CAPITULO 14:

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**María**

El lobo es increíblemente hermoso, con su pelaje negro y blanco brillante que parece captar la luz del sol de una manera mágica. A medida que se acerca, mi corazón acelera, una mezcla de emociones corre por mis venas. Sin embargo, ante su imponente presencia, no puedo evitar retroceder. Me doy cuenta de que al hacerlo, el lobo frunce el ceño. En sus ojos, veo destellos de dolor y tristeza que me dejan helada. No quiero que piense que le tengo miedo; sólo es que su tamaño es tan abrumador que me haría pedacitos con un solo zarpazo.

—Hermoso nuestro querido lobito —dice Luna, esa parte de mí que es atrevida y juguetona—. Y lo mejor es que es MÍO, solo MÍO.

Mientras avanzo hacia él, una ola de determinación me inunda. Quiero tocarlo, sentir su esencia. Al agacharse ligeramente, me permite acariciarlo. Su pelaje es tan sedoso que me pierdo momentáneamente en una sensación de calidez y suavidad. Escucho un par de ronroneos que parecen vibrar en el aire.

—¡Reclámalo, es nuestro! —me instiga Luna con emoción.

—Reclámalo tú, Luna —le respondo, sintiendo cómo su energía me envuelve y, finalmente, cediéndole el control.

**LUNA**

Hola, soy la loba de María. He estado sumida en un sueño profundo durante demasiado tiempo, y ahora que estoy despierta, siento como si mis garras volvieran a cobrar vida. Estoy aquí ahora, con María.

Este lobito que tengo frente a mí es extraordinario, y no puedo dejarlo escapar. Al acercarme, mi instinto olfativo se activa. Su aroma es cautivador, y de repente me doy cuenta con horror de que es un REY. Su energía es fuerte y dominante; es un Alpha. Eso significa que seguramente será posesivo y querrá controlar todo a su alrededor, y no estoy dispuesta a ser domada tan fácilmente, cariño.

Me acerco, tratando de acariciarlo, pero él se aleja un poco, y eso me duele, porque es MÍO.

—Tranquilo, cariño, no tengo miedo —le digo con una voz suave y seductora, intentando calmarlo. Hay tanto en su mirada que me hace sentir una conexión, a pesar de su distancia. ¿Podría mostrarme su forma humana?

La sorpresa en sus ojos es evidente cuando se aleja un poco más, como si estuviera evaluando la situación. Decido soltar mi esencia, dejando que olfatee la parte loba que hay en mí. Es un riesgo, pero el deseo de acercarme a él es más fuerte que el miedo a su reacción.

Al instante, una chispa cruza sus ojos y sonríe. Veo cómo su cuerpo comienza a transformarse, pero antes de que pueda procesarlo completamente, aparece un hombre de gran atractivo. Se ve tan… irreal. Su ropa ajustada realza su figura, y hay algo en su porte que me deja sin aliento. Una corriente intensa atraviesa mi cuerpo, despertando algo profundo en mi interior que nunca había sentido antes. Me siento como si hubiera despertado de un letargo.

**María**

Poco a poco, mi conciencia regresa. Frente a mí, un hombre increíblemente guapo se encuentra sonriendo. Me quedo boquiabierta, totalmente abrumada.

—¡Basta hormonas, paren ya! —me grito a mí misma por dentro, pero es inútil.

—Hola, me llamo… María —tartamudeo, rayando en la incredulidad. No puedo creer que esté hablando con este hombre tan impresionante.

—Hola, encantado, mi nombre es Aaron —me responde, su voz es profunda y seductora, y siento que me retuerzo de deseo solo por escucharla.

—No, pero qué pervertida estoy. Esto está mal —me reprendo, sintiendo una oleada de incomodidad.

—Es muy sexy y yo lo montaría aquí mismo, Mari. ¿No ves esas manos tan grandes que podrían levantarnos sin ningún esfuerzo? —susurra Luna en mis pensamientos, y sus palabras hacen que me muerda el labio inferior al imaginarme en sus brazos. No, basta.

—Encantada, Aaron —le digo, acercándome un poco más. La intensidad de su mirada me consume, su altura y esos brazos fuertes me hacen sentir pequeña y segura al mismo tiempo.

—¿Qué hacías aquí tan sola? —me pregunta, su tono es genuinamente interesado.

No sabía qué más decir, así que le respondí con la primera idea que me vino a la mente.

—Eh, estaba pasando por aquí para proteger a la manada —me contestó, su voz titubeante parece un eco de mi propio nerviosismo.

Nunca imaginé que un Alpha tan impresionante podría parecer nervioso. Su encanto es cautivador, y eso me hace soltar una risa involuntaria.

—Jajajaja —bromea Luna, llena de burla y amor en sus palabras—. Es ideal para nosotras, Mari.

Es solo el inicio de nuestro encuentro, y la chispa en el aire promete mucho más de lo que puedo imaginar.

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Espero que les guste el libro y perdón por no actualizar

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