Aún no compartía con ella ni siquiera la hora del desayuno, pero, ya le estaba causando un gran dolor de cabeza, comenzando desde que lo había retado, hasta el hecho de volverse irónica cuando descubrió que la estaba evitando de cierta manera.
Sus ojos transmitían muchas cosas, cosas que él prefería evitarse, porque todo le olía a peligro si se trataba de ella, y ya no era un chiquillo al qué le gustara correr cualquier tipo de riesgos, prefería mantenerse al margen y no caer en las tentaciones qué esa loba representaba.
La noche en especial había sido una tortura, ese olor simplemente no paraba, se metía por toda su habitación como una horrible intruso, podia cerrar las ventanas, la puerta y aún así este no desaparecía, ni siquiera el perfume hacía qué se disipara. Kasch no solía sufrir de insomnio, pero esa noche simplemente el dormir se había vuelto algo imposible, y su león interno no lo ayudaba mucho, pues en ningún minuto se pudo quedar quieto.
Las ojeras al día siguiente demostraban lo mal que había dormido, si es que lo había hecho, aunque nadie lo había notado, pues el desayuno ofrecido por el Alfa había robado toda la atención de los invitados. Aunque, la rubia si lo había notado, con una miradita rápida pudo ver y deducir la mala noche que había tenido aquel guapo hombre, seguro que había sufrido, se reía internamente por ese hecho, no obstante, a ella le había sucedido lo mismo, solo que Vanya lo había ocultado con una buena capa del mejor maquillaje qué había empacado, así que era casi imperceptible su desvelo.
— ¿Qué tal durmieron?— Preguntó ella con una luminosa sonrisa. Para Kasch, aquella pregunta era una clara señal de que se estaba burlando de él, puesto que todos habían alegado su magnífica noche en la manada.
— ¿Y usted, Alfa? — Preguntó ahora a él, en tanto levantaba una ceja con ironía, esperando pacientemente una respuesta.
— Una persona con trabajo y responsabilidades, no tiene tanto tiempo para dormir, señorita… — Él tenía el suficiente veneno en los labios como para competir con ella y retarla, eso le encantaba.
— Lo entiendo… - Respondió ella con el mismo tono — Todos aquí lo entendemos — Era claro que esos dos estaban comenzando una pequeña guerra, y la tensión se había hecho presente, dejándolos con la duda, de si, salir, o quedarse e ignorarlos.
— Qué deliciosa comida… — Volker era el único que no había dudado en romper ese horrible silencio, lo cual todos los demás lo agradecieron.
— Si, prueben todo lo que gusten… — Dijo Kasch, cuando por la interrupción de Volker su duelo de miradas con Vanya se había roto.
El tiempo posterior a esto, el desayuno fue más ameno, logrando olvidar la tensión qué entre ellos existía y que incomodaba a los presentes, qué entre ellos solo Volker sabía lo que sucedía y no comprendía su forma tan ridícula de comportarse.
Pero, tal y como ya había escuchado en sus recurrentes viajes a México, esos dos tenían un "amor apache", algo que a ellos les quedaba ridículo, pues ambos tenían la suficiente edad, cargo y madurez como para andar con esas cosas, aunque, al final ¿quién era él para juzgar?, total, el que esté libre de pecado, qué lance la primera piedra… ¿No?...
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Editado: 03.12.2023