Red de amor

Capítulo 25

Veo a través del espejo mi vestido de tela color negro perfectamente planchado, su escote en línea recta la hace ver muy ético, tomó mis zapatos de tacón color negros para poder colocármelos. Estoy nerviosa con esta cita y me provoca mucha ansiedad, que puedo llegar hacer con tal de huir de mi mejor amigos.

Después de ponerme mis aretes colgantes busco mi bolso blanco sin antes verificar que llevo lo necesario, salgo de mi apartamento pero antes de dar un paso me quedo recostada en mi puerta, ¿estará Thiago en el rabillo de la puerta?, ¿es tan capaz de espiarme?, solo para prevenir me pongo de rodillas y gateo en toda la distancia de la puerta hasta el final de ella, antes de levantarme siento como la puerta de mi vecina se abre, giro mi rostro y le regalo una sonrisa, ella me ve con una ceja alzada y una sonrisa divertida en su rostro, automáticamente colocó mi dedo índice en mis labios con la intención de comunicarle a través de esa señal que no haga ruido y que siga con lo que iba hacer; me levanto rápidamente ya luego de haber pasado el "peligro", plancho mi vestido con mis manos y trató de acomodarlo.

Veo a la señora Pops ver hacia mi puerta y escucho en un susurro " no te salvarás de esta platica", levantó ambos pulgares de mis manos retomó mi camino sin antes darle una sonrisa y bajar por el ascensor hacia el lobby. Tomo un taxi y le indicó la dirección del bar al cual me dirijo, a decir verdad ya he ido a ese lugar, recuerdo que fue una noche de borrachera con Lizzy, luego de que mi primer novio me boto por una secretaria, dure con el 4 meses, es lo mucho que he durado con alguien, de lo contrario terminan conmigo luego de 1 mes, ¿qué karma estere pagando?, aún sigo preguntándome eso, no hay respuesta alguna.

— Hemos llegado señorita — dice el hombre sacándome de mi transe, asiento con una sonrisa y busco este mi bolso el dinero y le pago, salgo del vehículo y me logro adentrar al lugar.

Bellas luces de colores es lo único que alumbra el oscuro lugar, la música golpea fuertemente mis tímpanos y las luces robóticas han que quiera huir de aquí, tomó asiento en una de las mesas que se encuentran aún lado de la pista de baile en donde mucha gente idolatra su talento de baile y trata de llamar la atención.

Han pasado dos minutos y creo que ya estoy echando raíces de lo plantada que me siento, vuelvo a poner mi vista en mi reloj que llevo en mi muñeca y un minuto más ha pasado, odio la impuntualidad, odio esperar, odio la gente desorganizada y odio estar aquí en este estudio bar.

— hola muñeca ¿quieres bailar? — veo a un joven de 22 años aproximadamente parado justo enfrente mío, está completamente ebrio.

— No — digo quitando mi vista de él y ver si el hombre a quien estoy esperando se aparece.

— ¡vamos muñeca! — dice elevado un poco la voz, agradezco que la música me permita hacerme la desentendida con él niño.

— ¡llamaré a seguridad! — después de decir eso él se va sin antes lanzarme un beso, que muchacho tan idiota.

Veo al fin el tipo de la maldita página de la cual me metí para estar aquí.

— ¡Hola disculpa lo tarde, el trágico es una locura! — Trato de regalarle mi mejor sonrisa pero simplemente el fastidio es mucho mayor — ¿Rebeca cierto? — asiento sin ninguna expresión en mi rostro, se acerca para depositar un beso en mi mejillas se sienta aún lado.

— ¡un gusto! — grito un poco cerca de su oreja, el asiente con una sonrisa de oreja a oreja, es muy guapo tal como en la foto debo admitir que me atrae, pero su impuntualidad hace que los puntos vayan bajando.

— Cuéntame de ti — dice del mismo modo.

— Trabajo como administradora — le sonrió sin despegar mis labios.

— Yo soy..., abogado — eso no me lo esperaba, no estaría mal salir con un abogado.

— Eso es genial — sonrío.

— iré por algo de beber, ¿quieres algo? — asiento.

— quiero un Martini. — deja salir una sonrisa de sus labios carnosos que hacen provocarme de cierta manera.

— Buena elección — guiña un ojo poniéndose de pie e ir a traer las bebidas.

No quiero beber tanto, tengo que irme en trasporte público y sería muy vergonzoso ir ebria y que toda la gente se me quede viendo, tendré suficiente con el martini; veo al hombre atractivo acercarse con las dos bebidas en sus manos.

— Toma — siento su aliento chocar con mi oreja, veo que el trae vodka en su vaso, lo digo porque sé que le dio un sorbo a su bebida antes de venir aquí.

— Gracias — sonrío.

Me da un sentimiento de que esta cita está siendo un poco tediosa, no me siento conectada con el tipo a pesar de que es muy guapo, mencionando que todas las chicas del lugar se le han quedado viendo como taradas, a pesar de ello, no siento química.

Ha pasado una hora y lo único de lo que hemos estado es de sus casos, no me molesta a decir verdad es muy interesante, parte de mi carrera me enseñaron derecho y debo admitir que era muy bonito el curso pero simplemente no me veía leyendo y memorizando las leyes de este país.

— ¡oye que no tienes las agujetas desatadas! — lo escucho decir.



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En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

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