Increíblemente y a pesar de las inmensas ganas de Kasch por destrozar al castaño estaba con vida, no, él no había tenido piedad, simplemente la muerte no era la mejor forma de pagar por lo que había intentado hacer. La muerte de Raban y Jelena no era una de las cosas por las que él debía pagar, era por el hecho de sembrar el miedo y llevar hasta su gente un sin fin de ataques, aquellos dos a pesar de sus muertes tan trágicas ya no eran parte de las personas a quien Kasch estimaba, ellos se habían buscado cada una de las cosas que les habían pasado.
— Ahora simplemente me matarás — No era una pregunta, era una afirmación, el castaño había sido lo suficientemente herido como para ya no volverse a mover, había quedado totalmente desprotegido porque ya no había nada ni nadie que lo ayudará.
— Ya todos sus ayudantes han sido detenidos, no queda ninguno — Aseguró Niklas, quien desde la lejanía donde él también peleaba había podido ver cada una de las cosas que habían sucedido.
— Llévate a este con ellos... — El destino de todos serían las celdas que había bajo la mansión del Alfa, esas que estaban llenas de mugre y alimañas, de donde no saldrían a menos que Kasch decidiera que iba a hacer con ellos.
— Mátame, no lo pienses, ¡¡HAZLO!! — Grito el castaño mientras era llevado por el mismo Niklas hasta aquel terrible lugar, en tanto Kasch solo se limitaba a mirarlo, sin sentir ni un ápice de pena por él.
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Volker decidió ayudar a llevar a todos los cazadores hasta las celdas, dejando a Vanya sola, quien veía como Kasch se encontraba en las nubes, estaba agitado y parecía bastante desconcertado. Tal vez no había sido la masacre esperara, pero si había sido un enfrentamiento lleno de sorpresas, lleno de traiciones, tales como las que Kasch había vivido hacía años. Todo había sido tan rápido que sus planes se habían precipitado, o, mejor dicho, ellos habían sido quienes sin importar las consecuencias se habían dejado llevar, sin ver todo lo que provocarían con ello, sin pensar si tendrían alguna recompensa, dejaron que su mente maquinará todo, pero su lógica había salido sobrando, aquello les había costado muy caro.
Vanya se acercó a Kasch con la idea de sacarlo de aquel transe, y su sola presencia había sido había sido suficiente para calmar la acelerada mente del moreno. En cuanto la vio no se pudo resistir y la abrazo, como si de alguna manera se pudiese ir de sus manos, ya que todos los recuerdos de lo dicho por el castaño habían regresado hasta su mente, llenándolo de ese miedo que había recorrido todo su cuerpo en segundos.
— ¿Estas bien? — Preguntó Kasch soltándola y tomándola de los hombros para inspeccionar todo su cuerpo mientras buscaba algún indicio de heridas — Jelena, ¿te hizo algo? — Siguió preguntando alterado y con una voz de súplica al querer obtener una respuesta positiva y satisfactoria.
— Si — Dijo ella con seguridad, antes de volver a ser abrazada por el moreno, quien ya respiraba con más normalidad — ¿Tú estás bien? — Quizás habían dejado de ser amigos desde el momento en que Raban lo había traicionado, o mejor dicho un ca habían sido amigos, pero, por el tiempo que los dos hombres habían convivido Vanya sentir que para Kasch no había sido tan fácil verlo caer al suelo con una profunda herida en el pecho.
— Si, creo que, era algo de esperarse — Nada bueno quedaba de aliarse con seres tan traicioneros como ellos, como los cazadores, era algo que al final pasaría y ambos solo habían acelerado su final.
— Supongo que ahora decidirás que hacer con ellos, pero ¿los matarás? — Ciertamente ni el mismo Kasch sabía que pasaría ahora, estaba aturdido y con bastante confusión, la rapidez con la que todo había pasado aun lo tenía atónito.
— No lo sé, no quiero pensar en eso ahora — Y mientras lo decía nuevamente la abrazó contra él con fuerza y con sumo cariño.
Todos los guardias y guerreros se quedaron a cargo de limpiar todo el lugar, así como de inspeccionar toda la manada, claro, bajo la atenta guía de los dos Alfas, quienes tampoco se alejaron de allí hasta no terminar o que otros habían provocado.
Después de limpiar cada lugar en todo el territorio, lo primero que hizo Vanya había sido llamar a su hermana, se había tardado y parecía como que no le había importado, pero no era así, claro que había deseado llamarla desde antes, moría por hacerlo, pero necesitaba ayudar en el lugar, confiaba en su hermana y sabía que no era tan fácil lastimarla a pesar de todo lo que dijeran los demás. Después de haberle dicho a Kasch sobre Jelena y su hermana en no dudo en aconsejarle que la llamará.
— No esperes más, es tu familia, llámala, yo haré lo mismo con mi hermano — Dijo Kasch seguro, llevándola hasta la mansión para que desde ese teléfono le llamará, ya que con las prisas había olvidado el suyo, él hizo lo mismo, pero desde el móvil de Niklas, el cual junto a Volker ya había terminado todo el trabajo.
Había sonado una, dos, tres veces, hasta que al fin había contestado, con una voz cansada, llena de sueño.
— Diga... — Se escucho que decían del otro lado y sin duda era Talya, pero no la de siempre, esta se escuchaba agotada.
— Talya... — Dijo ella, en tato escuchaba claramente el suspiro de alivio de su hermana menor quien con gran rapidez había preguntado por ella y su seguridad.
— ¿Estas bien? — Preguntó la chica a través del teléfono con desesperación, querido asegurar que o que aquella mujer le había dicho no iba a poder cumplirlo.
— Yo estoy bien, pero, eso debería preguntártelo yo, ¿estas bien? — Estaba temblando, llevaba tanto tiempo alejada de Talya que la idea de que Jelena la hubiese podido lastimar era impensable y devastadora.
— Vanya, somos Novikov, no será tan fácil terminar con nosotros, además tuve ayuda... — Aseguró entusiasmo —Estaré bien... — Aquello había aliviado a Vanya como nunca, y una pequeña sonrisa se asomó en sus labios.
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Editado: 03.12.2023