Este día ha sido tan espectacular, luego de haber comido las galletas que por cierto estaban deliciosas, seguimos con la plática pareciere como si tuviéramos tanto que hablar, la abuela pudo enseñarnos fotos antiguas de los padres de Thiago cuando recién empezaba a andar, también tenía dentro de todas su fotos antiguas a Thiago de niño con un adorable traje de marinero con su chupete en sus labios. Se me hizo imposible no sonreír y ver al adorable niño con ese vestuario, la abuela Anne me ofreció que me la llevara pero Thiago insistió en que era una tontería que me llevara su foto cuando el de carne y hueso se iría conmigo.
Las horas pasaban y llego la hora de irnos, cosa que me pareció tan rápido, no sentí el día y es por la única razón de que estaba tan cómoda hablando y riéndonos que me siento triste de irnos y no poder ver a esta adorable señora por un largo tiempo, es increíble cuando un ser humano llega a agradar tan pronto y le tomas cariño como si fueran años, ahora sé de donde heredó Thiago el carisma, la humildad, el buen sentido del humor y por supuesto la amabilidad.
— No me cansare de insistirte abuela — musita sosteniéndola de las manos. — vamos a Nueva York. — estoy al lado de Thiago presenciando la plática que ellos mantiene por el desacuerdo que tiene Anne al no irse a Nueva York.
— Agradezco mucho que no quieras irte y dejarme aquí — comenta. — pero quiero estar aquí, calabacita. — cabizbajo el asiente rindiéndose por completo. — iré cuando se casen. — tragó saliva, dejándome sin palabras, ¿acaso lo dijo en afirmación?, no actuaré nerviosa, es decir ya somos adultos y sabemos lo que ambos queremos, pero, apenas estamos empezando con esta relación de novios y es muy diferente ser amigos.
— no sé cuánto tarde eso, abue — su voz se torna cada vez más triste y es que el hecho de dejar a una persona que amas y ha estado contigo siempre es difícil.
— no te pongas así — lleva una de sus manos en la mejilla de su nieto. — cuando esté lista, iré. — anuncia tratando de tranquilizar a su nieto, el asiente nuevamente. — Nos vemos, Rebeca — siento sus cálidos y suaves brazos dejando un bello abrazo.
— Espero volver a verla — sonrío sin que ella pueda verme.
— Trata de alegrarlo — dice cerca de mi oreja. — se pone muy mal cuando viene a verme y no me voy con el — murmura tratando de que Thiago no escuche.
— Tratare de hacer — me alejo con delicadeza.
— te amo hijo — vuelve a abrazar a su nieto, tragó saliva nuevamente, esto es tan sentimental y me recuerda tanto a mi padre y el día en que tuve que despedirme de él, fue tan difícil despedirme de él justo después que lo hice segundos después él murió en su cama, amándonos a mi madre y a mí con todo su corazón, sin antes hacerme prometer que cuidaría a mi madre y es una prometa que aún cumplo, siempre velo por ella, es mi madre y no puedo pensar una vida sin ella.
Sin pensarlo salgo de la casa, respirando profundo el aire frío de la noche, Se lo que piensa Thiago cuando no logra ver a su abuela es obvio que la quiera llevar con ella para que este con fu familia para que cuiden de ella cuando sea necesario, limpio mis lágrimas con mis dedos y justo en ese momento siento sus manos en mis hombros.
— ¿qué ocurrió? — pregunta a mis espaldas.
— Recordé a mi padre — musitó, cuezo mis brazo tratando de abrazarme con ellos, él me gira con delicadeza logrando conectar nuestra mirada y dejando que únicamente ellas hablen sin necesidad de pronunciar una palabra, esta triste, es natural está dejando a su abuela por quien sabe cuánto tiempo.
— es difícil dejar ir a alguien. — comenta cabizbajo. — en especial cuando no sabes si volverás a verle. — dice con una sonrisa fingida, me acerco a él y lo abrazo porque sé que su mayor miedo es no volver a ver a su abuela y pensar en la muerta es en la única cosa que ni yo puedo hacer.
Me alejo para quedar a centímetros de su rostro, con delicadeza dejó pequeñas caricias en su mejilla derecha con mi mano.
— Sabes que me haría sentir mejor — escucho el cambio en su voz, lo miro con el ceño fruncido. — no me veas así tú sabes lo que quiero — se mofa, suelto una risita.
— no lo sé — musitó incrédula, es obvio que sé que es lo que quiere pero hacerme la desentendía es algo a lo que me gusta jugar con una sonrisa en sus labios sin decir nada él se acerca a mi labios provocando un choque electrizantes de aquellos en los que simplemente adoro estar, sus labios son adictivos, suaves y se me es imposible huir de ellos, he encontrado una droga y no es para nada peligrosa..., o eso creo creer.
— ¿nos vamos? — dice sobre mis labios, asiento con una sonrisa, creo que es lo único que sé hacer ahora que estoy con el, sonreír.
Entramos al auto sin antes que él se disculpara con el chofer de la tardanza, en el transcurso del camino en lo único que puedo concentrarme es en las bellas calles de Londres pasando por la ventana, aún no puedo creer que solo nos quede un día, tengo entendido que el vuelo sale mañana a las ocho de la mañana y quiero que todo esté listo, hay veces en las que quisiera ser dejada y no preocuparme tanto pero es parte de mi personalidad el ser tan organizada y es inevitable, así que llegare únicamente a hacer mis maletas. Al llegar al hotel salimos del auto y nos encaminamos hacia el ascensor para llegar hasta nuestras habitaciones.
— empezare a arreglar mis maletas — anunció, el asiente.
— yo haré lo mismo, cuando acabe regresare — indica, con una sonrisa, afirmó ladeando mi cabeza, entro a mi habitación y empiezo a buscar mis maletas, puedo decir que ha sido el mejor día de todos te viaje, es para mí muy importante que el me haya enseñado una parte de su familia, su dulce y tierna abuela pero hizo hacer sentir tan cómoda tan acogida en ese hogar, no tengo abuelos y eso es algo triste, al único que conocí fue a mi abuelo por parte de madre, por causas de enfermedades respiratorias sufrió un ataque, los doctores dijeron que que las vías respiratorias se había obstruido, mi abuelo fumaba, no seguido pero lo hacía y fue muy triste que él se haya ido.