No pude soportarlo y salí al jardín, rondando su casa… Fue cuando apenas había pasado, diez minutos no más… Y vi salir al idiota de Rubén. Yo alcé mis cejas, y se curvó una sonrisa irónica en mis labios, eso fue realmente rápido… Ya lo dije antes, mucha carrocería y poco sustancia. Miré hacia la ventana, la luz permanece apagada, respiré hondo, no sería prudente golpear a la puerta. Fue cuando escuché unos sollozos, caminé por la parte trasera.
Claire está sentada en el columpio que un día le construí, pisé una hoja seca que me delató.
Se puso de pie. —¿Lucas, eres tú?
—Como supiste…
—Puedo oler tu perfume, que haces aquí.
—Me gusta salir a pasear de noche con la luna sobre mi cabeza, dije aparentando indiferencia.
—No hay luna.
—Si la hay, solo que está detrás de esas nubes.
—No hay nubes.
—Como sea, no puedo dormir.
Momento de silencio...
Sonreí al ver que tenía puesto el colgante de mariposa… Lo acariciaba, así me gustaría ser acariciado por sus manos.
Rubén y yo…
No es necesario que me cuentes los detalles.
Ella me mira de reojo, sus mejillas están sonrojadas. Supongo por la vergüenza.
—No lo hicimos, yo... soy tan inmadura. Mis amigas, casi todas, ya lo han hecho, pero... necesito tiempo, estar segura, es un momento especial de la vida. Algo que nunca se olvida, y, además...no estoy segura de que él sea el indicado.
Mi mundo comenzó a moverse nuevamente, a tener colores y aromas frutales, dulces como las cerezas. Es de noche y el sol ya comienza a salir para mí.
Noto un leve sonrojo en sus mejillas, algo oculta… Algo muy secreto.
Estuvimos hablando un rato más, no nos dimos cuenta de que ya empezaba a amanecer… Me sonríe.
—Solo tú puedes hacer que mi mundo parezca simple y perfecto.
Y ella, solo ella hace que mi mundo ande de cabeza.
Volví a mi cuarto, no podré dormir, ellos terminarán. Sí, el idiota de Rubén solo quiere una cosa… Bueno, en ese caso no lo culpo, yo también quiero todo de ella, pero lo mío, mis sentimientos libidinosos van agarrados fuertemente de las manos con mi amor.