Me gustaría hacer como en los libros que solía leer, cuando la protagonista dice;
"El sol se adentraba por mi ventana, mientras que los pájaros me daban los buenos días con su melodiosa voz"
O aunque sea decir que fue por el despertador, pero no, mi querido hermanito, al que estoy deseando matar ahora mismo, abrió de golpe la puerta de mi habitación y luego salto sobre mi para zarandearme gritando lo mismo una y otra vez.
- Despierta mensa, despierta mensa. Despierta mensa. - Toma aire. - Despierta mensa.
- ¡Ya te oí! Si no te vas ya mismo te patearé el culo.
- Uy, adiós.
Luego de irse, me fui a cambiar.
Para hoy escogí...
No lo sé, simplemente tome lo primero que vi, ya que solo iría a dejar a mis hermanos a la escuela y volvería.
- ¡Vamos! - Grite y luego de dos minutos comenzamos el camino hacía la escuela.
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- ¡Mucha suerte! - Grite antes de emprender camino a mi cómoda casa.
Una calle.
Dos.
Tres.
- ¡Oye! - Escuche que alguien gritaba, pero no me voltee, tal vez no era para mí.
- ¡Rubia!
Mierda, Madison debes correr.
A la cuenta de tres.
1.. 2..
Mierda, un brazo.
A la próxima solo contaría hasta el 2.
- Oye, ¿Te conozco? - Al voltearme a ver quien era la persona, me encontré con el chico de la fiesta.
- Eh, no.
- ¿Enserio? Tu cara se me hace conocida. - Dicho esto se quedo pensando y yo pude ver su mandíbula. Le había dado un buen golpe, se le estaba formando un moretón.
- Te juro que no te conozco.
- Mientes.
- ¿Eh?
- Cariño, no eres muy buena mintiendo que digamos. -Auch, golpe bajo.
- De acuerdo, soy la de la fiesta.
- Eso ya lo se. - Apretó su agarre. - Solo quería confirmarlo, eres una maldita agresiva.
Vaya rencor.
- Fue en defensa, creí que me ibas a hacer algo.
- ¿Por qué diablos creerías eso?
- Porque me atrapaste en tus brazos, no me dejabas ir y como si fuera poco sugeriste ir detrás de un árbol.
- Dicho así parece que tienes razón, pero no, no era lo que intentaba. Este... Déjame invitarte un café. Para compensar como me porte en esa ocasión.
- No.
- Vamos..
- No.
- Anda..
- No. Ahora suéltame.
- No hasta que aceptes.
- No quiero, déjame. - Dicho esto, hizo mas duro su agarre.
- Vamos, te va a gustar. A nadie no le puede no gustar el café.
- Bien, solo por el café.
- Vamos, a mi auto.
- No, no pienso ir en el auto de un extraño.
- De acuerdo, buen punto, será caminando.
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- ¿Enserio le dijiste eso? No lo puedo creer. - Estalle en carcajadas.
- Te lo juro y ella me dijo: Jamás tendrás a una belleza como yo pendejo. - Debo admitir que lo estaba pasando muy bien. Evan era un chico genial, además debo admitir que parece hijo de un dios griego.
- Mierda, es tarde.
- ¿Qué pasa con eso?
- Tengo que ir a prepara el almuerzo de mis hermanos para cuando vuelva de la escuela.
- ¿Y tú que haces, no estudias? Para tener diecisiete años, aun deberías estar en la escuela.
- Eh, adiós. - Por muy bien que me cayera, no estaba lista para revelar esa etapa de mi vida, era algo muy duro para mí.
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Te.. tengo un... muy mal estado físico.
Vine corriendo, para hacer el almuerzo a tiempo, y llegue. Les iba a hacer algo rápido. Hamburguesas.
- Llegamos.
- Bien, aquí esta la comida, saldré, no me esperen. Cualquier cosa me llaman. -Dicho esto subí hasta mi habitación, me vestí con un jean todo roto, negro, y un suéter rojo gigante de mi hermano, y mis vans, obvio, también negras. Puse algo de dinero en mi sostén, tome las llaves de la casa y me fui caminando hasta el parque.
Diez minutos después, ya estaba allí, y como lo supuse, estaba vació.
- ¿Madison? ¿Eres tú?
- Evan, sí, ven.
- Oye, levántate, ¿Qué haces?
Intente levantarme pero me tambalee, así que me sostuve del pantalón de Evan, mala idea, se lo baje un poco.
- Eso es.. una pistola.
- Mierda, olvida eso. - Dijo algo ¿Exasperado? creo.- ¿Quieres ir a mi casa? Podemos ver una película, dudo que te diviertas acostada en el parque.
Asentí ante su idea, sonara raro, pero realmente confió en este chico, aunque no lo conozca mucho.
Luego de un corto viaje en su auto ya habíamos llegado a su casa e intentamos ver la película, pero fracasamos ya que no podíamos dejar de hablar, él me conto sobre su familia y yo sobre la mía, lo que desencadeno una conversación sobre nuestros traumas.
La confianza que se estaba ganando era demasiada, lo que sabe ahora de mi no lo sabe nadie mas. Por primera vez en mucho tiempo me sentía completamente libre, como si nada pudiera joderme en lo absoluto.
Y luego.. Desperté, en mi cama, sola. Mire el móvil, 03:47 AM, martes.
Soñé con ese mismo día, nada había pasado..
No sé que creer.
No se que hacer.
Ni mucho menos que distinguir de la realidad, se que tal vez nada pasó, pero se sintió demasiado real.
Lamentablemente, había creído que al fin tendría a alguien, pero eso solo pasa en las películas. Y esta mierda es muy real.
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Editado: 15.11.2019