Capítulo 29
Andrés se había librado de nuestros interiores para estar completamente desnudos, bajó paseando sus labios por todo mi cuerpo llegando de nuevo a mi zona intima, pero ahora sentía su aliento en ella deseando que se introduzca en mi de una vez para no sufrir, pero sé que no será así.
- Andrés – jadee
- Mi flor – me beso ahí – ¿me necesitas?
- Mas de lo que te imaginas – desliza su lengua de arriba abajo
- Yo te necesitaré más
- Ahh – gemí de placer
No paro, movió su lengua por toda mi zona, besando mi punto de nervios una y otra vez, tomando su cabello para hacer presión, pero a la vez acariciándolo, su lengua se introduce en mi mientras me mira soltando gemidos fuertes y sonriendo por su cometido. Logré llegar a mi primer orgasmo haciendo que Andrés tomara todo lo que mi cuerpo soltaba para él, después subió y me besó dándome a probar de mi dulce sabor que tanto le apasiona por recibirlo.
Me daba leves estocadas simulando embestidas que nos prendían mas y mas, así que tomo su miembro, lo paseo por la humedad que había dejado antes para no batallar e introducirse lentamente en mi entrada. Lo sentía todo, duro, marcado, largo; solté un gran gemido de placer mientras Andrés entraba y salía de mi despacio.
- Te amo Alessandra – soltó sin más
- Yo te amo más – le acaricie sus mejillas
Su frente cayo en la mía cerrando nuestros ojos mientras daba embestidas aumentando un poco la velocidad para satisfacer nuestra fricción interior. Una de sus manos tomo un pecho mío y los estrujó acariciándolo de manera salvaje pero que disfruté, yo enredaba mis piernas en sus caderas para recibir mejor sus embestidas profundas y con una mano la deslicé por su espalda rasguñando, dejando marcas hasta llegar a su trasero apretándolo para hacer mas presión entre nosotros.
- Nunca me dejes – le dije
No sé porque, pero tenia la necesidad de decírselo, de que me asegurara que no lo haría, pero no contestó solo aumento mas esas embestidas para llegar a nuestro orgasmo final al mismo tiempo.
Jadeando y cansados terminamos, Andrés se retiro de mi acostándose a mi lado llevándome a su torso abrazándome con todas sus fuerzas, como no queriendo soltarme nunca. Caímos en un sueño profundo que ni el sol del día siguiente nos pudo despertar, sino que fue mi instinto de levantarme temprano.
Cuando abrí los ojos me di cuenta de que Andrés no se encontraba en su lado de la cama, me extraño ya que él siempre ha tenido su sueño pesado, me levanté y vi en mi celular que eran las seis de la mañana, apenas salía el amanecer en esa hermosa vista. Me envolví en una sabana para cubrir mi desnudes, caminé por la suite viéndolo recostado en una tumbona – meciéndose con su pie libre, despacio – de la terraza viendo el amanecer con un gesto de concentración.
- Buenos días, amore – voltea a verme sorprendido
Me acerco a él sentándome en sus piernas, besando sus hermosos labios, desliza su nariz por mi clavícula sintiendo su respiración
- Buenos días, mi flor – me sonríe
- ¿Qué haces aquí?
- Pensando – acomoda un mechos detrás de mi oreja - ¿te desperté?
- Ya sabes que acostumbro a despertar temprano
- Cierto – soltó una leve risa
- ¿Estas bien? – lo cuestione
- De maravilla, mi flor
Recargo mi espalda en su pecho recostándonos, viendo ese fabuloso amanecer que no podía desperdiciar, así que antes de llegar a mi jardinerito había puesto mi cámara en una parte del cuarto para tomarnos una foto – dejándolo con temporizador – para agregar este momento en nuestro álbum.
- Te amo, mi flor – me besa la coronilla recargando su barbilla en esta. – nunca lo olvides
- Te amo más, Andrés
Giro mi rostro recibiendo un tierno beso de su parte bajo la brisa que nos brinda el clima asomándose por completo el sol que hace unos momentos admirábamos viéndolo salir de donde se escondía.
Después de dichoso momento, pedimos servicio a la habitación para poder desayunar. Luego de terminar nos fuimos a dar un baño para llegar cada uno a casa reluciendo de limpios y mas que satisfechos demostrando que tuvimos el mejor San Valentín de nuestra vida, aunque más adelante abra muchos donde la pasaremos igual o mejor.
2 semanas después
Mamá se encontraba conmigo en mi cuarto limpiando mi closet para según ella hacer caridad entregando lo que según yo no quería o usaba. En lo que ella hacia eso y hablaba sin parar sobre su viaje a México con mi padre, yo me dedicaba a pintar abstracto – lo bueno que ya había salido de la universidad – sin apuros ni pensamientos negativos de que lo hacia mal.
- Entonces fuimos a este restaurant donde probé unas... - se detuvo a pensar – eran circulares y tenían comida arriba de ellas... ¿Cómo se llamaban?
- ¿Sopes? – dije sin mirarla
- Exacto – sonrió – agg... sabían deliciosos, no paraba de comerlos
- Si, saben ricos – el sabor vino a mi
- Este vestido esta espantoso – señaló uno de color naranja con pequeñas perlas y que era suelto – parecer de señora, no puede haber algo así en mi casa
Lo aventó a la cama junto a lo demás que se llevaría para "caridad". Una de las chicas de servicio tocó la puerta llamando nuestra atención.
- Disculpen, buscan a la señorita Alessandra
- ¿Quién? – cuestione, limpiando mis manos
- No me dijeron sus nombres, son dos chicas
- A claro, en un momento bajo
Se retira y yo termino de limpiar mis manos dejando a mi madre en mi cuarto quitando lo que guste. Bajó las escaleras viendo a Rebecca y a Scarlett sentadas en la sala.
- Hola, chicas – las saludo
- Hola, mi reina – dice Scar
- Hola, Ale – dice Rebe
- ¿Qué hacen aquí? – las cuestione