Redención

Capítulo 4

El clima fuera del bar no estaba tan mal, estaba fresco pero no lo suficiente como para usar un suéter, solo di unos pasos antes de escuchar unos quejidos al lado de la puerta, a unos cuantos metros estaba el contenedor de basura y vi apoyado en la pared, una silueta de un persona sentada. Por un momento pensé en alejarme porque sería muy estúpido de mi parte acercarme sin más.

Podía ser un ratero o un asesino.

Pero tenía un gas pimienta en el bolso y un pequeño aparato que da descargas eléctricas —como si eso fuera la mejor arma para defenderme— así que me arme de valor y me acerque a aquel sujeto tirado en el suelo que probablemente quería hacerme daño y yo soy muy tonta por querer acercarme.

—¿H-hola?, ¿estás bien?— Di un brinco hacia atrás cuando vi que se movió y puso una mano en su estómago

—¿Podrías ayudarme? —Su voz sonó ronca y como si le costara hablar.

Dos pasos más adelante y pude reconocerlo, era al que habían golpeado hace como una hora atrás.

—¿Me prestarías tu móvil para llamar a alguien? —Volvió a hablar difilcutuosamente.

—¿Como se que no lo robarás? —Lo mire con mi ceño fruncido. Sujete más fuerte mi bolso como si de verdad quisiera tomarlo.

—Créeme, así como estoy... —Trato de moverse para sentarse mejor pero al parecer le dolía tanto como para si quiera respirar. —... No le robaría ni un dulce a un bebé. —Soltó una pequeña risita por su respuesta pero volvió a quejarse, creo que tenía razón, casi podía moverse así que tampoco para robar mi bolso. Me relaje, aunque solo un poco, no lo conocía de nada, no podía fiarme de él.

—Bien.

Saque el celular y se lo tendí después de desbloquearlo. Marcó rápidamente unos número y se lo llevo al oído mientras seguía sosteniendo su torso.

—Pero si es mi amigo favorito. —Fue lo primero que dijo al ser atendida su llamada, alguien le contesto pero no alcance a entender nada de lo que le dijeron. —Dan paso, vino a buscarme a Joe's y limpio el piso con mi cara. —me miro. — literalmente.

Me cruce de brazos y con mi dedo índice daba pequeños golpes en mi brazo, estaba algo nerviosa y quería irme a casa.

—Dan, ven, estoy detrás de Joe's. —Cada vez le costaba hablar más pero se las arreglaba para que le entendiera su amigo. —Juro que te lo pagare, ya deja de lloriquear y ven aquí. —Colgó

Bueno, pues si yo fuera "Dan" no iría por él aunque me cortarán un brazo. Okey no hay que exagerar pero no puede hablarle así, si es quien lo va a ayudar.

Me devolvió el celular y lo tome rápidamente para guardarlo y apartarme de él.

—Gracias.

Asentí y pretendía dar media vuelta para ir a casa pero él me detuvo.

—¿No te quedarás?

—¿Porqué tendría que hacerlo? —Conteste.

—Porque estoy malherido.

—Si, bueno, creo que algo debiste hacer para que te golpearan.

—¿Porque asumes que fue mi culpa? —me miro esperando y se veía algo molesto por mi respuesta.

—¿No lo es?

—Si. —volvió a quejarse por hacer un movimiento brusco. —pero ese no es el punto.

—Entonces ¿cuál lo es?

No entendía porque mantenía una conversación con él, dado que un callejón oscuro lleno de basura en donde podrían aparecer personas peligrosas y él chico a mi lado —tirado —había sido golpeado brutalmente que no era capaz de sostenerse por si mismo, no eran el mejor lugar para hacer una nueva amistad.

—Que estás juzgandome sin siquiera conocerme, eso no esta bien primor. —Su tono cambio al final de la frase.

Cuando iba a contestarle, un coche aparcó al inicio del callejón maloliente y alguien bajo de el, camino para acercarse a nosotros, por el destello de las luces del auto, no reconocí a la persona hasta que se situó a mi lado.

Era Ray.

—¿Zoey?, ¿qué hace aquí? —pregunto con confusión Ray.

—Enhorabuena que llegas, pensé que me dejarías botado. —Al escuchar la voz tras de nosotros nos giramos a ver al castaño.

—Daven, ¿que fue lo que paso? —Ray camino hasta él.

—Yo sugiero que primero me ayudes y luego te cuento ¿te parece?

Lo ayudo a levantarse colocando un brazo alrededor de él y pasando el brazo de Daven por sus hombros. Soltó un pequeño grito por el dolor que seguramente sentía.

—Te más cuidado ¡demonios! —Su rostro se transformo en una mueca y dio un paso, Ray al ver que podía avanzar lo guío hasta el auto, le ayude a abrir la puerta de copiloto y lo sitúo dentro, la cerré sin ningún cuidado.

—No sabía que tenías amigos así.

—Larga historia, y ¿tú?, ¿como acabaste con él?

—Me lo encontré cuando iba de salida y quise hacer mi buena acción del día.

Ray solo río y me acerco para abrazarme, después de eso me acerco a mi departamento para que no tuviera que caminar sola ya que Holden —como lo sospechaba— ya se encontraba ahí.

—Dile que mañana pasaré por ella temprano. —me lo dijo en cuanto estacionó fuera.

—Si yo le digo, por cierto Bill estaba buscándote, ¿porque no has ido al trabajo? —le dije.

Sonrió pero no me contesto, solo se despidió y se fue de inmediato con su amigo medio inconsciente.
No me extrañaba, Raydan solía ser reservado. Sí, eramos amigos, más que nada por Holden, pero yo no lo presionaba si el no quería hablar del tema.

Sin nada más gire para irme a meterme a mi cómoda cama esperando que nada se interpusiera en mi camino con ella.

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Al siguiente día por la mañana fue la misma rutina: despertar, bañar, comer  e irse. Ray cumplió con su palabra y fue a ver a Holden y de paso nos llevo a clases, él era mayor que ambas por dos años por lo cual el ya había acabado sus estudios, trabajaba en Joe's junto a nosotras porque Bill era su tío. Hijo de su hermana mayor Layla, el chico aun no se decidía si entraría al negocio familiar así que por mientras solo trabajaba para él.

Las primeras clases parecieron espantosamente largas, de no ser porque Holden me pellizcaba el brazo, me hubiera quedado dormida en la clase de la señorita Stevens y nadie —absolutamente nadie —quería hacer eso. Por los castigos que imponía.




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