A diferencia de lo que Kasch imagino al verla entrar, Vanya no mostró ningún interés en mirarlo, se mantenía serena y hablaba con mucha fluidez, parecía que de verdad estaba metida en su papel de líder, el que ahora se veía mal era él, quien a pesar de cuanto maldijera no podía dejar de mirarla, estúpido lazo y su atracción natural. El olor a lavanda no dejaba en paz sus fosas nasales, era una tortura estar en la misma sala con ella.
— ¿Qué piensas tú, Kasch? — Preguntó uno de los hombres, en tanto todos le prestaban atención y más la rubia, a quien parecía se le habían encendido sus azules ojos con una chispa de… De… Vaya, ni siquiera podía explicar lo que transmitía esa mirada, era tan cautivador qué reiniciaba sus circuitos desde cero.
— Mi gente está muriendo, ¿Cree que me negaría? — Preguntó obvio, ya que, aunque la hubiera estado mirando toda la reunión si qué escucho lo que todos decían.
— ¿Está de acuerdo en formar esta alianza? — No... Claro que no lo estaba, eso insinuaba personas raras en su manada y lo peor, mandar a su gente a lugares desconocidos, los líderes maniáticos, pero, era tan necesario que la idea de negarse era imposible.
— Si es, tan necesario… — La respuesta se quedaba en el aire, dejando que los demás tomarán el asunto en sus manos, aunque, en sus cabezas sabían a la perfección que, de todos, el único capaz de encontrar al culpable de las muertes era él, Kasch Baumann, él tenía todo para llegar al final de ese problema.
— Diga respuestas claras… — Dijo Vanya, llamando la atención de cada uno de los presentes, los cuales se preguntaban qué tan valiente era como para decirle algo así al rey de los leones, ya que él no era precisamente cordial y menos con quienes lo retaban — Eso no nos sirve de nada — Y cada vez se hundía más.
A Kasch le parecía una mujercita muy altanera, seguro que era mucho, pero mucho, mayor que ella y se atrevía a desafiarlo descaradamente, ese estúpido lazo si qué daba confianza y lo que más enojo le daba era saber que si León rugía de satisfacción por como esa rubia no se dejaba intimidar.
— Señorita… — Dijo él, provocando una terrible tensión en el lugar - Mi respuesta fue clara, si usted no la entendió no es mi problema — El lazo era una porquería y que lo respetarán los tontos, porque él no dejaría que nadie lo mangoneara por más que eso dejara sumamente extasiado a su animal interno.
Vanya solo se limitó a levantar ya ceja y mostrar una sonrisa fingida, mientras tanto en su interior practicante se mordía la lengua para no soltar todo el veneno qué se guardaba. Ese moreno era un problema, era un sexy problema que le daría unos buenos dolores de cabeza y esperaba lograr algo más que eso.
Volker, su mellizo supo de inmediato lo que ella se traía entre manos, ella solía ser malvada y la venganza la prefería caliente porque así se disfrutaba más, y no tardaría en hacérselo pagar al bombón frente suyo.
— Ni se te ocurra… — Advirtió el rubio — ¿Quieres que muéranos? — Preguntó Volker con pánico, a ella parecía valerle un comino su vida.
— No lo puede hacer te lo aseguro… — Lo dijo sin despegar su mirada de Kasch, provocando qué la escena pareciera la un cazador y su presa, él era presa, y Vanya solo deseaba hacerlo suyo. Él no se dejaría someter y ella no se daría por vencida, sería una larga batalla, porque, ninguno iba a ceder.
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Editado: 03.12.2023