Reinicio Fallido

Capítulo 7 | Confusos sentimientos.

Lunes 8 de Octubre del 2018— 15:43.

Frente a la televisión se encontraba cierta persona, sus ojos estaban fijos en la novela mientras que intentaba esclarecer la razón por la cual veía ese programa. Ese mismo chico había muerto en los brazos de Dylan tras la explosión ocurrida en la repetición pasada. No solo él, también María y varias personas más. No era un juego. Lo que vivía Dylan era la peor pesadilla que jamás tuvo, algo que parecía fácil, pero que al final, no solo era eso, debía de hacer las acciones que lo conllevarían al final que quiso.

—Soy un héroe —proclamó Mateo mientras sonreía de manera tierna.

Dejando de lado el『Reloj del tiempo』que tenía en su mano y colocando la mochila que llevaba puesta en su espalda en el suelo, se acercó de manera cautelosa a Mateo, con un solo propósito, uno que tenía guardado desde hace tiempo. Y, sin aviso alguno, abrazó a Mateo por la espalda de la silla. Al principio dudó de lo que haría Mateo, pero cuando lo hizo, ya no le importó nada.

—¡¿D-Dylan?! ¿Qué pasa contigo?

Gritando de sorpresa, Mateo se sonrojó por completo mientras su corazón latía fuertemente, como hermano que era, sabía que ese abrazo expresaba algo.

—Nada inusual, solo quería hacerlo.

—B-bueno, es un poco raro...

—Tienes toda la razón, disculpa, hice algo inusual de la nada.

—Sí, eres bastante raro...pero ¿pasó algo en el colegio? Digo.

—No, de verdad que no sucedió nada, iré al cuarto, tengo sueño.

Mateo asintiendo, miró extrañado a Dylan, pocas veces él hacía ese tipo de acciones; por no decir nunca. Con esa duda en su cabeza, Mateo solo pudo suspirar y seguir mirando la novela que ya estaba a punto de terminar. Mientras tanto, Dylan solo se tiró en su cama, una sonrisa se dibujaba de la nada en ella, a pesar de que sea raro, al final funcionó.

—Blacker tenía razón...ahora puedo volver a la fecha que quisiera.

Era verdad, si no fuera porque Blacker hablara, en ese instante lo más probable era que Dylan muriera sin más por la depresión que lo estaba arrinconando. Sin embargo, eso mismo era malo en sí para él, solo llorar y derrumbarse porque las cosas no iban como quería no era la solución que deseaba.

Llorar, gritar, maldecir... ¿acaso eso es en lo que termina todo esto?

Era más que claro su respuesta, recordando que justamente en la repetición pasada habló como si fueran amigos de la infancia con María y Mateo, la felicidad lo emocionó bastante. Aclarando su cabeza, miró fijamente el techo.

¡Venceré este maldito bucle!

Con una determinación que se notaba en sus ojos, poco a poco cayó en el sueño.

Lunes 8 de Octubre del 2018— 16:40.

Una sensación de paz pasó por su cabeza, sentía como todo estaba como debía de ser, ir al colegio, hablar con sus amigos, hablar con cierta chica y luego volver a casa. Su vida cotidiana era prácticamente esa. Pero, en medio de ese sentir nostálgico, pudo percibir como todo era una fantasía, cada parte de ese sueño se destruía por completo, en medio de sus amigos aparecía un par de sujetos que nublaban la luz que todos emanaban y desaparecían sin más. No podía hablar, tampoco caminar o correr. No podía hacer nada. Luego de unos pocos segundos, solo quedaban ese par y Dylan. Eran ellos, Blacker y la persona que asesinó a María en los bucles pasados. Como si no fuera suficiente ahora también lo torturaban en sus sueños, no había posibilidad de escapar de ellos a menos que Dylan pudiera cambiar el destino de María.

—¡Guh...!

El miedo que sentía poco a poco se empezaba a disipar, la respiración agitada que realizaba también se tranquilizaba y las pequeñas lagrimas que caían de sus ojos desaparecieron. Con el mismo objetivo que antes, pero con una nueva resolución, Dylan se percató que se había quedado dormido, sin saber la hora en la que se despertó.

—¡¿Qué hora es?! ¡Maldición!

Sacudiendo su cama, se percató que toda su habitación estaba limpia, algo que no sucedió en los bucles pasados, con curiosidad respecto a ello, salió a la sala y la misma sorpresa, todo estaba perfectamente pulcro, el olor era dulce y esta vez el televisor esta apagado. Fue allí cuando vio en la mesa su celular, el cual lo agarró y prendió.

—Son las 16:41, eso significa que falta poco para que el asesino la mate, aún hay tiempo.

Sin embargo, antes que él partiera se percató de algo que lo hizo temblar.

¿Dónde está Mateo...? Él debería estar durmiendo en nuestro cuarto.

Volviendo rápido a su cuarto, buscó debajo de las camas, en el armario, entre las sabanas y nada, no estaba Mateo. Desesperado por el poco tiempo que le quedaba decidió gritar su nombre en cada pasillo que bajaba mientras iba tras María.

—¡¡Mateo, ve a la sala!!

Una vez llegado al primer piso, salió de su casa mientras revisaba cada parte del lugar en busca de su hermano, fue entonces que vio a un chico que se acercaba con una bolsa en su mano y con la otra estaba saludándolo.

—¿Dónde estabas Mateo? —reclamó Dylan, exasperado y sin aire en los pulmones.

—Fui a la vuelta, compré cosas para cenar, mamá nos dijo, ¿pasó algo?

Al terminar de mencionar ello, Dylan suspiró tranquilo; aún no había pasado nada extraño. Para cuando se dio cuenta, volteó su cuerpo y miró la casa de María, en el segundo piso pudo divisar como una sombra pasaba por las cortinas de una de las ventanas, con miedo y angustia, corrió y tocó ansioso el timbre. Luego de unos segundos apareció María, pero a diferencia de los otros bucles, tenía un rostro sorpresivo, para luego sonrojarse hasta no más poder. Era mas que notable su vergüenza, tras unos segundos, pudo reaccionar.

—¡¿D-Dylan?! ¿Mateo?

Inmediatamente luego de decir ello, Dylan volteó su cara y se percató que Mateo no había subido, sino que se quedó al costado de Dylan, sin opción de botarlo, miró la bolsa que traía Mateo y con ello en mente, ideó un plan.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.