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¿¡Acaso estos no son los protagonistas!? bien, Iris detente ahí, pueden ser solo otros dos niños de baja alcurnia, gemelos con el cabello plateado y los ojos azules...
Si, definitivamente no es el caso.
Como si los dos pequeños animalitos sintieran que mi reacción era fuera de lo común, el mayor se puso frente a su pequeña par mostrándose protector mientras estiraba sus delgados brazos —¿Señorita?
La pequeña detrás de él observaba silenciosamente mientras sus ojos cian llenos de inocencia miraban con atención lo poco que mi capa dejaba revelar.
Ugh ¿Qué clase de nivel de ternura es esto? Son tan pequeños y adorables AHHHH ¡Voy a llevármelos! espera no, eso no es correcto.
—Yo...— mientras pensaba en como explicarme unos pasos apresurados se escucharon detrás de mí, gire mi vista y varios soldados estaban patrullando la zona.
Si estuviera sola, podría escapar pero por obvias razones, no podía irme. Los niños, intimidados por la gran cantidad de adultos con armas temblaron e intercambiaron miradas entre ellos para luego cautelosamente acercarse a mi.
—S-señorita se que esto es muy descor- ¡Ay! —Mientras la pequeña intentaba hablar se mordió su lengua por los nervios, eso es demasiado lindo así que discúlpate con mi corazón.
Pero entendía lo que querían decirme. Habían nacido en la calle y para sobrevivir además de aprender cosas de las que no se enorgullecerían cuando crecieran, aprendieron a reconocer a aquellos que albergaban malas intenciones.
Salí del trance cuando un soldado grito "Voy a dar un vistazo a ese callejón". Con rapidez agarre a los dos niños quienes se resistieron por la sorpresa pero al ver que solo me adentraba un poco mas de tres pasos y me colocaba contra la pared se relajaron.
Mire a los dos niños que me miraban con una mezcla de expectación y asombro, estuve confundida hasta percatarme que en el apuro por recogerlos no tuve tiempo de acomodar mi capucha dejando expuesta mi apariencia.
Ignorando a los dos pequeños curiosos, concentre mi fuerza en crear un "un agujero blanco", el cual permitiría desviar los rayos de luz de tal manera forma que al observador le pareciera estar frente a un espacio vacío. Cuando finalice el escudo no tenia ni un punto ciego y al ser un callejón amplio lo había hecho bastante espacioso. Funcionó. Aún cuando el dolor de cabeza era un costo bastante alto para algo tan pequeño, lo bueno de esta magia es que no desaparecería al menos de que la cancele y no consume magia después de completarse.
Los gemelos seguían observándome e iban a hablar cuando un guardia paso al frente nuestro adentrándose al lugar. Les hice una seña para que guardaran silencio y ellos miraban atónitos al guardia, claramente asustados.
Los pequeños no tienen buena imagen sobre ellos, en especial cuando son los que mayormente los discriminan. Es algo que desde que estoy aquí intente cambiar pero parece que no funciono del todo o la impresión era demasiado profunda.
Al darse cuenta de que el guardia no podía verlos se relajaron pero no se atrevieron a salir de la capa. Mientras estaban distraídos guarde la daga y me dedique a observarlos.
Los gemelos debería estar rondado por los 6 o 7 años, estaban algo sucios y delgados, sus ropas estaban gastadas y manchadas en algunas partes. De espalda pude ver claramente como ambos tenían el cabello corto y enmarañado. Se me rompía el corazón solo con verlos.
Cuando el guardia dejo el lugar, no me atreví a revisar si se había alejado así que comencé a hablar en un tono baja— Niños ¿Donde están sus padres?
Sabia que ellos habían muerto pero es algo que un desconocido como yo no debería conocer.
—Ellos se fueron hace mucho tiempo— respondieron en un murmuro al mismo tiempo, eso causaría que cualquiera que posara su vista en ellos se le ablandara el corazón.
—¿Cuáles son sus nombres? yo me llamo... Iris— si debía dejar mi identidad atrás, lo primero que debería abandonar era mi nombre.
—Yo soy Aiden, ella es Ariane. Es mi hermana— Respondió con un poco de duda mientras agarraba su mano.
Estos dos niños crecieron aprovechándose de los demás y escapando, aun si escapaban nadie les reprocharía nada ni los buscaría. Mi corazón se apretó. No dude un minuto en sacar de mi bolsa una jarra con agua, una tela y una toalla ¿Y que si es extraño? ¿Acaso alguien tendría corazón para no cuidar a estos dos bollos?
—La señorita Iris es una maga— Murmuro sorprendida Ariane mientras con sus delgadas manos tapaba su boca. Oye ¿Qué crees que es esa capa de ahí? bueno, entiendo. Es mas sorprendente esto.
Apoye la tela en el piso cubriendo el suficiente lugar para que tres personas se acomodarán y me senté. Los dos niños me miraron desde arriba hasta repetir la misma acción tímidamente. Aiden y Ariane se encontraban frente mío pero nos separaba una distancia de no mas de 5 cm. Con sumo cuidado moje la toalla en el agua y la estruje.
—Pobrecitos, están tan sucios. Dejen que esta hermana los limpie— Los gemelos intercambiaron miradas preocupados para que posteriormente Aiden ofreciera primero su brazo con duda ¡Tan adorable!
Traicionando sus expectativas de un tratamiento brusco, limpie suavemente su brazo. Hice lo mismo con su otro brazo, sus piernas y su cara. Después de ver que era seguro, Ariane también ofreció su brazo y repetí el proceso. Ahora los dos estaban mas limpios. Orgullosa guarde los elementos cambiándolos por dos manzanas, una manta y la daga.
Al ver la daga inmediatamente se pusieron en guardia. Como si no me diera cuenta de ello, comencé a pelar la fruta y cuando termine coloque la daga a un lado de ellos, lejos mío.
Confusos observaban mis acciones, les ofrecí las frutas y les di una pequeña mordida a cada una para que vieran que era seguro. Los dos las tomaron emocionados y empezaron a devorarlas sin mirarme. Compare su comportamiento con el de dos animales salvajes y cubrí sus hombros con la manta.