Regalame tu Sonrisa (libro 2)

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—Maia... —Se acerca mirándome atento, con preocupación. Coloca sus manos en mis hombros buscando en mis ojos. — ¿Qué pasa? —La urgencia en su voz me saca de mi breve estado de aturdimiento.

— ¿Nada? —Es lo que consigo decir, confundida, por su presencia que había olvidado.

—Escuché que gritaste —Su mirada se dispara hacia la cocina donde obviamente no hay nadie.

—Ah... —Ahora entiendo. —No pasa nada, es solo que... hablaba con mi hermano. —Señalo la tablet sobre la mesa, donde dos pares de ojos nos observan sorprendidos.

Uziel sigue la línea que marco con mi dedo índice, y también se sorprende.

—Oh, yo... perdón, no quería... —Murmura desconcertado. —Es que te escuché y pensé que algo había pasado... —Esto lo dice mirándome a mí.

Seco las dos lágrimas que solté anteriormente y le sonrío.

—Perdoname, no pasó nada malo... Fue la emoción —Me disculpo perdiéndome en sus rasgos, en su pelo alborotado y sus ojos marrones con tintes dorados.

»Ni siquiera recién despierto deja de ser tan lindo... «

El sonido de un carraspeo borra ese pensamiento, siendo reemplazado por la vergüenza. Giro hacia el aparato sobre la mesa para mirar a mi hermano y Elo, que sostiene una sonrisita divertida en su boca. Beltrán, no.

De reojo le echo un vistazo a Uziel, que no se ha movido de al lado mío.

— ¡Hola! —Alza la mano mi cuñada, rompiendo el incómoda momento.

Recupero el control de mi voz y emociones para presentarlos.

—Ellos son Beltrán y Eloísa.

—Hola, mucho gusto. Y disculpen que haya interrumpo así —manifiesta Uziel con sinceridad.

Observo a mi hermano, que con una seriedad que hace mi corazón de vueltas en mi pecho, mira a mi... ¿Cómo lo presento?

—Tranquilo, es lógico que te hayas asustado —Vuelve a hablar Elo, ya que parece que Beltrán y yo hemos perdido esa capacidad.

Entonces los ojos de Bel encuentran los míos, y arquea una ceja interrogativa. Sé lo que debe estar pensando, y la verdad no me imaginé que sería así que se enteraría. Pretendía esperar más tiempo para contarle que conocí a alguien.

— ¿Y vos sos... ? —Pregunta él, dirigiendo sus ojos negros a Uziel.

—Él es... —murmuro titubeando.

—Soy Uziel, el novio de Maia. —Y así es como él completa mi oración.

Volteo a mirarlo, y su mirada se posa en mí, con una sonrisa que provoca quiera besarlo, abrazarlo ante su decidida respuesta.

Su mano roza la mía en una caricia que hace temblar mi cuerpo de pies a cabeza.

— ¿Sí? —La voz de Beltrán atrae mi atención.

Me contempla entrecerrando sus ojos.

—Sí. —Es mi contestación, directa y sin vacilación.

Porque eso somos, ¿No?

Mi hermano no deja de mirarme, buscando muchas respuestas a preguntas que no hace pero que sé cuáles son, por lo que sonrío un poco más, tranquila y segura.

—No esperaba que lo supieran así. Tenía pensado contarles... —Me ecojo de hombros.

— ¡Hoy es el día de noticias geniales! ¿No creen? —El entusiasmo en la voz de Eloísa hace que la mire, alegre, y asienta a sus palabras.

—Así parece —Conviene mi hermano, aunque no suena convencido que digamos. —Mucho gusto entonces, Uziel. Como ves no sabíamos nada de vos, por eso mi... Sorpresa. —Alzo una ceja ante su tono un poco brusco al final.

—Entiendo que sea así, no hace mucho que estamos juntos. Arruiné la noticia supongo. —La voz serena y segura de Uziel vuelve a sonar con un leve matiz divertido.

Llevo mi atención hacia él, y lo encuentro mirándome con un brillo burlón y de algo más en sus ojos.

Mis comisuras se alzan en una sonrisa agradecida, sintiéndome contenta. Mucho.

—Bueno, nosotros tenemos que salir a comprar algunas cosas. ¿Mai? —Dirijo mi atención a Eloísa, que me observa feliz y con una expresión de “Me tienes que contar todo.” —Te llamaré en otro momento, y así podremos hablar de todos los detalles. ¿Vendrás verdad?

—Obvio, no me lo voy a perder por nada. —Contesto, regresando mi emoción ante lo que me contaron. —Estoy... me siento muy feliz por ustedes. Los amo, ¿Lo saben no? —Me acerco a la pantalla, fijando la mirada sobretodo en mi hermano.

Beltrán, antes demasiado serio, pensativo, suaviza su rostro sonriendo finalmente.

—Nosotros te amamos también. Hablamos más tarde, ¿te parece?

No podría negarme aunque quisiera.

—Sí, yo los llamo. Besos a mi Tomi.

—Adiós, y fue un placer conocerte —Elo inclina la cabeza mirando sobre mi hombro a Uziel.

—El placer fue mío.

—Chau. —Es la despedida de Bel a los dos.

—Chau.

—Chau, besos. —Me despido.

Una vez que termino la videollamada, me vuelvo hacia él.

Con las manos detrás de su espalda, se balancea sobre sus pies descalzos, y sus ojos son una disculpa muda que lo hacen ver adorable. Como un nene que acaba de hacer una travesura.

—Mi entrada no fue la mejor, ¿No? —Dice con una mueca. —No le caí bien a tu hermano me parece.

Sacudo la cabeza.

—Estaba sorprendido, nada más. —Corrijo.

—Yo diría preocupado. —Repone con ligereza.

Cabeceo.

—Un poco. —Tengo que reconocer.

—Es comprensible.

Nos quedamos un rato callados. Cruzo los brazos sobre el pecho mirando el piso.

—Pensé que era mejor decirle que soy tu novio, que decir que soy un amigo, o simplemente tu vecino, dada la situación. —Explica y alzo la cabeza para mirarlo. —Si te molestó...

Frunzo el ceño.

— ¿Molestarme? ¿Por qué?

—No sé, capaz no estabas lista para contarle nada. Además...

— ¿Además?

—No te lo pedí. —Se encoge de hombros.

— ¿No me lo pediste? —De pronto me siento demasiado tonta.

Sonríe ampliamente, acercándose.

Encierra mi cara entre sus manos, acariciando mis mejillas con sus pulgares.




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