Recuerdo... Nuestro amor

5 CATARSIS

DANA

Alcides me recogió y agradezco que no hiciera ningún comentario porque en verdad me siento tan mal, que en este momento solo podría desear mi muerte.

-. Hoy en la tarde – él parece sorprendido por mi comentario al bajar de la moto

-. ¿Estás segura? – su voz suena dulce

-. No, pero sino hago algo me voy a asentir morir – intento retener las lágrimas y fallo desastrosamente en el intento y él me abraza

-. Qué tal si hoy te das un día libre – lo dudo porque nunca lo había pensado

-. Yo… - miro sus ojos con esa expresión de súplica – de acuerdo – la verdad que tengo para perder, subo de nuevo en la moto y me dejo llevar.

NARRADOR

Durante toda la mañana Andrea, Melissa y Rogelio buscaban razón de por qué Dana no estaba por ningún lado y aun mas que no tenía ningún número para poder comunicarse.

Alcides había llevado a Dana al gimnasio de su amigo, que estaba cerrado ya que solo funcionaba a partir de las 6 de la tarde, le pone unos guantes y la lleva a golpear un saco de boxeo.

-. No reprimas tus sentimientos – aconseja – imagina que aquí está la persona que te ha hecho daño y puedes golpearla sin restricciones – Dana asiente y empieza a lanzar golpes que con el paso del tiempo se vuelven más rápidos y más fuertes

-. Si necesitas gritar, hazlo – Dana lo hace mientras llora y pasada una hora y ella extremadamente exhausta se deja caer de rodillas y ya ni siquiera tenía lágrimas para derramar. Alcides se acerca con una botella de agua que se la brinda y ella la toma sin pensar

-. Creo que no voy a poder caminar – murmura

-. Te has esforzado mucho – el lleva un mechón de su pelo detrás de su oreja – estas pasando por mucho a tus 17 años

-. Parece que un extraño se preocupa más por mí que quien debería hacerlo – ella da una pequeña sonrisa

-. Espero que esto te haya funcionado – él evade el tema porque él conocía toda la historia y se sentía como un acosador

-. Esto es mejor que la medicina – él la ayuda a incorporarse - ¿Cuántos años tienes? ¿Por qué siento que te he visto antes?

-. Tengo 25 años, en la otra pregunta tengo una memoria de pollo y no sabría decirte – se sentía tan mal de mentirle; pero es que se conocieron en el momento más inapropiado y él se enamoró de ella a primera vista; pero ella es menor de edad

-. Vaya eres algo mayor, aunque no pareces – ella sonríe – por favor llévame a casa, por favor – él asiente y van de nuevo a la moto, llegan y ella se despide para subir, tomar una ducha, hacer el almuerzo y tomar una larga siesta.

Cuando sus hermanos llegaron se sirvieron el almuerzo y trataron de no hacer ruido para no molestarla, ella despertó cerca de las seis y les ayudó revisando sus tareas o corrigiendo dependiendo de lo que necesitaban.

Cuando amaneció ella tenía mejor semblante, pero su cuerpo no podía decir lo mismo ya que apenas y podía caminar; ella sonreía porque pensaba que parecía un pingüino en la manera en que estaba caminando.

Ella bajo y Alcides se veía divertido por la pequeñita ventanita del casco.

-. Ni siquiera te burles - le advierto intentando llegar a la moto

-. Buenos días – escucho sus carcajadas – no diré nada de nada

-. Buenos días – digo cuando ya estoy sobre la moto – muchas gracias por lo de ayer, en serio lo necesitaba

-. Me alegra que te haya servido – emprendemos nuestro camino y al llegar me duele horrible el bajar

-. Si deseas puedo ayudarte a llegar a tu aula – asentí porque hoy me tocaba clases en el tercer piso, sentí su brazo por mi cintura y como me levanto del piso, no me había fijado bien en su físico; hasta ahora que incluso me fije que me debe llevar unos cinco centímetros de diferencia en estatura y era muy fuerte.

Llegamos a mi aula y él me dejo en mi carpeta con suavidad, aunque de igual manera sentía todo adolorido; y mi cara no ayudaba con los gestos que hacía y más aún cuando hasta para respirar me dolía.

-. No te rías – le advierto al ver que estaba a punto de soltar la carcajada

-. Lo siento – dice ya entre risas – es que te ves muy graciosa – le saco la lengua

-. Me alegra ser tu payaso de a gratis – le respondo con sarcasmo y no quiero reírme porque me va a doler todo

-. Bueno – de a poco se calma – si quieres vengo a ayudarte para que bajes – iba a mandarlo por un tubo, pero pensándolo bien no puedo ni caminar

-. De acuerdo – le doy una mini sonrisa – en esta aula estaré – asiente y se va, y yo puedo escuchar sus carcajadas

“Supongo que si me veo chistosa”

-. Que bien hoy si asistió la señorita – veo a mis amigas algo molestas y quiero reírme, pero en su ligar hago una mueca de dolor

-. ¿Estás bien? – Melisa es la primera en acercarse

-. Ayer tuve un desahogo diferente – y veo como se miran – fui a practicar box – ellas parecen decepcionadas

-. A ver levántate – miro mal Andrea porque era obvio que quería burlarse de mí

-. Ya déjala – Melisa estaba rara

-. ¿Qué pasa? – las miro y Andrea empieza a jugar con sus manos – hablen de una vez – antes de que ellas pudieran responder vi como Rogelio entro muy molesto

-. ¿Quién demonios es el chico que te trae y te recoge? – el aula quedó en silencio y yo me puse roja, pero del coraje

-. Eso a ti no te importa – no puedo gritar porque hasta para eso me duele – mejor lárgate con todas tus novias y a mi déjame en paz de una buena vez – en serio me está doliendo horrores mi costado derecho

-. Pensé que eras diferente – en serio quería tirarle un puñetazo en el rostro

-. Como si me interesara lo que tú pienses de mí – lo miró con ira – porque al final la opinión que me importa es de muy pocas personas

-. No sabía que podía ser una fácil – no escuche más y le estampe mi mano en su mejilla

-. Para hablar de mí, lávate tu boca con jabón – mi respiración es agitada y quiero llorar por el dolor y la rabia – eres un jugadorazo que ni siquiera merece mi atención y espero que te alejes de mi lado porque no te quiero ver en mi vida – suspiro con mucho dolor – así que hazme al menos un favor en tu vida si de hoy en adelante me ves por ahí haz como que no me conoces – dejo caer mi cabeza en mi carpeta y mis lágrimas salen porque el dolor ya es insoportable



#10055 en Novela romántica

En el texto hay: secuestro, guardaespaldas

Editado: 16.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.