*Capítulo I -Una visita al pasado I *
-Alexia, actualidad-
Un estrepitoso bullicio se hace presente e invade la tranquilidad de mi habitación; mi cuerpo reacciona de forma instintiva obligándome a abrir mis ojos e incorporarme rápidamente en la cama. Es la segunda vez en mi vida que la alarma suena, y estoy segura de que no es señal de buen augurio. Intento evitarlo, pero es imposible; me quedo petrificada mientras los recuerdos de aquella vez aparecen en mi memoria y me arrastran al pasado.
-Alexia flashback-
Mi mamá y yo estábamos recostadas en un sillón frente a un enorme ventanal desde el cual podíamos apreciar la belleza del bosque y nuestra manada. Sus manos acariciaban mi larga cabellera negra mientras que mis manos tocaban su enorme vientre, en ese momento sentir las pataditas de mi hermano era mi pasatiempo preferido.
—Tu hermanito está impaciente por salir y conocer el mundo —
—¿Él puede ser menos gruñón que papi? Necesitamos un alfa más divertido —
—Cielo, tu hermano no puede ser un alfa —
—¿Por qué no? —
—El gen alfa solo se manifiesta en el primogénito, y tú eres nuestra primer hija Alexia. El gen está en ti, y ese lugar es tuyo por derecho —
—No entiendo, las niñas no pueden ser alfas, sólo los niños. El consejo… — mi papá apareció repentinamente en la habitación y no me permitió terminar la oración.
—Parece que alguien está muy curiosa y charlatana hoy—.
—Si, ella está muy curiosa hoy — concordó mi mamá — pero todavía no terminó su tarea ni hizo sus ejercicios diarios—
—Pequeña revoltosa, es necesario que termines tus obligaciones antes de jugar, ¿lo entiendes verdad? Tienes que ser sabia, justa y fuerte si quieres ser una buena líder para tu manada— el tono de alfa se hizo presente en la voz de mi padre, y me limite a asentir para luego darle un beso a mi mamá e irme de la habitación; sin embargo, un sentimiento de curiosidad me invadió y no pude evitar agudizar mis sentidos para poder escucharlos.
—¿Cómo estuvo la reunión cielo? Realmente quería estar ahí, es mi deber como tu compañera—
—Lo sé preciosa, pero estas embarazada. Necesito protegerte…Si algo pasa, el consejo debe creer que hice todo esto sin ti. Es la única forma de mantenerte a salvo a ti, y Alexia si el plan falla —.
—¿Confiamos en todos los que estaban en la reunión? —
—No podemos darnos el lujo de confiar ciegamente en nadie Rebecca. Todos tienen motivos suficientes para querer derrocar al consejo; pero es imposible saber si alguien va a arrepentirse o apuñalarnos en la espalda. Empiezo a tener mis dudas
—¿Por qué? ¿Ethan, tenemos alguna novedad?
—El consejo condenó a la pareja del alfa Alec. Ellos lo asesinaron Becs. Alec rogó por la libertad de su compañero, juró que iba a rechazarlo, pero insisten que los mates no deben ser del mismo sexo y ¡joder! Ellos realmente creen que es un error de los dioses y lo más fácil es eliminar a uno…o a ambos si oponen demasiada resistencia—
—No quiero que nuestros cachorros crezcan en un mundo así Ethan, es horrible —
—Ellos no van a crecer en un mundo así Becs, nosotros vamos a destruirlos, vamos a quemar todo hasta los cimientos si es necesario—
—Necesito que me prometas que vamos a estar juntos, no soportaría perderte a ti o a Alexia. Ustedes son mi vida. —
—Estamos a salvo preciosa, no hay forma de que ellos nos descubran—. No logré entender demasiado, todavía era una niña ingenua en ese momento y había demasiadas cosas que no sabía. Mis padres hicieron su mejor esfuerzo por mantenerme lejos de ese infierno.
Después de la cena, llegó la hora de dormir. Mamá y papá me arroparon y me dieron las buenas noches antes de irse a su habitación. No paso mucho tiempo hasta que cerré los ojos y caí en un profundo sueño. Y podría haber sido una noche más como todas las demás, pero no lo fue. A media noche un estrepitoso sonido invadió la tranquilidad de nuestra manada. Y el miedo se apodero de mi cuerpo dejándome paralizada, reconocía el sonido, sabía lo que significaba: nuestra manada estaba siendo atacada.
Hicimos muchos simulacros, conocía cada procedimiento al pie de la letra, yo debía ir al refugio. Y, aun así, estaba sentada en mi cama sin poder reaccionar, se suponía que estas cosas no pasaban, el consejo prohibió los ataques entre manadas o especies, deberíamos estar a salvo. Luego de unos segundos que parecieron interminables, uno de los guardias entro apresuradamente en mi habitación, me roció con un líquido de olor desagradable, me escondió en el fondo de mi armario mientras me decía que debía permanecer ahí sin emitir ningún sonido si quería permanecer a salvo. Asentí mientras él cerraba la puerta y abandonaba mi habitación. Sabía que debía seguir las instrucciones de nuestros guerreros, su misión era mantenernos a salvo. Y yo nunca rompía las reglas, pero cuando escuché a mi mamá emitir un grito desgarrador, fui incapaz de mantenerme inmóvil. Un reflejo inevitable se apoderó de mis piernas obligándome a abandonar la seguridad de mi escondite para buscarla.
Cuando finalmente la encontré, no podía creer lo que estaba viendo. Mi papá peleaba con un vampiro mientras que mi mamá tenía una daga de plata enterrada en su abdomen y dos lobos mordiendo fuertemente sus brazos para mantenerla inmóvil. La plata no nos mataba, pero si nos debilitaba. Entendí entonces que ellos no querían matar a mis padres, ellos querían acabar con mi hermano. Y sin pensarlo demasiado, aproveche que nadie parecía percatarse de mi presencia y me abalance hacia mi mamá, logrando sacar la daga de su abdomen para que ella pueda recuperar sus fuerzas. Pero, aunque logre mi propósito, ellos eran más fuertes y uno de los lobos me empujó hacia una pared para arrinconarme mientras el otro lobo intentaba nuevamente inmovilizar a mi mamá.