Escocia 1325
-Dios nos van a hacer ceviche –grito Sarah al ver como se acercaba la tropa –vamos a los arboles
Las tres comenzaron a correr mientras sentían el temblor de la tierra que provocaba el galope de los caballos a medida que se acercaban.
-Pero de donde salieron –grito Prue mientras trataba de correr más rápido
-Que importa muévete –la apremio Kara
Con el corazón desbocado Kara miro sobre su hombro y vio que casi les habían dado alcance, como su entrenamiento militar le dicto, giro su cuerpo para que al menos tratar de plantar cara, algo valiente pero estúpido, pero en su corazón trataba de darles tiempo a las otras dos de alcanzar refugio en el bosque que estaba prácticamente al alcance de las manos.
Los vio acercarse llena de pánico, cuando de la nada el grito de guerra salido a sus espaldas la sorprendió, de pronto se vio rodeada de caballos con hombre enormes, uno paso particularmente cerca, casi no vio su rostro por la tierra que se levantó en torno a ella, pero si sus ojos, para sorpresa de ella eran de un azul tan intenso que le corrió un escalofrió le recorrió la columna vertebral. El resto de ellos paso junto a ella para enfrentar los que venían de frente, el chocar de aceros le helo la sangre, ante sus ojos parecía que estaban pasando una película de época, había sangre y gritos, exacto como las que era fanática Sarah y que siempre la obligaba a ver.
El tirón en el brazo la trajo de nuevo a la realidad, cuando miro pudo ver a Prue tratando de llevársela a seguridad precaria que proveía el bosque. Al principio la pelirroja se vio en la necesidad de arrastrar a su amiga aunque después esta comenzó a correr al punto de dejarla atrás.
Sarah aguardaba en la entrada del bosque con los nervios de punta e igual que las otras sin entender que era lo que estaba sucediendo.
Kara dio un último vistazo, tratando de ver al hombre pero le fue imposible identificarlo en aquella maraña de hombres y bestias; mientras presurosas las tres se adentraban al bosque, caminaron por aquel desapacible lugar por horas pero salvando algunos arroyos no pudieron hallar ni la carretera ni ninguno de los pueblos que figuraban en el mapa que traían en la bandolera de Prue, solo les quedaba media botella de agua, estaban cansadas y con hambre.
De común acuerdo decidieron frenar su avance cuando un árbol les pareció sospechosamente familiar.
-Te digo que ya pasamos por acá –protesto Prue –ya descansemos
Se sentó sobre la raíz de un árbol que sobresalía, las otras la imitaron mientras que se pasaban lo que quedaba de la botella de agua.
-Alguna tiene idea de donde mierda estamos –gruño Sarah mirando hacia todos lodos tratando de encontrar algo que las guiara de nuevo a la civilización
-Cuida tu lengua niña –la regaño su hermana –estamos en alguna parte entre Carlisle y Gretna Green
-Como sabes –pregunto impresionada su amiga, ella solo levanto los hombros mientras se ponía de pie nuevamente –alguna sabe lo que está pasando
-No pero pretendo averiguarlo –la voz de Kara salió más firme de lo que realmente sentía –que sucedió en la carpa
-Te desmayaste –la sencilla respuesta por parte de la rubia la dejo perpleja, pero lentamente recordó la serie de imágenes en su cabeza y un zumbido fuerte la obligo a tomarse de la cabeza.
-Que sucede cariño –la preocupación de su hermana la alerto y trato de disimular pero sus ojos vidriosos por el dolor no se le escapó –vamos tranquila
-Ya estoy bien –las miro a ambas y sin demorarlo mucho salió caminando por un sendero que hallo –este camino no lo habíamos seguido
Las otras solo cruzaron miradas aunque sabían que algo le pasaba no querían presionarla y decidieron seguirla, las tres jóvenes caminaron en silencio por un largo rato, por lo poco que se podía ver del sol las tres determinaron que ya había pasado la media tarde y que pronto oscurecería, debían hallar ayuda o se las verían mal en medio del bosque sin nada para apañárselas durante la noche, sin hablar del hecho de que claramente estaba bajando la temperatura con cada kilómetro que avanzaban.
-Oigan huelen eso-de pronto pregunto alertada Prue –huele a comida
Las tres sonrieron y siguiendo su olfato llegaron al origen de aquel aroma que les hacía agua la boca. Las tres llevaban sin comer desde el mediodía y el estómago les crujía.
Las voces varoniles le llegaron a través del bosque, eran voces roncas y ásperas, parecían sonidos guturales.
-Qué idioma es ese –pregunto la pelirroja –parece bastante extraño
-Juraría que es gaélico pero más rudimentario –la voz de Kara fue casi un susurro algo que las demás imitaron era obvio que algo no andaba bien –esperen aquí… en silencio
-Como que acá –protesto Sarah –no me puedes dejar acá
-vamos las tres, no puedes hacerte la superheroína –le decía Prue cuando le tapó la boca con la mano haciendo señas a su hermana que viera al hombre corpulento cerca de ellas tratando de evitar que las notara, se agazaparon hasta que lo vieron pasar de largo.
Él era un gigante, el cabello rubio oscuro llegaba hasta pasado los hombros y de la sien le salían trenzas, llevaba una barba de varios días aunque no llegaban a ocultar un rostro demasiado atractivo y varonil. La cara de Prue era un verdadero poema, aquella pelirroja demasiado atrevida jamás había tomado a nadie en serio, el amor no era para ella pero quien la viera en este momento diría que acababa de encontrar al hombre de su vida.
En silencio Kara se deslizo a un lado de aquel gigante para asegurar de que no viese a las otras, no tenía ningún arma y no tenia de donde sacar unas asique improviso, vio una vara en el suelo y le supo útil, con cuidado la tomo mientras caminaba con sigilo tras aquel hombre.
No entendía porque se alejaba de donde provenía aquel aroma tan delicioso, llegando cerca de un riachuelo lo vio acercarse a un árbol y hacer a un lado su kilt