Red de amor

Capítulo 23

Me encuentro tranquilamente en mi oficina tratando de arreglar un problema que se dio en recursos humanos pero me veo interrumpida por Lizzy y Joseph que sin tocar entraron sin pedir permiso provocando un susto y un pequeño brinco de mi parte.

— ¡Eres un imbécil! — exclama muy molesta.

— Cariño, debes entenderme — dice el tratándola de tranquilizar.

— Veremos qué dice beca de esto — se cruza de brazo para chocar su mirada con la mía, la veo con el celo fruncido molesta por la situación.

— ¡Quiero saber qué demonios está pasando aquí! — espeto

— ¡queremos tu ayuda!, este imbécil no quiere ir a comer el viernes con mis padres.

— ¡quién creen que soy para resolver sus problemas, Oprah o Laura Bozzo! — exclamó molesta, aunque en realidad es muy gracioso porque vienen peleando por algo o significativo, al decir verdad es su primera pelea.

— Espero que estés de mi lado — brama, ruedo los ojos.

— Siéntense — por acto seguido hace lo que les ordene, con la misma actitud de molestia entre ambos. — ¿qué ocurre?

— que no escuchaste, él no quiere ir a cenar con mis padres este viernes, cree que es muy pronto y a mi parecer él ya se quiere ir a acostar con quien sabe que piruja

— Lizzy, cariño, como crees que haré eso, yo te amo..., es simplemente que no lo sé...

— ¡No estás seguro de lo que sientes Joseph!, por eso no quieres ir... — dice cruzada me brazo y con su ceño fruncido

Tengo entendido que se están peleando por una maldita cena, por algo tan insignificante, Lizzy es una exagerada, no le veo lo malo en que lo quiera ir es decir no está preparado.

— cálmate Lizzy, escucha creo que esta vez estoy a favor de Joseph..., no crees que es demasiado pronto.

— que no has escuchado hablar de eso que dicen..., que el tiempo es oro, tú qué sabes lo que pasará mañana...

— lo sé pero...

— Y eso es lo que no aplicas con Thiago... — la veo neutra sin ninguna expresión, ¿porque tiene que meter a Thiago aquí? — ustedes son unos completos idiotas, desaprovechan el tiempo cuando ahora mismo puedes estar encima de su escritorio a punto de tener sexo con él.

— Tienes razón Lizzy — escucho a Joseph y de imediato lo veo con el ceño fruncido — nadie sabe si mañana estaremos juntos o no..., estoy dispuesto a comer con tus padres, cariño. — un chillido de emoción sale por parte de Lizzy y lo único que puedo hacer es medio sonreír y alegrarme que ya se han reconciliando.

— ¡gracias Rebeca! — dice los dos al unísono.

— de nada..., no sé qué hice pero de nada. — sonrío y ambos salen de mi oficina.

Definitivamente no tengo que aplicar nada con Thiago es un hecho que no, por otro lado el ver feliz a Lizzy con Joseph es un milagro, aun no entiendo cómo es que la aguanta tanto y se ve que realmente la ama, los padres de Lizzy simplemente no son tan exigentes con ella, son grandes personas los conozco desde que me hice amiga de ella en la universidad y definitivamente el saber que Joseph es un gran partido para su loca hija le hará de gran agrado y entusiasmo.

Espero con todas ansias ser una de las damas de honor de su boda, por cómo van las cosas estoy segura que pronto la habrá.

Dos horas más tarde de terminar de realizar mi trabajo pendiente, me encuentro esta vez enfocada en mi negocio que espero con ansias abrir, definitivamente "organizadora de bodas y eventos MB", las iniciales de mis dos apellidos Moore y Brown en honor a mi padre y mi madre, he decidido en dedicarme ahora en eso, ahora que estoy tratando de poner un poco de distancia entre Thiago.

Definitivamente es lo que haré, tomo mi bolso que se encuentra en el pequeño sofá y salgo de mi oficina, la brillante idea de empezar a buscar un hermoso local para poder cotizarlo; veo a Thiago parado hablando con su secretaria al parecer revisando unos papeles con una mirada de concentración, ¿me notara si paso como si nada?, camino directo al ascensor ignorando totalmente que él estuviera allí, pero desgraciadamente el no hizo lo mismo.

— espérame aquí, Marie — escucho que le dice a su secretaria. — ¡beca! — escucho a mis espaldas antes de poder entrar a la caja metálica, giro sobre mi eje para poder verlo parado con una mirada un poco confundida. — ¿a dónde vas? — eleva una ceja con una sonrisa torcida.

— Tengo cosas que hacer — musitó secamente.

— ¿qué no aún estas en horario laboral? — pregunta con un atisbo de ironía.

— Si..., pero..., esto es muy importante... — titubeo, me mira no tan convencido de lo que he dicho pero a pesar de eso su sonrisa no ha desaparecido. — Adiós — me giro para entrar esta vez al ascensor, no quiero verlo y tener sostenida mi mirada en sus ojos verdes, así que lo mejor es agachar mi cabeza y ver al suelo, sintiendo su mirada hasta que las puertas se cierran. Estoy segura que siente mi distancia y sé que ahora mismo está teniendo un millón de preguntas en su cabeza, es obvio, desde cuándo acá no le cuento lo que yo haga, es imposible que no sé de cuenta de lo que ocurre y no es ningún estúpido para no darse cuenta.



#24118 en Otros
#3653 en Humor
#36796 en Novela romántica
#6004 en Chick lit

En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.