Reina de Hielo

001

"Primer Capítulo"

"Narkissa Longán"

-Rusia -

 

 

Silencio.

 

Eso es lo único que sentí al recobrar el sentido.

 

Un suspiro salió de mis labios sin siquiera haber abierto los ojos.

Abrí mis parpados despacio adaptándome a la luz que ingresaba por la gigantesca ventana que estaba en la pared de delantera de la cama.

 

Mi habitación era la más grande que había en la mansión, sonreí al pensar que al vivir sola me había comprado una casa tan grande.

 

Mi casa posee con 3 plantas. El primer piso consistía en cocina, comedor, sala de estar, barbacoa, piscina, 2 baños (uno que da a la sala de estar y el otro en la barbacoa).

El segundo piso contenía dos oficinas (una mía y otra de mi mano derecha), una biblioteca soñada por los lectores, una sala de cine y una pista de baile.

El último piso contenía las 5 habitaciones y un pasillo para salir al balcón que ocupaba la mitad sobrante del  último piso.

 

Lleve mi mano a mi pelo para acomodarlo, mientras me sentaba en la cama, quedando al medio. Mire mis manos las cuales descansaban en las frazadas, las cuales tapaban mis piernas.

 

Otro nuevo suspiro salió de mis labios al sentir una punzada en mi cabeza, ya era común ese dolor pero seguía sin acostumbrarme.

 

— Joder —Susurre, mi voz salió más grave de lo normal, por haberme despertado hace unos minutos.

 

Deslicé las calentitas frazadas, alejándolas de mi cuerpo. Inmediatamente el frío que se caracterizaba en Rusia me alcanzo, haciéndome temblar un poco.

A pesar de que Rusia era mi país natal, y el lugar en el cual me crie sigo sin poder acostumbrarme a esos fríos que te provocaban ni poder mover los dedos.

 

Al tocar el suelo con mis pies descalzos los alcé inmediatamente, realmente sufría del frío.

Asome mi cabeza para mirar el piso, buscando mis peludas pantuflas. Fruncí el ceño igual que mi padre, al no encontrarlas por ningún lado. Quise soltar un grito de pereza al recordar que las había dejado en el baño, el cual se encontraba en el primer piso.

 

Volví a pisar el frio suelo con mis pies descalzos, y agarre el móvil de mi cama, caminando para poder salir de mi habitación.

 

Con la huella digital pude desbloquear mi celular, y fui directamente a Llamadas apretando el número 3. Automáticamente apareció que estaba llamando a Angélica.

 

Al salir de mi habitación cruce el ancho de pasillo para poder bajar por las largas y anchas escaleras que se hallaban a mitad del pasillo, justamente enfrente de la puerta de mi habitación.

 

Con el celular en mi oído empecé a bajar por los escalones uno a uno, no sé cuál de todos estaban más fríos.

Al tercer tono sentí como mi mano derecha atendía la llamada.

 

Hola —Escuche su voz ronca, seguramente la haya despertado.

 

— Necesito que hagan un maldito baño en el último piso —Empecé a hablar de una forma bastante brusca— No es posible que esta maldita casa me haya valido millones y que los únicos dos putos baños estén en el primer piso.

 

Sí, Señorita Longán —Escuche como varias cosas se caían por entremedio de la línea, seguramente se haya asustado por mi voz— Hare que inmediatamente vayan a la mansión Longán a construir un baño en la última planta, para cuando usted vuelva de su viaje a España estará pronto.

 

— Bien —Gruñí— ¿A qué hora tengo el viaje mañana?

 

Me quedaban 3 escalones… para llegar al segundo piso, ahora me tocaba seguir bajando por las otras escaleras que se encontraban enfrente de esta para lograr mi destino. Mi ceño volvió a fruncirse al ver todavía todo lo que me quedaba, estaba harta de esta casa.

 

Su vuelo está programado para las 6:30am hora rusa, su padre estará esperándonos en el aeropuerto de España. —Me informaba mientras yo iba por la mitad de los escalones— El señor Longán pide que se quede en su casa, que venda su propiedad y que viva con él.

 

Sonreí al escucharlo, mi padre era una de las razones por las cuales seguía sonriendo de vez en cuando.

 

— Avísale que sí, que mande a que lleven todas mis cosas a su casa —Escuche un sonido de afirmación de su parte y luego colgué.

 

Pise el último escalón de la maldita escalera, empezando a caminar más rápido. Pase el umbral que da a la sala, viendo los grandes sillones grises que descansaban en aquella sala, intente esquivar los sillones y la mesita ratona pero fracase.

 

— Maldita sea —Murmure en ruso, me había pegado el dedo pequeño de mi pie contra esa mesa— Serás quemada en cuanto vuelva de mi viaje.



#4286 en Joven Adulto

En el texto hay: mafia rusa, mafia italiana, cnp

Editado: 27.09.2021

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