Seguí abriendo la puerta con algo de temor, logré divisar una fuerte luz blanca y la sombra de alguien que me miraba desde adentro, la luz blanca fue disminuyendo poco a poco y pude ver que aquella sombra era la de un hombre que susurraba algo, no le entendia muy bien, se escuchaba algo como pare..sca.....scappare.... estaba a punto de entrar, cuando siento que alguien me toca
-Hande! hola, ¿por que no me avisaste que ya habias llegado? Si no es por tu tía ni me entero-rió-¿Que haces aquí?
-Alexander hola! ya sabes como es esto de complicado, pero juro que iba llamarte en cuanto me organizara-sonreí con sinceridad
Alexander es mi mejor amigo, lo ha sido desde que tengo memoria, él es el único que ha estado sinceramente para mí después de la muerte de mis padres a pesar de la distancia y todo lo que ha pasado conmigo, él siempre ha estado ahí para mí.
-Hande que te sucede? estas bien?-su rostro reflejaba preocupación, no entendía nada- ven, te llevaré a tu habitación
-¿Que pasa? ¿que tengo?-le pregunté algo alterada
Cuando llegamos a mi habitación me ví en el espejo que estaba pálida, y estaba botando sangre por la nariz, mis manos estaban frías cuando depronto me sentí débil y me desmayé.
Al abrir los ojos veía todo como una película antigua, a blanco y negro, de frente me encontré con Alexander que estaba dormido, al voltear me sorprendió verme a mi misma acostada con una compresa fría en la frente,asustada intenté despertar a Alexander pero parecía que no me sentía, con las lágrimas ya desbordadas intentaba tranquilizarme y pensar que todo esto era un sueño, así que cerré fuertemente mis ojos, cuando los abrí me encontraba en el pasillo de aquella puerta vinotinto, la puerta que estaba como a 20cm de mí se empezó a abrir sola y a sonar una fuerte música de lamento, aterrada me intenté levantar y correr pero me era imposible, de repente varias personas emezaron a salir de aquella puerta a mi dirección, estaban defiguradas, y sus expresiones no parecían humanas, creí que querían llegar a mí pero pasaron de largo, ahí fue que entendí que estaban huyendo de algo, pero de ¿qué? cuando puse de nuevo mi mirada en frente había un hombre con una mácara de gas que me miraba atentamente, sacó un cuchillo de su traje y corrió hacia a mí con intención de enterrarmelo, cuando casi llegaba un par de manos se pusieron en medio y aquel hombre desapareció, aquellas dos personas que me salvaron voltearon hacia mí y me dieron un fuerte abrazo, cuando nos separamos logré verle los rostros y con gran admiración vi que eran mis padres, las lágrimas no tardaron en aparecer, a mi mente llegaron muchas preguntas, quise decirles tantas cosas, pero lo único que salió de mis labios, fue, los extraño...
-No llores más mi niña-dijo mi madre con su voz angelical-tienes que ser valiente ahora más que nunca, sé que tienes muchas preguntas y estas confundida, pero por ahora escucha atentamente lo que tu padre y yo te vamos a decir.
-Hija- dijo mi padre- estas en un grave peligro,tienes que huir de este lugar lo más rápido que puedas, no creas en nadie, ni siquiera en tu tía Aysel, ella ni es buena ni mala, actúa a su conveniencia, sabe más cosas de las que te imaginas, no creas en todo lo que te dicen y en todo lo que descubres, en cada pregunta habrán dos respuestas, una acertada y otra engañosa, si eres astuta hallarás el camino correcto a este laberinto, todo lo que te ha sucedido de niña es más real de lo que te imaginas, lo que parece fantasía puede ser la realidad y lo que parece real puede ser fantasía, no nos queda mucho tiempo, nos tenemos que ir, Hande tienes que ser fuerte...
Y se fueron...