Capítulo 06
Después de tan incomoda charla tuve que contarle lo sucedido a Andrés ya que desconocía la situación, pero aun así decidió defenderme, dijo que nadie debería de tratarme así, que yo valía demasiado como para que un idiota viniera a decirme que era mi culpa por no acostarme con él.
A los 5 minutos habían llegado las dichosas flores y para que la situación anterior no me afectara Andrés me invito a ayudarlo a plantar los tulipanes, al parecer había escogido un color en especifico, todas ellas eran color naranja, se veían tan hermosas, también sembramos unas que todavía no florecían, esas tenia que cuidarlas mucho y que su color seria una sorpresa.
Los días pasaron rápido con Andrés como mi amigo, platicábamos mientras el hacia sus cosas de jardinería y yo en secreto lo retrataba, le daba curiosidad que dibujaba, pero me limite a decir que solo eran las flores que iba plantando, me daba miradas sospechosas, pero aun así no decía nada mas.
Yo seguía recibiendo mensajes de Sebastián, no le respondía a ninguno, todos y cada uno de esos decían lo mucho que lo sentía, que no echara por la borda 3 años de relación por un momento de confusión según él; yo no había echado nada por la borda, había sido él quien lo arruino y todo por el maldito dinero. Estaba tan harta de que todo lo que me pasaba y me afectaba era por culpa del maldito dinero, ya no podía confiar en nadie debido a eso. Aunque había en una persona que, si podía confiar y no sabia el porque, mi papá le pagaba, pero yo sentía que todo lo que hacia por mi le nacía, no por obligación ni por "sorprender" a la hija del jefe.
El jueves pasado fue el peor de mis días de la semana, estaba en la sala realizando mi tarea, hasta que me había venido todo el problema de Sebastián a mi cabeza junto con los problemas que había tenido anteriormente que me habían llevado a la depresión y de ahí casi al suicidio. No quería volver a pasarlo, pero todo se me vino encima sin previo aviso y comencé a llorar a mas no poder, todas y cada una de las escenas venían a mi cabeza, "eres una niña estúpida" "no debiste meterte conmigo idiota" "te lo mereces porque no sirves ni para eso" "no te das cuenta de que NADIE TE QUIERE AQUÍ" "deberías de morir, nadie se daría cuenta de tu falta y nos harías un favor" "es mas que obvio para lo que sirves, no das para mas" "fuiste tan idiota como para entregarte a mi, no debiste chiquita".
No podía respirar, pero no dejaba de llorar y comencé a gritar de dolor, mi pecho ardía, las voces en mi cabeza comenzaban de nuevo, quería huir, quería encerrarme en mi cuarto, pero mis piernas no reaccionaban, estaba de rodillas llorando y gritando, pidiendo ayuda, que callaran las voces en mi cabeza. Me encontraba sola, al parecer así es siempre, estoy sola y sin ayuda, nadie vendría a rescatarme porque no le importaba a nadie, no se que, hacia aquí, tan solo sabia que mi fin en esta vida era satisfacer a los demás, pero... ¿y yo? ¿Donde quedaba yo en toda esta historia? Alguien en alguna parte se había apiadado de mi y fue cuando escuché como corrían hacia mi, ese alguien sostuvo mi cara y me pedía respiráramos juntos, que todo pasaría, lo intente juro que lo intente, pero no fue posible, mi dolor, las voces ganaron, caí rendida en sus brazos y no supe de mi.
Cuando desperté estaba en mi cuarto y vi a Andrés hablando con alguien por teléfono, no pude escuchar bien que decía ya que no estaba en mis 5 sentidos.
- ¿Andrés? - él simplemente dijo algo a la persona, colgó y se acerco a mi
- Hey, ¿Cómo estas? - su tono era de preocupación, me enderece quedando sentada en la cama
- ¿Tu-tu me ayudaste? - él asintió confundido - ¡NO DEBISTE! - comencé a llorar, yo no quería que viera lo rota que estaba, era mas que seguro que se alejaría de mi y no quería eso, me sentía bien con él.
- ¿De que hablas? Claro que debí, estabas mal Alessandra, te desmayaste en el momento que llegué a ti
- Es que no debiste, no... - no podía dejar de llorar - sé que ahora creerás que estoy loca y que estoy mal, pero esto es lo que soy y... - me interrumpió como es su costumbre
- Alessandra mírame bien - me tomo del mentón, lo mire y no aparte la mirada - todos sin excepción estamos mal por algo, estamos rotos y tenemos demonios, por mas que lo queramos ocultar. Ahora que sé el como te sientes no pienso dejarte sola en esto, me quedare a tu lado el tiempo que necesites, para eso están los amigos ¿no? - me acaricio la mejilla y me dedico una sonrisa sincera y llena de ternura
- Tengo miedo, tengo miedo de que me acostumbre a ti y me dejes como lo hacen todos, siempre he estado sola y por eso tengo miedo de ti - comencé a llorar de nuevo y él simplemente me abrazo y deposito un beso en mi cabeza
- No te dejare sola nunca, estaré contigo en este proceso y no tengas miedo de mi, aunque tus padres me corran o me vaya del país, siempre estaré para ti. Te acabo de descubrir y no pienso dejarte ir así sin mas.
- Eres un buen amigo Andrés, eres mi ángel, gracias por ayudarme - me separe de él y lo mire a sus ojos avellana de nuevo - y perdón por haberte gritado pero es que no quería que vieras este lado oscuro de mi, sé que lo tengo que aceptar para poder controlarlo pero no tengo con quien sostenerme para no caer en las sombras de mi depresión, pero ahora que dices que no me dejaras sola me siento un poco mas tranquila aunque - otro suspiro mas, ya se me hizo costumbre esto - no te obligare a que estés conmigo en esto, tampoco quiero que te quedes por lastima, solo quiero a ese chico que en estos días me ha sacado sonrisas sin darme cuenta de ellas, que me da buenos momentos por los cuales me sostengo para no tirar la toalla
- Y así seguirá siendo Ale, nada cambiara entre nosotros, esto que paso no cambia nada y no es lastima ni obligación por lo que me quedo, lo hago porque me nace y quiero que mejores, sé que en algún momento sanaras y podremos reírnos de estos momentos duros como buenas enseñanzas de la vida para poder seguir adelante y no darse por vencido nunca - le sonreí y ahora fui yo la que comenzó el abrazo