Epílogo.

ÉL.

¿Qué fue lo que pasó? Ella…Allena, ¿ella realmente me…besó?

— ¿Qué haces? —Me preguntó Dorian mientras me veía raro.

Resulta que mientras subía las escaleras para el salón iba pensando en eso y me llevé sin pensar mi mano a mis labios.

—Nada —respondí a la defensiva—, no me veas así, es como si vieras a un pervertido.

—¿Y no es lo mismo? —Bromeó aunque no me dio gracia— Está bien, pero ¿te pasa algo? Te ves pálido.

Su beso me tomó por sorpresa que aún ahora no logro asimilarlo.

—Me pasó algo… con una chica, es todo.

Conociéndola no querrá que la gente se entere, no le gusta ser el centro de atención así que tampoco le diré a nadie.

—Oh mira que pícaro ¿quién es? —Me miró entusiasmado— Bueno si puedo saber, ¿al menos te gusta?

—Yo… yo…

¿Acaso así era? Por eso todo esto ¿Por qué me gusta Allena? Oh mierda. Ahora no puedo dejar de verla en mi mente, tampoco de oírla, incluso puedo sentir su aroma a rosas frescas… ¿rosas frescas?

—Esa fue mi jugada —susurró Allena cerca de mí.

Cuando me besó…no fue la primera vez que sentí ese aroma.

—¿Qué está sucediendo aquí? —Reclamó el director molesto cuando nos atrapó cubiertos de zanahoria.

Tampoco fue esa vez…

—¡Agh mi camisa! —dijo irritada al ver que se manchó uniforme.

—¡Mi batido! —fue lo primero que respondí al chocarla.

Me reí al acordarme de aquel día… fue la primera vez que me llamó idiota.

—Me gusta Allena —admití confiado— ¿me gusta Allena? —Miré preocupado a Dorian.

No sé porqué lo miré, no era como si entendiera algo de lo que me está pasando.

—No lo sé viejo, pero si es así ¿por qué no se lo dices?

—¿Conoces a Allena? Si no le intereso me querrá incinerar con la mirada…

Pero si no le gusto ¿Por qué me besaría?

—Allena no haría eso, es ruda pero no es tan mala… y si quieres saber lo que siente por ti, tendrás que decirlo tú primero —me dio un apretón en el hombro y me asintió.

Suspiré y le di unas palmadas en el brazo.

—Tienes razón, gracias amigo.

Lo que siento por ti Allena…es fuego pero tú eres hielo ¿lo aceptarás?