Te convertí en mi juguete, juré tomar venganza por un pasado que ni sabías que existía. Te odié tanto que me quebraba el alma, verte siquiera a los ojos, contuve mi aliento, la traición fue mi tormento. Las líneas del destino me demostraron las consecuencias de mi egoísmo, di por sentado que te odiaría para siempre, que jamás estarías en mi mente, hoy lucho desesperadamente por eliminar de mi corazón aquel amor que prometí jamás tenerte. La guerra se hace inminente, cuando el corazón dicta amor eterno, ni siquiera la mente puede detener los sentimientos que florecen.
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Editado: 06.09.2024