es como un sueño hermoso que se convierte en una pesadilla inesperada.
Una llama intensa que quema y consume todo a su paso, dejando cicatrices indelebles en nuestras almas. El amor puede ser tan dulce como el néctar de los dioses, pero también puede ser un veneno letal que corroe nuestras entrañas.
Nos sumergimos en él con una esperanza desesperada, dispuestos a sacrificarlo todo en aras de un sentimiento que parece escaparse entre nuestros dedos.

El amor puede hacernos sentir vivos, pero también puede destrozarnos en mil pedazos. Es como caminar por un campo minado, donde cada paso puede ser el último, donde cada palabra puede ser un arma que hiere hasta lo más profundo. El amor nos empuja a las profundidades más oscuras y nos eleva a las alturas más celestiales. Es un torbellino de emociones contradictorias que nos atrapa en su abrazo inescapable. Nos sumerge en la pasión más desenfrenada y, al mismo tiempo, en la desesperación más abismal.

Y aún así, a pesar de todos los sufrimientos y las lágrimas derramadas, seguimos buscando el amor. Porque en medio de toda la tragedia y el caos, existe la posibilidad de encontrar la conexión más profunda con otra persona. El amor puede ser nuestro salvavidas en un mundo hostil y frío, el faro que nos guía en la oscuridad más absoluta.

Así que, aunque el amor pueda ser desgarrador y dramático, también es la fuerza que nos impulsa a vivir con pasión y entrega. Enfrentamos sus desafíos y tribulaciones, sabiendo que cada lágrima derramada y cada herida emocional valen la pena por el momento de éxtasis y plenitud que el amor puede brindarnos.

Aunque también, por amor, nos adentramos en el abismo de la locura, dispuestos a desafiar todas las normas y arriesgar nuestras vidas. Si la persona a la que amamos estuviera al borde del peligro, podríamos considerar que nuestras acciones son una locura de amor.

Cuando Draco Malfoy reapareció en mi vida, supe que todo cambiaría irrevocablemente.
Sus ojos eran como testigos silenciosos de mi propia autodestrucción, y al besarlo descubrí el sabor de la perdición, pero aún así decidí continuar bebiendo de esa copa amarga.
Fue mucho después, cuando ya era demasiado tarde, que comprendí que enamorarme de Draco me condenó para siempre.

Quizás fue ese destino inexorable lo que me llevó hasta este punto, de lo contrario, estoy segura de haber perdido la cordura por completo.

El gélido viento acariciaba mi piel de manera abrumadora, desviando mi atención de mis pensamientos más racionales.

Sabía que estaba mal, pero no sentía que fuera incorrecto. Era lo que necesitaba hacer para poder ayudarlo. Desde esa perspectiva, parecía ser todo lo contrario de incorrecto. Era apropiado y necesario. Él me necesitaba.

—Por un momento, creí que tu carta era una broma de mal gusto —susurró lentamente, mostrando un brillo divertido en sus ojos—. Habría sido una gran decepción.

—Soy una persona de palabra —afirmé con orgullo, manteniendo la cabeza en alto, evitando mirar sus ojos fríos y rojos, aunque era inevitable hacerlo debido a su apariencia general.

—Eso me resulta fascinante —exclamó con una chispa de alegría mientras se acercaba a mí—. Pero me intriga, ¿por qué vienes a mí si no te necesito? Estoy seguro de que no es por propia voluntad.

—Lo es. He venido aquí por mi propia voluntad, lista para seguirle, como mis padres alguna vez me aconsejaron.

—Como Draco, tal vez —sugirió con cierto interés en lo podría responder.

—Las razones no importan en este momento, lo que importa es mi compromiso absoluto de lealtad —respondí con determinación, manteniendo mi semblante serio y evitando su mirada penetrante.

Voldemort inclinó ligeramente la cabeza, como si estuviera satisfecho con mi respuesta.

—Me complace que hayas decidido unirte a nuestras filas —dijo con voz susurrante y amenazadora.

Asentí sin vacilar, manteniendo ocultas las verdaderas motivaciones que me habían llevado a tomar esta decisión. Estaba dispuesta a proteger a Draco sin importar las consecuencias.

—Haré todo lo que esté en mi poder para servir a la causa oscura —afirmé con firmeza, controlando el temblor en mi voz.

Una sonrisa maliciosa se formó en los labios de Voldemort, como si hubiera esperado este momento con anticipación.

—Acepto tu lealtad, aunque tus verdaderos motivos permanezcan ocultos para mí. Recuerda, Camila, este pacto conlleva un precio alto —advirtió con su voz siniestra.

Extendí mi brazo tembloroso hacia él, ofreciéndolo para recibir la Marca Tenebrosa.

Sentí cómo su mano fría y cruel se posaba sobre mi piel, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Un dolor agudo e intenso comenzó a extenderse desde el punto de contacto, como si miles de agujas ardientes se clavaran en lo más profundo de mi carne. El dolor no conocía límites ni misericordia. Era una sensación abrasadora que se retorcía y se enredaba en cada fibra de mi ser. Cada marca, cada línea oscura grabada en mi piel, era un recordatorio constante de mi compromiso con la oscuridad. El tormento físico se mezclaba con la carga emocional que llevaba sobre mis hombros, formando un nudo en mi estómago y dejando un rastro de desesperación en mi alma.

Mis músculos se tensaron mientras luchaba por contener los gemidos de dolor. Mi rostro se contrajo en una expresión de angustia y mi respiración se volvió entrecortada. Pero a pesar de todo, me negué a mostrar debilidad ante el Señor Oscuro. Me aferré a mi determinación y me sumergí en un abismo de resistencia, bloqueando el dolor tanto como me era posible.
Sin embargo, aunque me esforzaba por mantenerme firme, el tormento físico no se detenía. Cada latido de mi corazón parecía intensificar el sufrimiento, como si el símbolo tenebroso en mi piel se alimentara de mi propia esencia. El dolor era implacable, sin tregua ni consuelo, una constante presencia en mi existencia.



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En el texto hay: draco malfoy, dracomalfoy, realidaddeseada

Editado: 31.08.2024

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